Prólogo

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Quizá su nombre no interese a nadie ya que sólo se trata de una simple campesina

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Quizá su nombre no interese a nadie ya que sólo se trata de una simple campesina. Su nombre es Martha, y es la hermana perdida de Merlin, el mago más poderosos que haya existido jamás. Ella era de cabello castaño claro, piel blanca, ojos azules muy profundos como el océano, tenía una contextura delgada y además alta.

Ella nació en Ealdor igual que Emrys, pero se fue antes de que Merlin naciera ya que su padre, Balinor, era perseguido por guardias de Camelot, por haber escapado de las mazmorras del castillo. Ella se encaminó junto a él ya que no querían separarse y decidieron vivir en una cueva para refugiarse de las tropas que vinieron en su busca.

Mientras tanto Hunith, su madre, daba luz a Merlin, quién nacía con un don.... el don de la magia. Lo heredó de su padre. Aunque Merlin no fue el único que heredó la magia, Martha también tenía magia y podía conjurar hechizos e encantamientos, era al igual que Merlin un mago.

Con el paso de los años Martha fue creciendo y cuando cumplió los 28 años decidió hacerse una promesa. Poder viajar a Camelot y trabajar en la casa real. Era un deseo para ella.

Fue duro despedirse de su padre pero no tenían opción, ¿pues cómo iba a vivir una muchacha de 28 años allí? No era su sitio ideal, quería ir y salir de aquella cueva, ser libre y poder usar la magia libremente.

Aunque cuando pensó en hacer magia recordó lo que dijo su padre. "La magia no es algo que aprecien los demás. Para algunos es un don, para otros es un poder y para otros es un error. Debes ocultar siempre tus poderes a todos. Ya que si se enteran de que eres hechicera te colgarán y morirás". Al recordar aquellas palabras, Martha comenzó a desanimarse. Pues algo hermoso se le ocurrió, visitar a su madre, ya que delante de sus ojos se encontraba Ealdor.

Ella tocó a la puerta y entró. Estaba su madre tendiendo la ropa y al verla se impresionó y le abrazó fuertemente. No se esperaba aquella visita.

—Hija mía ¡Que mayor estás! Te he extrañado tanto... —dijo Hunith casi llorando de la emoción. No se veían desde hace años.

—Yo también te extrañé, madre. —Le abrazaba fuertemente mientras le salía una lágrima. Había soñado a que llegara este momento....

—¿Qué haces aquí? ¿Y tu padre? —Se separaron y la madre miró a la hija dudosa.

—Vine a visitarte y a decirte que me mudo a Camelot. Papá está en una cueba viviendo lejos de aquí, en la que hemos vivido todos estos años. Hoy cumplo 28 años y decidí independizarme e irme a vivir mis propias aventuras —Dijo aquella chica con ansias de conocer a gente y ser libre.

—Pensé que dirías eso. Estoy orgullosa de tí, cielo. Te quiero mucho —Dijo ella y se abrazaron de nuevo— Merlin está en Camelot también.

—¡Qué bien! Podremos conocernos mejor y...

—No, Martha. Él no sabe nada de tu nacimiento. No sabe que tú y él sois hermanos. —Suspiró triste mientras Martha la miraba confundida— Merlin cree que es hijo único. Tu partida fue antes de su nacimiento así que no supo nada. ¿Y cómo iba a decirle que tenía una hermana perdida?

—Entonces... ¡¿Merlin no me reconocerá?! —Preguntó aquella chica, sus ojos estaban abiertos... Expresaban dolor.

—No, ni creo que lo haga. Lo mejor es comenzar de nuevo y conocerle mejor desde el principio... Debes estar cerca de él y hacerle sentir que sois hermanos, hermanos de la misma sangre y magia. —Decía la madre mirando a su hija tristemente.

—¿Estás insinuando que debo ocultar mi procedencia? —Preguntó ella confusa.

—Sería lo mejor... Si no quieres que Merlin se quede mudo a partir de ahora —dijo Hunith riendo.

Se volvieron a abrazar. Y luego, al rato, se separaron.

—Prometo que le veré y comenzaré de nuevo con mi vida. Mi vida en Camelot, en ese maravilloso castillo... Que siempre quise contemplar. —Dijo Martha de una sonrisa.

—Pero hija... Debes tener cuidado. —Dijo la madre preocupada— Oculta tus poderes, nadie debe saber quién eres en realidad... O Uther te ejecutará... ¡Prométemelo! —Añadió Hunith intranquila... Quería demasiado a su hija, jamás se lo perdonaría si llegara a perderla.

—Tranquila, madre. No sabrá nadie nunca quién soy. Te lo prometo —dijo ella de una sonrisa.

—Lo sé... Suerte en tu viaje, hija mía —dijo la madre mientras abrazaba a su hija. Luego de terminar el abrazo, ella la miró de nuevo— Quiero que me prometas algo más, Martha. —La chica asintió y esperó a escuchar su promesa. —Protege a Merlin.

Martha no se lo pensó dos veces... Miró a su madre de una sonrisa y asintiendo a su promesa con total firmeza. Estaba decidida en proteger a su hermano.

Era la hora. La hora de la partida. Cogió su mochila pequeña en su espalda y su vestimenta de sirvienta. Se encaminó hacia Camelot.

Subía montañas, cruzaba valles, saltaba encima de las piedras para no caer al río y corría hacia la pequeña libertad.

Mientras corría con alegría, echó una mirada al horizonte y allí estaba. Había llegado a Camelot. En ese momento le entraron ganas de conocer su nueva vida allí y sobre todo quería conocer lo más importante, quería encontrar a Merlin para estar a su lado, como hermanos separados que eran.

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Merlin ~ Un nuevo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora