ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇꜱ

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Autora POV

Cuando el periodo escolar llegó a su fin, Rukia desapareció sin aviso alguno, alegando únicamente que tenía asunto importantes que atender. De esta forma fue que Ichigo quedo a solas con la peculiar pelirrosa que había conocido el día anterior.

Ambos se encontraban caminando juntos en dirección al hogar de la joven, pues el shinigami sustituto se había ofrecido a acompañarla para asegurarse que esta llegase sana y salva a su casa.

Si alguien le preguntaba, Ichigo no era particularmente un chico que intentase ser caballeroso ante las damas. Las respetaba, sí, pero nunca había intentado ser particularmente atento con una -no es que las chicas quisiesen estar cerca de él para empezar-, sin embargo, Sakura provocaba en él un extraño deseo de querer protegerla.

Tal vez era el hecho de que lucía tan frágil, con tan solo verla podía notar que su estado de salud no era el mejor. Por más que ella intentase mostrarse fuerte, podía notar las pequeñas muecas de dolor y cansancio que hacía ocasionalmente cuando creía que nadie la estaba mirando. Ella no estaba bien, y aquello le causaba gran inquietud al pelinaranja.

— Bueno, aquí estamos... —murmuró Sakura una vez que estuvieron en frente de su casa. — Muchas gracias por acompañarme hasta aquí, Kurosaki-san. —dijo mientras se volteaba para encarar al muchacho.

— No me agradezcas. —dijo despreocupado Ichigo rascándose la parte posterior de la cabeza. — Y puedes llamarme Ichigo, ya sabes... No es necesario que seas tan formal conmigo. Somos amigos ahora, ¿verdad?

Sakura no pudo evitar sentirse un tanto sorprendida por la confianza que el shinigami le estaba ofreciendo. A penas se conocían, y las circunstancias en las que se habían encontrado la primera vez no eran las mejores.

Sin embargo, no iba a ser desagradecida. Ichigo parecía ser un buen muchacho, tal vez estando cerca de él no se sentiría tan sola en esta nueva ciudad.

— De acuerdo Kuro... Ichigo-kun... —la pelirrosa rió por lo bajo, apenada ante su pequeño error. — Te veré mañana en la escuela entonces.

— Claro. —el pelinaranja asintió de acuerdo. — Oye... —la llamó antes de que siquiera tuviese la oportunidad de dirigirse a la entrada del hogar.

【ʟɪʙʀᴏ ɪ】 ꜱᴀᴋᴜʀᴀ-ʜɪᴍᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora