El bosque de Daegu

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Tercer universo.

Actualidad.



Kim Taehyung estaba sediento y muy hambriento, y no era para menos, llevaba horas enteras caminando sin siquiera detenerse un segundo. Estaba cubierto de pies a cabeza, lo único que podía visualizarse de sí mismo eran sus ojos y nariz, tenía que pasar desapercibido porque si fallaba en ello, era hombre muerto. Busan, Ulsan y por fin Daegu. Por fin había llegado a su bendito pueblo. Y su principal incentivo era encontrarlo. Encontrar a ese famoso hechicero o brujo malvado, lo que sea que fuera o como sea que lo conocieran, tenía que encontrarlo.

Pero estaba tan frustrado y cansado. No sabía quién era esa persona. ¿Cómo se supone que encontraría a ese sujeto si ni siquiera sabía quién era o cómo era? ¿Era humano o un horrendo ente diabólico? ¿Quién le aseguraba que el hechicero estaría en los bosques de Daegu? ¿Qué tal si todo era una farsa? ¿Y si estaba yendo a su muerte?

—¿Qué se supone que eres? —se susurra Taehyung sin detenerse a mirar a su alrededor—. ¿Chico, chica, viejo, joven, humano, animal o un ente? —suelta una risita por lo bajo—. ¿Cómo voy a saber que es la persona correcta?

Y lo único que tenía claro era que no sabía cómo era la persona que buscaba, no sabía con qué clase de criaturas iba a encontrarse en el bosque de Daegu y lo que haría cuando lo encontrara. Él no eligió eso, pero él aceptó lo que ese ente le dijo, todo por Jimin y no sabía nada de su rubio mejor amigo y temía más por la vida de su amigo que por su propia vida. Si eso no era amistad entonces él era muy tonto. Arriesgar todo y obedecer, simplemente un chiste, aunque aún pensaba que estaba en un sueño, lamentablemente ese sueño había durado mucho y se dio cuenta que todo era real cuando comenzó a sangrar y los golpes dolieron.

Independiente de todo, Taehyung deseaba con todas sus fuerzas encontrar a Jimin y largarse a su mundo, porque definitivamente ese no lo era. Todos vestían anticuadamente y su color de cabello llamaba demasiada la atención.

Actualmente no sabía si lo querían vivo o muerto. Y le aterraba. Estaba confundido, solo, hambriento y sediento. La confusión dominaba, si bien estaba temeroso de todo, no podía comprender todo lo que estaba viviendo porque era real. Él no estaba en su mundo, estaba en otro y no sabía que esperar o si viviría para contarlo.

—Ese chico al menos debía darme agua —se queja Taehyung—, quien necesita gimnasios si tengo una aventura como esta, se supone que soy de Daegu y nunca había visitado estos lugares —bufa y se detiene mirando el cielo, ya estaba anocheciendo—. Nunca tuve un buen sentido de la orientación, seguro me perdí. Pero... ¿qué pasó aquí?

Taehyung observa el sector y todo el pasto seco estaba completamente negro y el olor a humo y ceniza seguía allí, una casa había sido completamente consumida por las llamas y un par de hombres estaban tirados y creo que estos no estaban respirando.

—Mierda —susurra Taehyung en shock, nunca lograría olvidar eso. La puta madre, él nunca vio a alguien muerto en toda su vida—, están dormidos Tae, ellos están durmiendo... —musita y quita su mirada de esos hombres.

Su mirada cansada se enfoca a un costado del incendio y se sobresalta al ver a un hombre mirándolo fijamente. ¿Cuándo había llegado ahí? El hombre se veía tenebroso mirándolo con una sonrisa escalofriante mientras se divertía jugando con un cuchillo, definitivamente no se veía nada amigable, pero lo que le interesaba era lo que estaba tras el hombre. El bosque. Taehyung celebraba para sus adentros, allí estaba el famoso bosque de Daegu.

—Oye niño, ¿este es tu camino? —inquiere el hombre sin quitar la mirada de Taehyung.

El menor se mantiene en silencio analizando al señor frente a él, el sujeto se encontraba a una distancia prudente y esa sonrisa divertida y el movimiento del cuchillo le indicaba que nada bueno saldría de ahí.

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