CAP 19: Empieza el juego

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POV HIPO

Era muy sospechoso. El primer día de entrenamientos le dijimos a Astrid la hora a la que empezaríamos, y todos y cada uno de los días había llegado unos minutos antes, por lo que cuando no llegó me extrañó un poco. Sentimiento que iba incrementando con el paso del tiempo y los intentos de contactar con ella. Un rato después de la hora acordada, intentamos comunicarnos con ella a través del auricular pero no respondió. Al principio, en un intento de quitarle hierro al asunto, Heather buscaba cualquier posible motivo para explicar por qué no conseguíamos hablar con Astrid (como la posibilidad de que no llevase puesto el auricular, lo cual tenía sentido) pero era en vano para mí, la conocía lo suficiente para saber que todas esas cosas no podían ser coincidencia. Nos acercamos al lugar dónde habíamos ido los primeros días a verlos entrenar y como esperaba, el "equipo" de Astrid estaba entrenando normal, era obvio que no pararían su rutina hasta que Astrid volviese del castigo. Llamé la atención de Patapez y le pedí que se acercase a nosotros.

-Hola chicos. ¿Qué tal? Me contó Astrid lo de vuestros entrenamientos, ¿sabéis cuándo podré unirme? - nos preguntó cuando llegó a nuestro lado.

-Tranquilo, será dentro de poco, simplemente queríamos que fuese ella primero para que cuando empezásemos con más gente, ella conocería la experiencia y os conoce a todos vosotros. Pero no estamos aquí por eso - le comenté.

-Si claro, perdonad.

-No hace falta, entendemos tu entusiasmo - le restó importancia Heather.

-Venimos porque habíamos quedado con Astrid para el entrenamiento y no ha aparecido, ¿sabes dónde puede estar? - hablé ahora yo.

-No, desde que la sancionaron no la veo por las mañanas, nosotros empezamos muy temprano a entrenar así que no coincidimos para desayunar juntos como solemos hacer.

-¿Y no sabes ningún otro sitio en el que pueda estar? - insistió Heather.

-No. Es decir, si va a otros sitios, pero si os dijo que iba a ir, no mentiría, debe haber pasado algún imprevisto. Siento no poder ayudaros más.

-De acuerdo, no pasa nada, gracias de todas formas. Por cierto, esto no se lo comentes a nadie, no hay necesidad de preocupar a nadie. Ya sabes, además hay mucho cotilla, ¿verdad? - le dije esperando que supiese que me refería a los infiltrados, esto me empezaba a preocupar y no necesitábamos que nadie se enterase.

-Por supuesto, contad con ello.

-Perfecto. oye, ¿dónde vive Astrid?

-En el quinto piso del cuartel, apartamento número 9

-Genial, gracias de nuevo - nos despedimos y salimos de ahí. Pensando en el próximo paso consideré la posibilidad de hablar con David, pero quedó rápidamente descartada, eso sólo sería una pérdida de tiempo segura y podía traer consecuencias negativas, por tanto el próximo movimiento era ir a su apartamento.

Al llegar llamamos a la puerta, todo ahí parecía normal a excepción de que no recibimos respuesta de parte de nadie. Después de un rato intentándolo, desistimos y volvimos a nuestro cuartel, teníamos que analizar todo con tranquilidad y detalladamente para saber qué hacer para contactar con ella. Sin embargo, no necesitamos mucho cuando de repente la escuchamos a través de nuestros auriculares.

-¿Hipo? - se la oía la voz un tanto débil, desorientada.

-¡Astrid!¿Dónde narices estás? - la pregunté rápidamente.

-No lo sé. Acabo de despertarme, anoche me secuestraron, oí algo en mi casa y antes de que entrasen a mi habitación y me dejasen inconsciente entre varios, solo fui capaz de ponerme el auricular.

La CatástrofeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora