Novela interactiva donde el lector toma decisiones y escoge qué ocurre en la historia.
¿Qué estás dispuesto a sacrificar para sobrevivir a esta terrorífica aventura? Tal vez seas uno de los que salga con vida de Party Island pero, ¿a qué precio?
🔪...
El ambiente se va caldeando y lo que en un primer momento es un inocente tonteo acaba convirtiéndose en algo más pasional. Las palabras dejan pronto de tener sentido y los besos, ardientes, se suceden uno tras otro en una danza de lenguas que bailan a un mismo compás. Quieres fundirte con su cuerpo, y su respiración, agitada, te confirma que es algo recíproco.
Bajo la única iluminación de la luna te toma de la mano y te arrastra, con pasos desequilibrados, hasta su cabaña. Ríes con nerviosismo cuando cierra la puerta y se abalanza sobre ti, continuando con aquella aventura fruto del alcohol y del desenfreno que duraría toda la noche.
A la mañana siguiente te despiertas con los gritos de uno de tus amigos, que te hacen salir de la cama e ir corriendo a ver de qué se trata.
—Nos hemos quedado sin comida.
Te llevas las manos a la cabeza, asustado, pero intentas no hacer un drama de aquello. Aún quedan tres días por delante hasta que el avión vaya a recogerte y ya tienes hambre, pero no crees que vayas a morir por estar tres días sin ingerir nada. Como máximo perderás unos kilos y estarás de mal humor, pero no debería de pasar nada más.
Todos se levantaron hambrientos, con resaca por la fiesta de anoche, y después de cinco horas sin comer la tensión empezaba a notarse en el ambiente.
—Vamos a morir de hambre —Se lamenta Stacy, tomando su quinto vaso de agua en lo que va de hora en un intento por mantener lleno el estómago.
—Nadie va a morir aquí, Stacy, ¡así que deja ya de ser tan dramática, joder! —Stephan estaba fuera de sus casillas. Era el que peor llevaba estar sin comer y nunca había sido muy dado a soportar las impertinencias de la joven.
Las riñas fueron a más en las siguientes horas. Los insultos eran cada vez más fuertes e incluso dos de tus amigos llegaron a pegarse. La situación era complicada y todos estaban al límite; si no encontraban pronto una solución acabarían enloqueciendo.
¡Enhorabuena! Has sobrevivido a la tercera noche.
Sin embargo, estás tan hambriento que te sientes fatigado, débil y sin fuerzas. Tu salud se resiente.
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Con el cuarto amanecer te das cuenta de algo. La isla es capaz de sacar lo peor de cada uno de ustedes, una faceta que nunca habían dejado relucir y que ni siquiera sabían que tenían. El hambre se ha vuelto insoportable e insostenible y cada uno lo expresaba de una manera diferente. Unos lloraban, otros gritaban, y los más violentos amenazaban o incluso pegaban, pero ninguno se mantenía impasible.
—Jasper, ya te he aguantado lo suficiente —Le advierte Stephan antes de ir a por él y darle un potente empujón.
Jasper pierde el equilibrio y cae hacia atrás, con tan mala suerte de que se golpea contra una piedra afilada que le abre la cabeza y comienza a sangrar. Todos corren hacia él, preocupados, y lo zarandean intentando que recupere la consciencia, pero ya es demasiado tarde. Jasper ha muerto.
—¡Lo has matado! —Le acusa Isabella, aún con el cuerpo caliente de su amigo entre los brazos.
—¡No es cierto! ¡Ha sido un accidente! —Se excusa Stephan, quien se ve realmente afectado por lo que acaba de suceder.
Todo se vuelve caótico. El hambre ya no es lo único que ha abierto una brecha en el grupo.
—¿Qué hacemos con su cuerpo? —pregunta Stacy, compungida.
Te quedas en silencio un buen rato, y llegado el momento, intervienes:
a) Les dices que deben enterrar el cadáver (ve al capítulo 67).
b) Les das la idea de cocinarlo y comerlo (ve al capítulo 66).
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