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— ¿Has fumado alguna droga? — mi madre me mira preocupada. Estoy conteniendo mi bufido porque sabía perfectamente que no le agrada y recordando la última vez que me hizo comer brócoli por tres semanas seguidas. Me mantuve quieto mirándolo con toda la seriedad posible —, No, no y no. No pienso tener un hijo que utilice esos absurdos mocasines, eres un jovencito y estoy segura que a los chicos de tu edad no les gusta ese tipo de zapatos.

La fina línea en mis labios es representación de mi poca paciencia.

— Solo son mocasines. ¡No te estoy pidiendo marihuana! — me quejé.

— Prefiero que me pidas marihuana como un chico normal — se cruza de brazos —, puedo parecer un poco vieja, pero me agrada ver a mis hijos disfrutar de su vida como cualquier joven universitario. Te has esforzado muchísimo por conseguir la beca.

— Y por ello necesito que respetos mis gustos por la moda.

Mamá pone los ojos en blanco frunciendo los labios.

— Horrendos gustos por cierto — señala —, podemos ir a una tienda de convenciones y comprarte ropa de oferta parecidas a las de tu hermano.

— No quiero vestirme como stripper — enjuago los platos y le extiendo uno por uno a mi madre, mientras ella los seca colocándolos en su lugar. Me regala una mirada antes sonreir tiernamente . Era una buena señal y tenia que aprovecharla —, ¿Tienes marihuana?

— Si, pero no es para ti.

— ¡Tengo veintidós mamá! ¡Ten un poco de piedad por tu hijo!

Mi madre era encantadora en todos los aspectos que fueran posibles. Amo su manera de ver las cosas, para cada día malo siempre había un aliento de esperanza en ella y me alegraba poder pertener cada uno de ellos. Nunca había creído en nada, ni en mi.

Mamá me mostró mucho más allá de todo, que habiendo tantas promesas rotas, tantas heridas por sanar y tantas lágrimas por derramar, ella es de aquellas que sueñan con los ojos abiertos.  Perdona sin que se lo pidan, sonríe sin motivo y ama como ninguna. No específicamente en la parte amorosa, pero existe de la manera más honesta y sincera; Mi familia no consistía por varios, pero puedo decir que tengo a la mejor de todas.

— ¿Tae? — mamá pone su mejilla sobre mi hombro cerrando los ojitos mientras yo sigo con mi lavor de lavaplatos. Su aroma a natural de flores me envuelve provocando que sonrío de lado —, ¿Quieres comprar aún los mocasines?

— No — siento el calor de su cabeza junto con hombro desvanecerse, ella me miró confundida. Había pasado meses enteros queriendo aquellos mocasines, pero tal vez Park Hye tenga razón y necesito vestirme de acuerdo a un chico común con droga en sus bolsillos —, iré por una cinta.

— No mates a tu hermano.

— En realidad... voy a realizar un hurto a su antigua ropa.

— En ese caso — comienza mamá —, no me molestaría ser complice.

— Me alegra tener una familia llena de motociclistas intimidantes.














El té de limón es mi favorito. Últimamente las cosas iban volviendo a sus lugares, Jieun se había alejado de mi como cualquiera en su sano juicio, me sorprende lo poco que había durado mi "amistad" con alguien que por alguna razón se había vuelto cercana. Quizás solo era agradecimiento, después de todo fui yo quien había callado al macarro de Jungkook antes de que pudiera destruirle la vida y el corazón, solo me bastaba un simple gracias para luego dejarme como todos. Pero en cambio ella hizo todo lo contrario y se había vuelto cercana. No voy a mentir, duele, pero siento un ligero vacío en mi pecho cuando intento comer mi bolsa de zanahorias fritas. A pesar de todo me estaba acostumbrando a la presencia de la peli negra.

Black Swan [kooktae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora