Capítulo 20
Jared está volando. Su cuerpo es tan ingrávido como una hoja en una suave brisa. Está volando. No hay paisaje debajo de él ni cielo arriba, sólo rodeado de una cálida sensación de paz y satisfacción. Las palabras que habían sido pronunciadas la noche anterior, mientras los dos yacían juntos antes de dormir, reclamando sus mentes y cuerpos, se reproducen una y otra vez en la cabeza de Jared.
—Estoy enamorado de ti, lo sabes —susurra Jared, sus ojos parpadeando y quedando atrapado en los estanques verdes de los ojos de Jensen.
Un dedo roza el comienzo de la barba en la mejilla de Jared, su barbilla. —Lo sé, baby, yo siento lo mismo.
Jensen sonríe ante la sonrisa tonta y gloriosamente feliz que se extiende por la cara de Jared. —Venga, Jared, lo sabías.
—Pensé que quizás..., lo esperaba. Saberlo es mejor. —Y se inclinó, cerró el espacio entre ellos y puso sus labios en la boca perfecta de Jensen.
Pero había sido Jensen quien había tomado el control del beso. Su lengua la que había buscado entrar en la boca de Jared, sus manos las que habían sostenido la cara de Jared, y su cuerpo el que los había girado hasta que Jared quedó atrapado debajo de él, empujado sin resistencia a la suavidad del colchón.
Justo antes de quedarse dormido, Jared había pensado en lo buena que era su vida, en lo bien que le iba con Jensen, en lo feliz que era. Cuando la sensación de que olvidaba algo importante se agitó en la boca de su estómago, la ansiedad fue fácil de descartar. No iba a dejar que los estúpidos dichos sobre cosas que son demasiado buenas para ser verdad arruinaran lo que tenía con Jensen.
Como suelen hacer los sueños, los de Jared también cambian. Ya no está volando en paz, ahora está cayendo en caída libre, con su cuerpo pesado y agitándose. Como si el momento de ingravidez después del salto hubiera pasado y la gravedad estuviera recuperando lo que consideraba legítimamente suyo.
Cuando el impacto llega, su culo golpea el suelo en la cocina sucia de su padre. El olor de la cerveza añeja y la leche agria llenan sus sentidos. Puede oír gritos, juramentos y el sonido de cosas rompiéndose en algún lugar cercano. Sabe que no es real, que ya no es un adolescente aterrorizado que vive con miedo a su padre borracho. Pero no puede moverse, está paralizado, respira con jadeos desesperados.
Se despierta con un sobresalto, y se queda muy quieto durante mucho tiempo, mirando al techo, hasta que su corazón finalmente deja de martillear. Mientras sus sentidos se despejan, mira hacia Jensen. Sigue dormido, gracias a los dioses, respirando profunda y regularmente. Al menos no se había despertado con un grito, perturbando al otro hombre.
Aprovecha la oportunidad para estudiar el rostro dormido de Jensen. Sus rasgos son visibles bajo la escasa luz de la luna que se filtra en la habitación, a través de las finas cortinas que cubren las tres grandes ventanas. El brillo proveniente de la luna hace que Jensen parezca hermoso, de otro mundo; Jared cree que podría ver a su Dom dormir durante horas, registrando cada suspiro soñoliento y cada movimiento REM de sus párpados cerrados.
La habitación está tan oscura como cuando, tempranamente esa noche, Jensen lo había llevado, de la mano, a la cama. Estaba demasiado cautivado por su Dom, demasiado soñoliento y saciado de orgasmos para preguntarse por qué Jensen no había encendido una luz cuando entraron. Demasiado preocupado y consumido por la proximidad de Jensen en su propia cama como para fijarse en la habitación que le rodeaba. Ahora puede ver que el espacio es grande, en forma de L con otras dos puertas además de por la que entraron. Las paredes exteriores, como en el resto del apartamento, son de ladrillo visto rojo, las paredes internas de yeso pintado, pálido y liso.
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The Scarlet
FanficJared entra en el Scarlet, el principal club fetichista de Estados Unidos, sin tener idea de lo que realmente espera conseguir, tan solo con la seguridad de que tiene un tipo de necesidad que ya no puede seguir ignorando. Cuando conoce al deslumbran...