【ʟɪʙʀᴏ ɪ】 ꜱᴀᴋᴜʀᴀ-ʜɪᴍᴇ

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴏɴᴄᴇ

Autora POV

La sensación de una mano acariciando su cabello y mejilla hicieron que los párpados de Sakura revolotearan ligeramente ¿En qué momento se había quedado dormida? Recordaba vagamente haber estado hablando con Ukitake, y luego... nada... Aunque, pensando en retrospectiva, tenía sentido de que se hubiese quedado dormida. Había estado realmente exhausta luego de que aquel tortuoso ritual acabase.

Las caricias en su mejilla continuaron de forma persistente haciendo que la pelirrosa se sintiera un poco extrañada al ser consciente de este hecho ¿Quién era? ¿Quién estaba allí junto a ella? Lentamente abrió sus ojos, sintiendo la pesadez de sus párpados que le dificultaba la acción. Parpadeó un par de veces en un intento de acostumbrarse a la luminosidad de la habitación en la que se encontraba —la cual no era mucha, considerando que el cuarto solo era iluminado por una pequeña vela cuya llama estaba en vías de consumirse por completo—, y tras unos segundos de acostumbramiento, dirigió su mirada hacia el dueño de aquella mano.

Allí, sentado junto al futón en el que la ojijade se encontraba recostada, estaba un hombre de desordenados cabellos castaños y mirada café, oculta detrás de un par de lentes de armazón negro. Los rasgos del hombre eran bastante apuestos y agraciados, aunque se veían ligeramente opacados por la presencia de sus gafas y el estilo desordenado de su cabellera.

A pesar del ardor que podía sentir en su garganta —el cual le exigía que bebiera agua hasta aliviar la sensación—, la joven princesa entreabrió sus labios para decir algo, pero no pudo pronunciar palabra alguna cuando el castaño colocó su dedo índice sobre sus labios, acallándola.

— Es realmente afortunado que hayas decidido regresar en este momento... —murmuró el hombre con un tono de voz bajo, como si no quisiera que nadie más que Sakura lo escuchase. Sus ojos café recorrieron el rostro de la menor, deleitándose con el más mínimo de los detalles. — Te has convertido en una joven realmente hermosa... Siempre supe que estabas destinada a convertirte en una reina. —comentó. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de la joven debido a la intensa mirada que estaba recibiendo. — Cuando todo esto acabe, te convertirás en mi reina...