Se dice que en la vida solo sobrevive el más fuerte, aquel que es capaz de luchar contra todo obstáculo que se le presenta y sale victorioso. A lo largo de los años, las personas se ven obligadas a enfrentar duras batallas, que a veces se desarrollan de forma tan continua que les hacen creer que su propio mundo se encuentra en guerra. Esa tarde, Itatí tuvo que observar cómo su pequeña hija utilizaba la rabia como forma de combate, para tratar de mitigar el dolor de una amarga decepción.
A pesar que sintió su corazón romperse al ver el vacío en los ojos de María, terminó por aceptar entregarle un par de momentos a solas. Itatí se mantuvo con un sentimiento de preocupación que la carcomía desde adentro, mientras que en el exterior trató de ofrecerles la misma amabilidad de siempre a las encargadas de maquillaje.
Sin embargo, únicamente aguantó unos minutos así. Ni bien las muchachas terminaron con su trabajo, Itatí partió a buscar a su hija. No le resultó difícil encontrarla, solo le bastó con preguntarle a un par de personas para finalmente conocer su localización: la cafetería.
En el momento en que la rubia ingresó al lugar, reconoció la silueta de su hija; sin embargo, se quedó estática, sorprendida enormemente por la compañía con la que María contaba en ese instante. Martín y María se encontraban sentados juntos. Ella estaba sujetando su teléfono celular entre las manos, mientras ambos se reían del desconocido contenido que mostraba el dispositivo electrónico.
-¿Cómo es posible que te estas adentrando por completo en mi vida? -susurró en un tono de voz inaudible al observar atónita la escena que tenía en frente-
Itatí sintió a su corazón latir fuerte contra su pecho, incrementando exponencialmente su ritmo al escuchar el inesperado canto de Martín. Su hija lo observó, con una sonrisa reluciente en el rostro y unos ojos llenos de fascinación. Martín, por otra parte, se fijaba únicamente en ella, como si la castaña fuera la única presencia que llenara el lugar. La mirada del pelinegro ofrecía incluso más calidez que su voz.
-Hola. -saludó, sin percatarse si quiera en qué momento sus pies cobraron vida propia y decidieron aproximarse a ellos. Ante esto, ambos dirigieron sus ojos en su dirección, sorprendidos de no haber advertido antes su presencia- ¿Qué están haciendo? -preguntó con una sonrisa, utilizando un tono de voz que no delatara su fuerte interés-
-Martín me estuvo mostrando algunos videos de su nieto. -comentó. Iba a llevarse una cucharada de helado a la boca, presa de un ánimo que contrastaba mucho con el observado anteriormente por su madre, pero se detuvo cuando notó el estado en que se encontraba el postre- También, me cantó un pedazo de una canción.
-Podría traerte otro. -propuso el pelinegro, a la vez que se levantaba del asiento y le ofrecía su silla a la actriz- ¿Quieres algo? -le preguntó en esta ocasión la rubia, posicionando la mano en su brazo para llamar su atención-
A pesar del intenso calor que emanaba el ambiente, Itatí notó que su piel se erizó ante el simple contacto de la palma de Martín. Era como si una corriente eléctrica la recorriera por completo cada vez que la tocaba, dejándola nerviosa y aturdida.
-No, estoy bien. -respondió con rapidez-
Lo dejó alejarse, pero sin poder evitar apartar la vista de él. El cantante se acercó a un empleado, haciendo uso de una sonrisa tan radiante que unas pequeñas arrugas se formaron en las esquinas de sus ojos. Después, cuando recibió el helado, su boca se abrió con un asombro exagerado, debido a la enormidad del postre; generando que los labios de la rubia se curven ligeramente.
-Siempre suelen aparecerme videos suyos en mis recomendaciones, junto a varios comentarios mencionando lo increíble que es. -pronunció su hija, provocando que la actriz centre su atención en ella, sintiendo un alivio tremendo al escucharla hablar tan calmada- Debo reconocer que sí parece bastante encantador...
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Sin miedo a enamorarse - Pedritatí -
عاطفيةEn una de las últimas entrevistas que le hicieron a Itatí, una de las preguntas más relevantes fue cuando le interrogaron sobre si ya sabía quién era el amor de su vida. Ella con mucha pena respondió que no. Le pidió al entrevistador que le de unos...