Capítulo 76.

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No le comentas a nadie lo que has visto y devoras la carne con ansiedad, agradeciendo que aquella sustancia desagradable no sea apreciable al paladar. Repites, vuelves a pinchar dos, tres, cuatro pedazos más y lo engulles hasta que sientes que el estómago te va a reventar.

Estás tan lleno de comida que eres incapaz de hacer ninguna actividad, total, no tenían nada planeado sino esperar a que al día siguiente llegase el rescate. Te despides de tus amigos y vas a tu cabaña, aletargado, y te acuestas en la cama sin ánimos para nada. Los párpados te pesan, te invade un sueño que no es normal, pero contra el que no puedes luchar por mucho que lo intentes. Tratas de llamar a tus amigos, pero la lengua no te obedece. Tu cuerpo se paraliza, primero las extremidades, después el tronco y por último la cabeza. Haces un amago por mover los labios, pero no consigues nada. Tu pecho, agitado, va disminuyendo el ritmo con el que sube y baja y tus pulmones se niegan a recibir más oxígeno. Todo tu cuerpo está bajo los efectos de un potente tóxico paralizante que acaba en un fallo cardiorrespiratorio.

Lo siento, ¡has muerto!

Vuelve al capítulo 72 y reconsidera tu decisión o bien comienza de nuevo y toma otro camino.


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Un cumpleaños de muerte [INTERACTIVA] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora