Capítulo 5

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María Itatí observó cómo el rostro de su mamá diluía su enojo, su ceño dejaba de fruncirse y en sus labios se manifestaba una pequeña sonrisa. De igual forma seguía pareciendo triste...Sin darle tiempo a nada, empezó a preguntarle por él.

-¿Quién es Martín Cuevas?

La actriz no lucía sorprendida ante la pregunta de su hija. Cuando Itatí Cantoral esta parada sobre un escenario, cualquier cámara se enfoca en ella y está rodeada de periodistas, puede camuflar sus emociones. Es una extraordinaria actriz, pero en el momento en que se encuentra en la comodidad de su hogar, con las personas que quiere y la quieren, su máscara cae. Deja de ser Itatí Cantoral, la talentosa y mediática actriz y se transforma solo en Itatí. Una mujer que ha pasado por diversos dramas familiares, a la que le han roto el corazón más de una vez y ha criado a sus 3 hijos por sí misma.

-Quizá lo conozcas por el nombre de Pedro Fernández.

La expresión facial de María manifestaba confusión. Hasta donde ella sabía su madre y ese señor tenían una relación cordial. A su madre le han preguntado en más de una ocasión por él y siempre le dedica las mejores palabras.

-No estoy entendiendo nada. Creí que te llevabas bien con él.

-Yo nunca dije eso. Siempre reconocí su talento para la música y la actuación, pero jamás salió de mi boca que fuéramos amigos.

-No estás hablando con la prensa, mamá. Tampoco tengo una cámara encendida. ¿Qué sucede?

María la miró de forma insistente, esperando una respuesta; No era una conversación que Itatí deseara tener en este momento y menos con su hija. Si bien es cierto, ambas tienen una excelente relación, todavía existen temas que no puede tocar con ella. Y uno de esos temas es Martín Cuevas. Agregó el número del cantante a su celular y se dispuso a darle una explicación vaga.

-He trabajado con diferentes actores a lo largo de mi carrera. El caso de Martín es especial. Él y yo tenemos una excelente química profesional, es con quien más cómoda me siento trabajando, sin embargo, eso no quiere decir que seamos amigos o nunca tengamos desacuerdos. Hoy él dijo algo que no esperaba escuchar. Ya se disculpó, el tema no se volverá a tocar y seguiremos trabajando como siempre.

La declaración de la experimentada actriz fue suficiente para su hija. Ambas pasaron el resto del día juntas, intercambiando historias sobre lo que sucedido en el día de cada una.

En otra parte de la ciudad...

Martín se encontraba con la soledad como única compañía. En el departamento en que se aloja están sus maletas sin desempacar y un fino whisky se posa sobre la mesa del centro de su sala. El cantante no está conforme con la respuesta que recibió de Itatí, pero después de haber convivido con 4 mujeres, sabe que tiene que darle su espacio. Cuando las aguas se calmen él hablará con ella. Por lo pronto, se sirvió un trago de alcohol a ver si con eso puede diluir un poco la pena que siente. 

El cantante les había enviado numerosos mensajes a sus hijas y ninguna de ellas le respondió. Podía fácilmente culpar de todo a Rebeca, acusarla de envenenarlas en su contra, sin embargo, sus hijas ya no son unas niñas. Al final, optó por actuar de la misma manera que con Itatí, les dará su tiempo. De todas formas, tiene que volver a la que fue su casa dentro de poco para hacer que Rebeca le firme los papeles.

-Brindo por ustedes...Por las mujeres, a las que siempre les he dedicado cada estrofa que he escrito, las que han logrado inspirarme durante años y quienes están acabando actualmente conmigo.

***

Los días fueron pasando para ambos. Itatí se concentró en aprender los diálogos pertenecientes a la película, pasar tiempo con su familia y consentirse a sí misma. Poco a poco estaba redescubriéndose y aprendiendo a amar cada una de sus imperfecciones. Con ayuda de la terapia que se encuentra recibiendo su proceso de aceptación es cada vez mejor. Por otro lado, Martín no corre con la misma suerte. Rebeca esta empecinada en salvar su matrimonio. Cuando fue a verla con los papeles del divorcio ella trató de seducirlo, pero no lo logró. Aún le resulta impresionante cómo su cuerpo ya no responde a sus caricias y besos. Cuando lo toca lo único que desea es que lo suelte. Sus hijas fueron cómplices de su madre en ese plan. Ellas estuvieron muy decepcionadas cuando no funcionó, sin embargo, para suerte suya logró hablar con las tres y solucionar las cosas. El hecho de que su matrimonio termine ya es algo que lo tiene afectado -fueron alrededor de 30 años los que pasó con Rebeca- pero que sus hijas que no le devuelvan ni el saludo lo había estado matando.

Sin miedo a enamorarse - Pedritatí -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora