Capítulo 2: Caída del Muro María

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Un año después

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Un año después.

Daira tenía un cambio a plena vista, era la manera en la que sus ojos destellaban sutilmente en rojo cada vez que usaba esa habilidad tan extraordinaria.

Recostada en la cama de su celda, con una mano alzada, y la vista en un objeto que flotaba frente a ella.

Su mano estaba rodeada de un aura roja, que también rodeaba el objeto: una cajita de cartón.

Sus dedos se movían suavemente, dirigiendo el objeto flotante.

Fue cuando la tierra comenzó a temblar de forma violenta. Daira alzó la vista para ver que debajo de su puerta, más de cinco pares de sombras corrían interrumpiendo la luz que se colaba.

Se levantó para salir de ahí, mientras la tierra aún temblaba. El techo soltaba cierto polvo al igual que las paredes, y los cristales vibraban.

Al asomar la cabeza encontró el pasillo de las habitaciones en donde las puertas también se abrían dejando ver al resto de la legión de agentes que se asomaban sin saber el motivo de tanto pánico entre los funcionarios.

-¡Legión de Agentes, todos a la armería!- ordenó el jefe Olcroft, con un tono de voz de urgencia.
-Agente 13, tu deber es protegerme, prepare el caballo-

Todos se movilizaron, y mientras Daira salía corriendo al establo y preparaba la montura en el caballo del jefe, pudo ver que sobre el muro Shiganshina había una cabeza que pronto se envolvió en vapor para no dejarse ver más.

Daira terminó por subir al caballo y se dirigió a la entrada, en donde el jefe Olcroft salía con la Legión de agentes.

-¡Quiero que todos saquen a mis funcionarios, mantengan un perfil bajo!- gritaba mientras se acercaba al caballo y subía detrás de Daira, la agente 13.
-Nos reagruparemos poco a poco dentro de Rose, hasta entonces-

Daira agitó las riendas del caballo y de inmediato salieron de ahí para alejarse, pero había titanes por todo el pueblo, el pánico era parte de los gritos de la gente que podía verse correr de aquí para allá.

Daira detuvo el caballo frente a una multitud de personas que obstruían el camino.

-Agente, aparte a toda esta gente- ordenó el jefe.

Un ruido se hizo presente junto a enormes pisadas.
Era la voz de un titán que se agachaba para alcanzar con su mano a quien sea.

Daira bajó del caballo sin soltar la rienda y estiró su mano libre para esparcir una ráfaga de su poder rojo que apartó a la gente como maleza, y avanzó con el caballo, repitiendo su acción en las agrupaciones de gente.

La mujer estaba seria, solo obedecía, pero algo en ella se sentía verdaderamente culpable por abrirse paso de ese modo entre las personas inocentes. Sin embargo, fue una sensación que ignoró, pues obedecer a la orden era más importante.

Una vez fuera, Daira y el jefe llegaron a los barcos y subieron dejando el caballo atrás.

Desde su posición podían ver que la cede secreta no estaba, pues había quedado completamente destruida.

Olcroft solo esperaba que todos hubieran salido antes, sobre todo su Legión de Agentes.

-Estamos en graves problemas, si la policía llega a ver cualquier cosa de ese lugar nos van a descubrir- le dijo a Daira, quien se mantenía vigía de que nadie se acercara a su controlador.
-Vamos a tener que ocultarnos por ahora-

Durante los siguientes tres años, Olcroft no volvió a ver a un solo agente o funcionario con vida

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Durante los siguientes tres años, Olcroft no volvió a ver a un solo agente o funcionario con vida. Por lo que dió por hecho que todos estaban muertos.

Los únicos que volvió a ver, fueron los hombres del consejo, que seguían al jefe fielmente.

Dieron por sentado que la Agente 13 era la última de la legión, por lo que la protegieron con sus vidas... hasta que fue necesaria una vez más...

El cuerpo de la Legión de Reconocimiento había llegado de una expedición cuando una nueva noticia llegó a sus oídos.

-Formulario de la Mafia Rosa Blanca, señor- mostró un capitán castaño de bigote corto.

El comandante Erwin Smith, un hombre alto, fornido, rubio y de ojos azules, leyó las hojas maltratadas y viejas, con un poco de sangre también y frunció el ceño.
-Son propuestas de una "Legión de Agentes"-

-Así es, tal vez espionaje, ¿deberíamos llevar esto con la policía Militar?- preguntó el capitán.

-Esa es una malísima idea, la policía Militar está corrupta hasta los codos- expresó la Mayor Hanji, alta, castaña, y con lentes de resorte.

-No podemos lidiar con titanes y con una mafia a la vez... no nos toca eso- se quejó el capitán castaño y alto que estaba su lado derecho.

-No seas llorón, Mike, el lugar en donde lo encontramos estaba devastado con cientos de cadáveres, puede que no quede nada de lo que la Mafia Rosa Blanca fue algúna vez- interrumpió el capitán Levi.

-Estoy de acuerdo, no creo que sean un problema ahora... obtuvieron su merecido aunque esté mal decirlo- asintió Erwin y bajó las hojas.
-Aún así las conservaremos, en caso de necesitarlas-

Todos asintieron.

Del otro lado de la puerta, un soldado que escuchaba aquella información, salió de ahí inmediatamente para tomar un caballo y cabalgar.

Cuando la junta terminó, los capitanes salieron de ahí, a excepción de la Mayor Hanji.
-Oi, Erwin, quería saber si puedes hacerme un favor-

-¿De qué se trata, Hanji?- preguntó el comandante tomando asiento frente a su escritorio.

-En esta próxima expedición, me gustaría mucho que dejaras que trajera uno o dos titanes para su examinación- habló la Mayor con cierta emoción en sus palabras.
-Prometo que si esto resulta peligroso lo dejaré, pero quiero tu permiso para al menos intentarlo-

Erwin se dió un masaje con sus dedos sobre sus cienes y asintió
-De acuerdo, Hanji-

La mujer gritó saltando en festejo y agradeció para salir de ahí con una sonrisa enorme.

C O N T R O L | LevixreaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora