Sin miedo a enamorarse - Pedritatí -

Capítulo 11

La actriz notó como la sonrisa que inicialmente se posaba sobre el rostro de Martín desaparecía poco después de revisar su teléfono celular. Un largo suspiro fue exhalado por los labios del cantante, al mismo tiempo que sus cejas se fruncían.

-Lo lamento, ¿podemos irnos? -le preguntó abruptamente-

Itatí lució brevemente desconcertada por su repentina impaciencia. Los ojos de la actriz se enfocaron en él, con deseos de analizarlo, y tratar de comprender su comportamiento. Sin embargo, le dio la impresión que su mirada solo le estaba ocasionando incomodidad, por lo cual, terminó desistiendo. La rubia solo atinó a dedicarle una sonrisa compresiva, siento consciente que Martín ha tenido que lidiar con diferentes situaciones en un corto periodo de tiempo, y no quería agobiarlo más.

-Por supuesto que sí.

La actriz dejó el helado, que le fue anteriormente entregado en un recipiente de cristal, sobre la mesa, y juntos se dirigieron al lugar donde la rubia había aparcado su auto. Martín quiso acompañarla hasta su casa, pero Itatí se negó. Antes de despedirse, lo observó detenidamente. El cantante lucía mucho mejor que hace un par de semanas, sus ojeras eran mucho más sutiles, la tonalidad de su piel parecía la misma de siempre, al igual que su contextura.

-Si necesitas ayuda con otra cosa, no dudes en pedírmelo.

Cada palabra dicha por ella fue cuidadosamente escogida. Martín lucía definitivamente mucho mejor que antes, por eso, lo que menos quiere la rubia es que su condición se vea nuevamente afectada por algún problema que le pueda surgir.

***

Días después...

Cuando Martín llegó a la que fue su casa por varios años, y puso un pie dentro de su antigua sala, la sensación que experimentó fue diferente a la que esperaba. A pesar de que, esos simples muros de albañilería le traían centenares de recuerdos, los sintió todos tan lejanos, como si de alguna manera la historia contada en las múltiples fotos que adornan el lugar le perteneciera a alguien más.

El cantante tomó asiento en uno de los muebles, mientras esperaba a que Rebeca baje para recibirlo. Sin embargo, se puso nuevamente de pie, al momento que escuchó unos pasos acercándose, agradable fue su sorpresa cuando frente a él apareció la figura de su hija mayor.

-¡Papá! -pronunció Osmara, en tanto se acercaba a saludarlo. En contraste con sus hermanas, ella decidió no tomar partido por ninguno de sus dos padres-

Al verla dirigirse en su dirección, Martín rápidamente terminó por acortar la distancia entre ambos, y la estrechó entre sus brazos. La joven seguía luciendo igual que siempre, su cabello negro llegaba hasta la altura de su cintura, su piel morena daba la impresión que estuvo tomando el sol hace unos días, y la sonrisa genuina que se produjo en su rostro al verlo le reafirmó que su comportamiento hacía él no había cambiado.

-Te he echado de menos -le dijo el cantante- ¿Dónde está Martín? -preguntó haciendo referencia a su nieto-

Solo bastó que mencione el nombre del niño para que este aparezca corriendo en la sala. A diferencia de Osmara, el pequeño tiene el cabello castaño, además, es igual de rizado que el del cantante.

-Hola campeón, ¿cómo estás? -le preguntó, mientras lo tomaba entre sus brazos-

A Martín le resulta increíble como un niño pequeño, al que lamentablemente casi no ve, es capaz de provocarle una sensación de paz tan indescriptible. Por otra parte, es inevitable que la imagen de su nieto le recuerde la época en donde Osmara estaba casada. Inicialmente, todo parecía ir bastante bien hasta que comenzó a notar un comportamiento extraño en ella. Osmara empezó a volverse retraída, parecía triste todo el tiempo, y le costó bastante comprender que era lo que le sucedía. Cuando Martín se enteró del entorno violento al que su hija y nieto se encontraban expuestos, no dudo en usar todos los medios que tenía a su alcance para ponerle punto final a la situación. Después de conseguirlo, ambos se mudaron de regreso a la que siempre sería su casa. Actualmente, siguen viviendo junto a Rebeca y sus otras hijas.