Tú eres el valiente y yo el cobarde

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Tercer universo.

Presente.

Bosques de Daegu.



Un nuevo día daba comienzo y Yoongi esperaba no tener más sorpresas porque ya tenía demasiadas con las que lidiar. Aún tenía que averiguar quiénes eran esos chicos inconscientes y además regresar a Taehyung a su universo.

Lamentablemente, nada estaba saliendo como lo tenía planeado y comenzaba a enojarse mucho. En años fueron unos cuantos que quisieron entrar, pero nunca pudieron y ahora en un día ya tenía a tres personas con él. Estaba nervioso y frustrado. No le gustaban las sorpresas, pero el destino se empeñaba en dárselas.

Hace aproximadamente cinco años atrás, el pequeño príncipe creyó necesario informar sobre lo ocurrido y lo trataron cruelmente. Sin embargo, entre gritos de reclamos y empujones de enojo no hubieron mentiras. Él era culpable y lo sabía.

Su idea era irse muy lejos, pero había tanto en contra. Yoongi tenía muy claro que lo buscarían hasta por debajo de las piedras, entonces aquel día mientras caminaba derrotado bajo la lluvia decidió fingir su muerte. No le fue difícil y mucho menos lo fue cuando asistió a su propio velorio.

Luego del acontecimiento y las noticias de su muerte rondando por todas partes. Tomó la decisión de esparcir rumores por todos los pueblos, creó una profecía que al momento de inventarla nunca se le cruzó por la mente que esto le causaría problemas, pero increíblemente lo hizo.

Tenía enemigos, lo sabía muy bien y muchos más los tenía el rey. Algo que no hizo en estos años fue perder el tiempo. Claro que no. Práctico día y noche perfeccionando sus dones, lloró de frustración, creó caos y lo soluciono. Obtuvo ayuda y lo agradeció. Porque si bien dejó de ser un príncipe y para todos estaba muerto, él seguía siendo una persona que agradece por las buenas acciones.

El menor se condenó a sí mismo y aunque sabe que debería sentirse arrepentido no lo está. Maldijo a su padre y eso le trajo consecuencias. Aún tenía miedo, pero no por él sino por su pequeño hijo que no tenía la culpa de sus errores.

Yoongi dando una breve mirada hacia el pasado y reviviendo aquellos momentos difíciles por los que tuvo que pasar, llegaba a la conclusión de que él solo nunca lo hubiese logrado. Y por esa razón estaba tan agradecido de tener a Sunmi. Ella además de ser su nana se convirtió en una madre. Lo guio, aconsejo y cuido como su propia madre nunca lo hizo. Sunmi era la mujer más importante para el pequeño hechicero, ya que ella había dejado todo sin siquiera importarle lo que le depararía. Arriesgo su vida y desapareció del mapa solo para quedarse junto a él y no cualquiera haría eso.

Luego estaba el dueño de sus pensamientos, aquel castaño de ojos brillantes del que nunca quería olvidarse...

Jungkook, Jungkook, Jungkook.

Ese chico lo hizo tan feliz en poco tiempo, le enseñó lo que era el amor y siempre se mantenía en su mente. Lo seguía amando con intensidad y seguía doliendo como cuando este había dado sus últimos suspiros de aliento en sus brazos. Aún pensaba en él y la lluvia que Jeon le había prometido cayó muy pocas veces y más porque él mismo lo provocaba. No sentía a su novio y se preguntaba el porqué. Nunca quiso indagar y aunque quiso, él sabía que no se podía traer a nadie de regreso a la vida. Estaba derrotado, pero viviendo por el fruto de ese amor.

Un suspiro nostálgico se escapa de sus labios...

Min Yoongi nunca dejaría de amar a Jeon Jungkook.

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