# 𝟑𝟓༉

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¡Capítulo treinta y cinco!

La sensación era diferente, sus besos sabían diferentes, sus manos me tocaban diferente.

Era delicado.

Era amable.

Era suave.

Era Christopher.

No, hoy no sería mi papi. Hoy seria alguien a quien no tendré que decirle papi a gemidos. Me había acostumbrado a no gritar su nombre, pero esta noche lo haría.

─Te amo, Eva.─Susurró mientras me daba besos en todo mi abdomen. ─Eres tan suave, aún no entiendo como soportas a un animal como yo.─Mi mano solo acariciaba su cabello mientras subía hasta mi cuello.─Lo siento tanto,  mi pequeña, y frágil princesa.─Empezó a chupar y besar mi cuello lo que provocaba que gimiera. Sentí sus labios sobre mis míos y fue cuando todo comenzó.

Comenzó a bajar mis bragas y metió su mano en mi entrepierna. Hizo círculos muy lentamente sonreí, y mordí mi labio.

─Christopher. ─Gemí sobre sus labios, acariciaba mis pliegues y jugaba muy lento con mi clítoris.

─Vamos, bebé, quiero oírte más fuerte.─Su dedo hizo movimientos más fuertes y elevé mis caderas para más contacto.

─Christopher, por favor.─Jadeé. Amarré mis piernas a su cintura y lo acerqué más a mi. Escuché como gruñó cuando su polla chocó con mi sexo. Quitó su mano y la colocó en mi cintura, me pegaba más a él y sus labios me besaban suavemente.

Con mis pies comencé a bajar su bóxer y cuando lo logré él ya había dejado mis bragas hasta mis rodillas.

─No creo que las necesitas más, amor.─Y las rompió. Lo miré sorprendida y sonreí para besarlo, y pegarme más a él. Piel con piel, jadeabamos y gemiamos nuestros nombres.

─El condón. ─Hablé asustada.

─Tranquila, Eva. Tomas la pastilla y ya.─Asentí y llevó su polla a mi entrada, comenzó a entrar poco a poco y luego a moverse.

─Chris.─Clavé mis uñas a su espalda y la tomé muy fuerte, gruñía con cada embestida que me daba.

─Ah, Chris, por favor. ─Sus embestidas comenzaron a ir un poco más rápido, tomó mi trasero y con eso logró tomar más velocidad para meter y sacar su polla.

─Mierda.─Gimió, era tan lindo escuchar sus gemidos, su voz era sexy.

─¡Christopher!─El nudo en mi estomago se liberó y las embestidas de Christopher pasaron una vez que sentí su líquido caliente en mi interior. Estaba llena de él y todavía no salía de mi interior, besaba mis labios y acariciaba mi cuerpo. Me sentía cansada y sabia que él igual, había sido una larga noche y teníamos que descansar.

Christopher.

Quería prepararle un rico desayuno a Evangeline, pero mi refrigerador estaba más que vacío así que decidí hacer las compras de la semana, o al menos para algo de hoy. Tomé mi abrigo y me puse unos pantalones, tomé las llaves de mi auto y mi dinero y salí de casa, pero no sin antes dejarle una nota a Eva.

Salí de mi departamento y bajé las escaleras, me encontré a Jonah en la puerta, como siempre cuidando más su celular que la entrada del lugar.

─Buenos días. ─Dije pasando a un lado de él.

─Qué tal, señor Vélez.─Le sonreí y seguí mi camino pero la voz del hombre me detuvo.─Disculpe que lo moleste, pero se me olvidó comentarle que hoy en la madrugada, la señora Collins bajó algo asustada por unos gritos y golpes, ¿está todo bien? ─Sentí mis mejillas arder, ¿habrá sido durante el sexo?

─Todo está bien, solo que mi novia encontró una cucaracha y bueno, debes saber como son de gritona las mujeres.

─Oh entiendo.─Agradecí a que entendió mi doble sentido y no hizo más preguntas.

𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲, 𝐭𝐚𝐤𝐞 𝐦𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora