CAP 18: Tormenta

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POV ASTRID

El río del que hablaba el castaño no estaba muy lejos. Al llegar allí pidió a los dragones que cazasen algunos peces mientras me explicaba que era algo que acostumbraban a hacer. Al principio sus dragones (en especial Desdentao, que por lo que me iban explicando y lo que yo observaba, parecía un gato enorme) les ofrecían la mitad de pescados de los cuales ellos ya se habían comido la parte restante, lo que era aparentemente una muestra de confianza. Poco a poco, consiguieron que los cazasen con sus garras para no tener que digerirlos con saliva de dragón. Si soy sincera tengo que decir que me hizo bastante gracia ya que me lo imaginé con todo lujo de detalles, como si lo estuviese viendo en persona o en una película, pero eso no quitó que me resultase muy interesante esa costumbre de los dragones.

La comida pasó bastante tranquila, sin que ningún tema crucial surgiese en la conversación. Hubo un único momento a destacar y fue cuando Hipo me informó de que no podía volver a la Colonia montada en el Nadder ya que no confiaba en nosotras para ser responsables, algo que yo creía completamente absurdo e innecesario de hacer pues no era como si tuviese control sobre mí y me pudiera decir qué hacer y qué no, pero lo peor de todo: tuvo el control y lo hizo, me dijo que no hacer y por mucho que lo intenté no le hice cambiar de opinión y me tocó aceptar, porque mi nueva compañera aún hacía más caso al propio Hipo y sobre todo a otro dragón como Desdentao, que a mí. Desde ese momento hasta aterrizar de nuevo en el viejo cuartel, me mostré cortante con el ojiverde. No me malentendáis, no era un berrinche de niña pequeña o mimada porque yo no era eso ni mucho menos, pero tenía muy claro que quería mostrar a Hipo lo poco que me agradaba que se creyese con el poder de controlar lo que yo hiciese.

-¿Entonces hasta aquí el entrenamiento?¿Ya no voy a ser jinete de dragón? - le pregunté antes de irme a mi apartamento.

-Ni mucho menos. Mañana volveremos al campamento y empezaremos más a fondo, pero sabes perfectamente porque he hecho eso a la vuelta. Analiza en profundidad tus actos y si eres capaz de ver qué ha pasado y rectificas, me alegraré bastante. Para que veas que no hago nada sin motivo o para retroceder, toma - me lanzó un auricular como el de el día de la misión - cualquier cosa, avisa, están activados. Buenas noches - y sin dar tiempo a más, se metió en el edificio. Podría haberle seguido un momento para pedirle que fuese específico, pero por lo que conocía de él hasta ahora, suponía que había medido las palabras a la perfección, sin decir más, ni menos de lo que quería decir, por lo que decidí que no valía la pena insistir y me marché de allí.

Durante la noche, antes de ser capaz de dormirme, pensé en las palabras de Hipo, y en cierta medida me dolía reconocer que tenía razón, yo era una completa inexperta con los dragones si me comparaba con él, por lo que acelerar tanto en mi primer vuelo y no escucharle, si bien no había resultado en nada malo, seguía siendo un comportamiento incorrecto. Al asimilar eso, supuse que le debía una disculpa la cual iba a darle ya que siempre hay que saber rectificar y reconocer los fallos.

-Buenos días - dijo Hipo al abrirme la puerta del cuartel cuando llegué.

-Perdón por mi actitud de ayer, me he dado cuenta de lo que hice y sé que no estuve acertada - dije sin devolverle siquiera el saludo.

-Eso es ir al grano ehh. Está bien, lo único que quería es que lo analizases, ni siquiera era necesaria una disculpa. Entre nosotros, yo también hacía muchas locuras con Desdentao cuando aún no lo controlaba del todo, entiendo cómo te sentiste ayer - me confesó con una sonrisa y un semblante tranquilo.

-Gracias por todo, siento que no os he demostrado a todos lo agradecida que estoy porque me dejéis formar parte de esto, realmente me emociona.

-Sé que has trabajado lo suficiente en tu vida como para que ese esfuerzo sea devuelto con una recompensa y estoy seguro que aquí no te han dado ni darán nada más que tu rango, y lo hicieron porque no tenían otra opción más que dártelo.

-Precisamente por eso, ya no esperaba conseguir nada más hiciese lo que hiciese, es bastante frustrante trabajar duro por y para algo con lo que no vas a conseguir nada más - me encogí de hombros, porque podía parecer un tanto simple, pero era cierto que había perdido bastante motivación, la única que me quedaba era trabajar por la satisfacción de que saber que haces todo lo que está en tu mano, ya que eso no me lo podía quitar nadie.

-Bueno, menos es nada. Por cierto, ¿has decidido algún nombre para tu compañera?

-Sí, Tormenta, me parece adecuado para ella - dije sin intención de explicar la verdadera razón para el nombre o al menos otra razón (ya que la que había dicho era cierta), porque veía venir la pregunta de Hipo. Su reacción fue entrecerrar los ojos, fruncir un poco el ceño y asentir para después hablar.

-Sí que es un buen nombre, y desde luego me va a atormentar junto con su jinete - mi respuesta fue una claramente fingida indignación y un pequeño ¡ey! - Era broma... Bueno, no, es cierto, lo que quería decir es que no lo decía a malas, aunque sé que si me daréis algún que otro dolor de cabeza. Pero basta de charlas, vámonos a entrenar.

Y eso hicimos. Encima del campamento que aún mantenían montado en el norte, empecé mis entrenamientos con Tormenta. Estos eran prácticamente iguales a los que había realizado la semana anterior, haciendo vuelos de prueba de agilidad, de velocidad (aunque siempre con las un tanto exageradas precauciones del castaño) y en algunas ocasiones se unían Heather y los gemelos, todo con la obvia diferencia de que ya no acompañaba a Hipo en Desdentao. La semana siguiente, al ser capaz de manejar mejor a Tormenta, y con una silla de montar que había creado el ojiverde para mí, empezamos con esas formaciones que les habían resultado irrealizables con tan solo tres dragones montados.

Mientras todo esto ocurría, yo iba ganando confianza con todos ellos, pero principalmente con Hipo, con el cual pasaba más tiempo y aprovechamos para hablar de distintas cosas, entre las que se encontraban nuestras propias vidas. Él me contaba algunas anécdotas vividas con sus compañeros y yo le contaba otras (mucho menos interesantes) de mi vida en la Colonia. Me sentía muy cómoda con él, algo que no me ocurría con casi nadie, y de seguir así era consciente de que pronto sería capaz de contarle todos mis pensamientos incluyendo lo que me llevaba preocupando desde hacía años, que no había contado ni a mi padre, porque por lo que conocía del pasado de Hipo, podía ver nuestro parecido y podría ser la ayuda que yo necesitaba para algunos de mis problemas.

Lo único que esperaba era no darme cuenta de mi error después de hacerlo, porque esos problemas hasta el momento eran secretos porque tenían la capacidad de destruirme por completo, de derrumbar lo que había construido durante toda mi vida.

Todo esto lo pensaba en mi cama antes de dormirme (sí, era mi lugar favorito para pensar con tranquilidad), pero me desconcentró un sonido fuera del dormitorio.

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Holaa, sé que no es un capítulo muy largo, pero espero que hayáis disfrutado de esta pequeña sorpresa antes del capítulo de este fin de semana.

¿Qué os parece la historia por ahora? Me encantaría leer vuestras opiniones. Si os está gustando, podéis dar un pequeño voto que me alegra el día.

Aquí se despide un servidor.

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