Capítulo 3

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Heechul

Ya no quiero ser una carga, nadie debería tener que lidiar conmigo, un maldito ciego, solo un estorbo para los demás, no puedo hacerle eso a las personas que más amo, no puedo seguir soportando todo está basura.

-Ya no puedo más, ya no puedo más.

Mi voz sale queda y entrecortada por las lágrimas, nunca pensé que alguien podría llorar tanto pero no existen limites. Atientas me dirijo a mi closet, hace muchos años mi padre creyó que seria un obsequio perfecto dame una navaja con otro objeto igual de inútil que ya no existe y que no recuerdo, pero esta la guarde porque en ese momento todavía sentía simpatía por ellos, creía que algún día me podría amar. Una sonrisa amarga se plasma en mis labios. Busco entre los cajones, debe estar en alguno de ellos, navegando entre la ropa y muchas cosas más. Toco y toco, me comienzo a frustrar, esto es malditamente difícil, por eso necesito encontrarla, no quiero vivir así. Lo encuentro hasta el tercer cajón.

Una emoción comienza a surgir en mi estomago, no se cual sea, pero se va expandiendo por todo mi cuerpo, siento hormigas por todos lados, pero más en la mano derecha, ahí se encuentra la navaja. Me dijo al baño y cierro la puerta. Lágrimas, más y más lágrimas, necesito acabar con esto de una vez, angustia, miedo, asco, aberración junto con la incertidumbre. Tomo asiento y acerco el frío metal hacia mi muñeca, un camino sin retorno. Adiós. El filo se corta mi piel, pero no hay dolor, siento como un líquido espeso va apareciendo y con forme avanzo brota más, repito la acción en mi muñeca derecha. Poco a poco me voy sintiendo más y más débil, no hay nada, solo paz, es como si me quedara dormido.

Sueño

Me encuentro en un parque, me siento tan libre, siento la brisa del viento en mi rostro y al abrir los ojos soy cegado por el sol, parpadeo un poco para acostumbrarme a la luz. Camino hasta llegar a un pequeño prado y me recuesto entre la hierva, la sensación es magnifica, libertad, observo las nubes, los pájaros volar y otros cantar bellas melodías que dan calor a mi corazón, el sol me baña con su brillo y me siento feliz, en paz, como hace mucho no lo estaba.

Cierro los ojos y a lo lejos un chico aterrado aparece, esta corriendo, como si intentara llegar a alguien, grita, pero no logro entender, no logro enfocar bien su rostro, pero dirijo mi vista a la dirección en la que el va y soy yo, una opresión se instala en mi pecho, me desmayo en la banca. Intento abrir lo ojos y no puedo, quiero salir de aquí, ¿qué esta pasando?, cierro los ojos, no quiero ver más y escucho una voz que hace que mi corazón de aceleré.

Fin del sueño

Escucho una canción de cuna que mi nana me cantaba cuando era un niño, pero ahora en voz de Shindong, es como un susurro mientras su mano acaricia mi cabeza. Instintivamente me acomodo y me acerco más a él, me siento muy débil pero el me hace sentir bien, cómodo y seguro. Recuerdos oscuros aparecen en mi mente y la sensación de un liquido recurrir por mis muñecas me hace recordar lo ocurrido. Trato de sentir mis muñecas y siento una tela a su alrededor. ¡No!

- ¿Qué hicieron Shindong? ¿Qué demonios hicieron?

-Heechul cálmate. Estas en el hospital recibi...

-No tenias ningún derecho, esta mi elección, mi maldita elección.

-¿De que hablas? Te salvamos la vida, no puedes decir eso. -Intentaba que su voz sonara lo más calmada posible, pero yo estaba furioso, podía sentir en mi estomago como la rabia e ira se iban acumulando.

-¡NO! ¡MALDITA SEA NO! Yo nunca te pedí nada, no tenían ningún derecho, ningún derecho. - Me levanto y bajo las piernas de la cama, todo de una forma estúpidamente torpe. -Yo no quería su ayuda, no la necesitaba.

-Déjame encender la luz... Hee discúlpame, no quise, yo solo.

Una risa amarga que raspa mi garganta sale. -Estoy ciego, soy un maldito ciego, ¿Qué parte no terminas de entender? Acaso eres estúpido. -Me quito las vendas de las muñecas.

-Te vas a lastimar, Hee por favor.

-No quiero tu ayuda ni la de nadie, ¿Por qué se tienen que meter? Déjame como mamá y papá, se que ellos escaparon, se que nunca van a aceptar tener un hijo como yo, se que se avergüenzan. – No puedo evitar que las lágrimas broten, estoy tan casado. – Tú no tienes porque cargar con está mierda. Por favor Shindong déjame, déjame ir, yo no puedo con esto, no quiero nada, por favor, por favor. -Empiezo a rasguñar mis muñecas y mientras Shindong intenta detenerme. -Maldita sea, déjame, quiero morirme, quiero morirme por favor Shindong por favor.

Me levanto de la cama y peleo con él, nunca lo había hecho, pero estoy tan enojado, siento un pinchazo y poco a poco me voy dejando atrapar por el sueño.

-Se que estas despierto princesa, por favor háblame.

-¿Qué demonios me dieron?, me pesa todo el cuerpo.

-Un sedante y todavía no debe de haber pasado por completo el efecto.

-No te voy a perdonar nunca lo que hiciste, yo no quiero vivir más, no así.

-Hee no puedo dejarte ir, he tratado de estar ahí para ti, de apoyarte pero parece que nada es suficiente, todo mi esfuerzo y el de todos es rechazado, te juro que trato pero no se que más hacer.

-Nunca te pedí nada, lárgate como lo hicieron ellos, no te necesito, no necesito a nadie. ¡LARGATE! Déjame solo. 

No te voy a soltar (Sichul)Where stories live. Discover now