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El próximo rey

Actualidad

Tercer universo.

Jimin se abre paso entre la multitud para así tener una mejor visión ante la autoridad, es decir, los reyes de Daegu, siendo seguido de cerca por Namjoon, quien a regañadientes sigue a su hermano.

Todo el pueblo está reunido. El rey Min, está dando un anuncio que todos veían venir, sin embargo, los reyes no se habían dejado ver desde hace mucho y el rey se ve muy enfermo. Casi demacrado y muy pálido.

—... Mi hijo Seokjin próximamente será mi sucesor y por consiguiente su próximo rey. Confío en que van a aceptarlo tal y como lo han hecho conmigo todos estos años.

—¡Majestad! ¿Su hijo se casará?

El príncipe palidece y sus ojos viajan entre la gente como si buscara algo o a alguien.

—Si, el príncipe se casara y posteriormente ocupará mi lugar —responde el rey sin siquiera titubear.

En cambio, Seokjin se muestra sorprendido, pero se recompone sin problemas.

—Creo que él no estaba enterado, ¿verdad? —susurra Jimin y Namjoon baja la mirada.

—No comiences —gruñe Namjoon—, no deberíamos estar aquí.

—Claro que sí, es nuestro reino y ellos lo lideran.

—Jimin.

—No seas así, el príncipe nos está viendo.

—Me largo —Namjoon da media vuelta y se va. Jimin lo sigue entre bufidos.

—¡Nuestra salvación está por llegar al pueblo por fin romperemos la maldición! —grita otro hombre.

Los Kim se detienen volteando a ver al susodicho y observan al rey sentarse exhausto. La reina se mantiene en silencio y el príncipe se pone de pie.

—Por favor, no crean en todo lo que dicen, por años hemos sabido que tal maldición no existe —dice de manera clara el príncipe Seokjin.

—Esa maldición se llevó al príncipe, con todo el respeto que se merece príncipe Seokjin y futuro rey, ¿no le gustaría ver a su hermano otra vez? —exclama esta vez una chica, quien luce avergonzada y no creo que haya querido alzar la voz de esa manera y menos ante el próximo líder.

Seokjin retrocede como si le hubiesen dado un puñetazo, su mirada triste se hace presente y el príncipe sabe que no debe mostrar sus expresiones, pero acababan de mencionar a su pequeño hermano y definitivamente estaban tocando algo sagrado que a pesar de los años aún no logra superar.

Lamentablemente para él, ser el próximo en la sucesión no le permite ser un blanco fácil, debe mostrarse tal y como lo entrenaron toda su vida y por más que duela, tiene que contenerse.

—Todo Daegu sabe que el príncipe murió... —espeta la reina por primera vez poniéndose de pie, la multitud se silencia—, hace años que todos lo saben, lo único que logran con sus palabras es dañar aún más a nuestra familia. Mi hijo está muerto y si no mal recuerdo, fue tu padre quien lo encontró —señala y su mirada impenetrable congela a todos.

El reino entero sabe que el príncipe menor de la familia real está muerto, pero, aun así, continúan creyendo que él vive, por más que lo hayan encontrado y enterrado.

—Vámonos, Jimin, la pérdida del príncipe es algo que nunca van a superar.

—Pero ella luce como si no le importara.

—Fue su hijo, Jimin. Claro que le importa. Que finja no hacerlo no quiere decir que no le duela.