Confesiones

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Pasado.

Tercer universo.



—¡Jungkookie! —exclama Yoongi corriendo hacia el moreno, quien esperaba tranquilamente a que el menor de los Min saliera de la escuela.

Y ese fue el comienzo de los cuchicheos, si bien no era la primera vez que Jeon iba por Yoongi, siempre era lo mismo, miradas y comentarios poco disimulados y tanto, Jungkook como Yoongi fingían hacer caso omiso a ello. Ugh, el príncipe pensaba con frecuencia que Jungkook no notaba el impacto que tenía en las personas y si, tal vez estaba un poquito celoso.

Hace un mes Jeon estaba trabajando para su familia y había sido el mes más divertido y emocionante de su vida. Minho, su guardia oficial, le había ordenado a Jungkook que lo reemplazará mientras él atendía unos asuntos del reino. Yoongi con todo su encanto había convencido a su padre de intentar ser un chico normal y con Jungkook a su lado lo había conseguido bastante bien. Dado que ya era rutina que todos los días ellos caminaran tranquilamente sin guardias siguiéndolos.

Y por alguna razón que Yoongi aún no comprendía Jeon lograba hacer cosas fantásticas, quizás era un truco de magia, pero era muy bueno.

—¡Yoon! —llaman y Yoongi se voltea extrañado. Nunca nadie lo había detenido y al girarse reconoce al chico, es el chico nuevo de Gwangju.

—¿Dime? —pregunta Yoongi desconcertado y un tanto alegre de que uno de sus compañeros le hablara y especialmente este chico de Gwangju.

Ya que desde que se había presentado esta mañana, el chico nunca dejó de sonreír, y Yoongi estaba un tanto confuso por la felicidad del chico, porque él sabía que la familia tuvo que mudarse a Daegu por conflictos internos en su pueblo natal. ¿Acaso el chico no estaba apenado? Porque él lo estaría si dejara Daegu.

—¿Quieres trabajar conmigo mañana? —pregunta el chico un tanto intimidado por la presencia de Jungkook y es que Jeon se situó tras Yoongi escuchando y viendo toda la interacción de ambos estudiantes.

—¡Si! —acepta Yoongi de inmediato, y es que el príncipe ya se estaba visualizando solo en aquel trabajo que el maestro les había dejado.

—¡Genial! Nos vemos mañana, Yoon.

—Ve con cuidado a casa, Jung —musita el menor y Hoseok asiente alejándose rápidamente.

—Ese chico no me da buena espina.

—No seas malo, es nuevo en el pueblo y recuerda que debemos ser amables con ellos, Jeon —se voltea Yoongi—, y no entiendo porque no te da buena espina, él es divertido y muy risueño. Nunca deja de sonreír. A mí me gusta mucho.

—Estoy muy seguro de que existen otros términos para definir a una persona que te agrada —se queja Jungkook con el ceño fruncido—, solo di que te cae bien, solo yo puedo gustarte mucho.

—Jeon, no necesitas ponerte celoso —guiña Yoongi sonrojado—, no me gusta cuando todos se te quedan viendo.

—Lamento eso.

—Consecuencias de ser alguien guapo. Atraes a todos.

—Solo me interesas tú. El principito menor —Jeon sonríe coqueto, pero por dentro muere de nervios.

Jeon y Min suelen bromear mucho entre ellos. Sin embargo, Jungkook gusta de Yoongi, pero Yoon no parece caer en sus insistentes coqueteos. Quizá Jungkook no es demasiado bueno o Yoongi no es muy consciente de que Jungkook muere por abrazarlo y besarlo.

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