【ʟɪʙʀᴏ ɪ: ꜱᴀᴋᴜʀᴀ-ʜɪᴍᴇ ꜱᴀɢᴀ】
【ᴄʀᴏꜱꜱᴏᴠᴇʀ ɴᴀʀᴜᴛᴏ x ʙʟᴇᴀᴄʜ】
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Los susurros de su nombre, las historias de quién fue... Todo parece estar tan fresco en la memoria de la Sociedad de las Almas...
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Autora POV
La respiración de Renji era irregular. Su cuerpo intentaba mantenerse firme a pesar de estar cubierto de heridas y restos de sangre. Aún sujetaba a Rukia con uno de sus brazos, mientras que con su otra mano empuñaba su zanpakuto denotando que aún estaba dispuesto a dar batalla.
La mirada de la pelinegra estaba cargada de horror y angustia mientras observaba el deplorable estado en el que se encontraba su amigo de la infancia. Temía por la vida del pelirrojo, temía que Aizen acabara con su vida solo porque él era tan terco como para continuar protegiéndola a pesar del claro peligro que eso significaba.
La Kuchiki ansiaba ayudar al teniente de la sexta división, pero no poseía sus poderes... en esos momentos, su fuerza era tanta como la de cualquier habitante del Rukongai.
— Qué lástima... —habló con calma el hombre de cabellos castaños sin inmutarse por la escena frente a él. — Te has convertido en un experto esquivando golpes, Abarai-kun. Has crecido y eso me alegra... Sin embargo, preferiría que dejaras de resistirte. Es difícil controlar la fuerza que ejerces cuando quieres apartar a una hormiga sin pisarla.
La mirada del traidor se dirigió por unos breves segundos hacia la joven princesa de cabellos rosados que seguía de rodillas temblando mientras Gin la custodiaba. Aizen hizo una nota rápida en su mente pensando en crear una nueva ilusión para ella cuando las cosas hubiesen terminado. Después de todo... el castaño no deseaba que su amada futura esposa lo odiara.
Una vez más, dirigió su mirada al frente donde sus adversarios se encontraban.
— Como tu antiguo superior, no quisiera tener que matarte. —comentó desinteresadamente el traidor, aunque la realidad era que no le importaba en lo más mínimo la cantidad de vidas que se había cobrado y continuaría cobrando con tal de lograr su gran objetivo.
— Así que... No quieres matarme por haber sido mi superior... —habló Renji con ira contenida. El desprecio era palpable en la mirada del pelirrojo. — Entonces... ¿¡Por qué has matado a Hinamori!? —exigió colérico.
