【ʟɪʙʀᴏ ɪ: ꜱᴀᴋᴜʀᴀ-ʜɪᴍᴇ ꜱᴀɢᴀ】
【ᴄʀᴏꜱꜱᴏᴠᴇʀ ɴᴀʀᴜᴛᴏ x ʙʟᴇᴀᴄʜ】
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Los susurros de su nombre, las historias de quién fue... Todo parece estar tan fresco en la memoria de la Sociedad de las Almas...
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Autora POV
La pelirrosa avanzaba dando pasos dudosos, manteniéndose a unos pocos metros de distancia por detrás de Gin. Finalmente, luego sus esfuerzos por convencerlo, el peliplata finalmente había accedido a llevarla ante los capitanes del Gotei 13. Había sido una gran suerte para ella que una reunión estuviese a punto de dar inicio en esos momentos, aunque, al mismo tiempo, no podía evitar sentirse un tanto desafortunada. Estaba realmente nerviosa ¿Qué se suponía que les diría? ¿Cómo explicaría el hecho de que había reaparecido luego de tantos años en el olvido? ¿Cómo los convencería de que liberaran a Rukia? ¿Cómo los convencería de que Ichigo y los demás no eran una amenaza?
Por más vueltas que le diera en su cabeza, por más preparada que intentase estar, nada le aseguraba que fuese a tener éxito. A penas y recordaba a las personas a las que estaba a punto de enfrentar.
Sakura detuvo sus pasos abruptamente al percatarse que el capitán frente a ella había detenido su andar, y con curiosidad miró las imponentes puertas que se alzaban frente a ellos. Finalmente habían llegado a su destino, era el momento.
El peliplata se volteó por unos breves segundos, observando con cautela a la ojijade antes de voltear al frente una vez más y abrir las puertas, ingresando a la habitación con la pelirrosa pisándole los talones.
Lo primero de lo que Sakura pudo percatarse al entrar a la habitación fue que ya había varias personas allí, las cuales observaron a Gin con miradas juzgadoras al notar que el peliplata no venía solo.
Todos los capitanes se encontraban de pie con posturas rectas, formando dos hileras a cada lado de la habitación. Estaban formados por orden de división, y en el centro, tomando la cabecera de la reunión, se encontraba un hombre de avanzada edad.
"Yamamoto-jiisan..."
Sakura se mordió el labio de forma distraída. Aquellas memorias surgían tan rápido en su mente que lograban dejarla desorientada por momentos.
— Gin... —habló de forma severa el anciano. — ¿Puedo preguntar por qué has traído a alguien más a esta reunión de capitanes? —inquirió. Obviamente no estaba complacido con la intrusión ajena en algo tan privado como lo era aquella reunión.
