Capítulo 29.
La vida al fin premiaba a dos almas enamoradas, más felices no podían estar, pero Ignazio le estaba poniendo difícil a ___________ la decisión sobre semejante propuesta de amor.
¿Qué dices? ¡Quédate conmigo! – Decía Ignazio mientras besaba cada parte de su rostro y _______ completamente embelesada no sabía qué hacer ante tremenda tentación –
¡Ignazio...! Yo...
¿Qué clase de proposición es esa Ignazio? – Preguntó el señor Boschetto tomándolo de la oreja y alejándolo de _______ -
¡Papá yo...!
¡Y tú __________! ¿Qué ibas a responder? – Continuó Ángeles tomándola de la oreja también, los trataban como niños chiquitos –
¡Pffff! Obvio no mamá, ¡obvio no! – Decía _________ toda roja y nerviosa que más le podría responder a su mamá, no le iba a decir que por supuesto que sí y todas las noches que él quiera... ¡obvio no! –
¡Sí claro! ¿Ibas a decir que no? ¡Yo en tu lugar sé muy bien lo que hubiera respondido así que mejor vámonos _________! - Exclamó Ángeles fingiendo enojo y con una leve sonrisa –
¡Ignazio a tu habitación y solito! – Ordenó expresamente el jefe a su hijo que estaba todo apenado también, ¡Tenían que escucharlo esos dos! –
¡Niños estos! Quiero informarles que aunque me encantaría todavía no es tiempo de conocer nietos y...
¿Nietos?... ¡Ignazio pensándolo bien...!
¡Oye! – Codeó Ángeles al señor Boschetto que se le veía una extraña luz en los ojos –
¡Está bien, está bien! ¡Lo siento! nada de nietos por el momento, ¡buenas noches! – Se despidieron con el sueño romántico algo frustrado pero la felicidad era enorme, aquí lo verdaderamente importante es que estaban juntos –
¡Antes de que se vayan! ¿Puedo darle un beso a _______? De buenas noches – Pidió Ignazio de lo más tierno y dulce, ¡¡awwww!! Hasta pedía permiso para besarla... ¡claro solo frente a sus papás! –
¡Bien, pero uno chiquito! – Dijo su mamá sin dejar de observarlos detenidamente –
De acuerdo... - Exclamó Ignazio algo intimidado y sólo le dio un besito pequeño más en la mejilla que en los labios, ¡Pero Ignazio era Ignazio! Si ella no se quedaría con él esa noche... al menos tendría un beso de buenas noches decente –
¡Entonces mañana nos reunimos de nuevo para cenar! Pero esta vez visitaremos un restaurante y compartiremos tiempo juntos – Platicaban sus padres camino al auto mientras Ignazio y _______ se quedaban considerablemente atrás –
¡Camina lo más despacio que puedas! – Le murmuraba Ignazio a __________ tomándola de la mano –
¿Para qué Ignazio? – Preguntó algo confundida apenas saliendo de la puerta principal cuando sus padres ya casi llegaban al auto –
¡Para esto! – Exclamó Ignazio sin soltar a _______ dejando el sendero que daba a la salida para adentrarse a un extremo del jardín de la entrada, no se alejaron mucho pero el espacio era acogedor, tranquilo... y oscuro, la luz casi no iluminaba esa parte del jardín y era lo que el ahora pícaro Ignazio Boschetto estaba buscando –
¿Qué me vas a hacer? – Preguntó __________ tan encantadora, asustada y emocionada al mismo tiempo que Ignazio solo rió por tan inocente pregunta –
¡Ni te imaginas todo lo que quiero hacerte! Pero ya oíste a nuestros padres... ¡por el momento no quieren nietos! – Le contestó Ignazio de lo más irresistible posible y esto último se lo dijo muy suave acercándose peligrosamente a ella, le estaba dificultando el hecho de no darle nietos a su madre ahora mismo –
¡No tienes idea de cuánto te amo! – Le dijo __________ pasando sus dedos por el cabello alborotado de Ignazio, él sólo la acercó mucho más a su cuerpo, abrazándola totalmente –
¡Sí tengo una idea porque yo te amo mucho más! ¿Ahora me das ese beso de buenas noches? – Esa pregunta iba acompañada de una carita de cachorro, ¡Cómo si necesitara convencerla! –
¡No hagas eso! – Dijo ella riéndose y bajando la vista por un momento –
¿Qué cosa? – Preguntó Ignazio volviendo a poner cara adorable, ¡sabía lo que estaba haciendo! –
¡Eso! Pones cara de cachorro y me provocas...
¿Qué te provoco? – La interrumpió Ignazio casi, casi respirando el mismo aire –
¡Todo! – Esa respuesta fue más que suficiente para que Ignazio no se contuviera más y la llevara rápidamente hacia él, sus labios volvieron a encontrarse y esta vez no sentían culpa alguna, eran libres, libres para amarse, las manos traviesas de Ignazio estaban encendiendo un fuego intenso difícil de apagar, mordisqueando los labios de _______ con tanta dulzura que ambos se estremecían completamente, todo era perfecto hasta que las regaderas automáticas de la mansión se encendieron para refrescar el jardín a esas horas de la noche –
¡Ahhhhh! Jajajajaja ¡no inventes! – Exclamó ________ despegándose de los labios de Ignazio por el susto del agua que los roció –
¡Vaya horas de regar el jardín! – Continuó Ignazio tratando de cubrir su rostro para que no se mojara más de lo que ya estaba, tomó de la mano a ________ y la acompañó al auto donde sus padres no extrañaban su presencia pero sí se preguntaban que se habían hecho, aunque no contaban con una invitada inesperada que llegó tarde a la fiesta –