- PRIMERA PARTE - Saga CONTROL
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Daira es la mejor agente de la mafia Rosa Blanca, así que es elegida para ser el primer sujeto a experimentos con humanos.
Su experimento es exitoso, y hacen de Daira un ar...
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Levi no quería continuar cabalgando, quería pelear. Así que molesto, disminuyó la velocidad para cabalgar a la par de las carretas, en la parte trasera de la formación y miró a los soldados. -Suelten los cuerpos-
Mikasa y sus compañeros, acabaron con dos más. Daira sonrió satisfecha de que el resto de titanes estaba más lejos. Tal vez gracias a eso, la legión podría llegar a la muralla en donde podrán pelear mejor.
-¡Pero señor!-
-¡Háganlo!- insistió el capitán.
Armin se acercó a las carretas y miró a los soldados. -Sé que es duro, pero si mantenemos ocupados al resto de titanes, nosotros podremos vivir gracias a su sacrificio-
Uno de los soldados liberó un par de lágrimas antes de mirar al cielo. -La agente... ¡señor la agente!-
-Ya lo sé, pero no podrá sola- dijo Levi.
-¡No, mire!- señaló.
Levi y Armin vieron como Daira caía sin control, como si sus poderes la hubieran abandonado. El corazón de Levi se estrujó una vez más, por lo que sin pensarlo se enganchó a las piernas de un titán y se lanzó para llegar justo a tiempo a atrapar a Daira entre sus brazos. Luego de eso, Mikasa mató al titán que los vió y se acercó.
-¿Está bien?- preguntó la chica.
Daira abrió los ojos lentamente y se tomó la cabeza con dolor. Era la tercera vez en el día que se desmayaba, lo cual no podía ser nada bueno.
El caballo de Levi volvió por él, así que éste lo montó sin soltar a la agente. -Daira, trata de mantenerte despierta-
Daira sentía que sus poderes también trataban de volver a funcionar. Habían momentos en los que estos brillaban por debajo de su piel pero luego volvían a morir.
-¿Qué pasó?- preguntó Erwin llegando hacia ellos, mientras los alentaba a cabalgar rápido hacia la formación otra vez.
-Está muy herida- dijo Levi. - Sería bueno que Hanji la revisara al salir del peligro-
-No saldremos del peligro sin ella- contestó Erwin para cabalgar más rápido hacia las carretas para dar su última orden. -Ya no contamos con el apoyo de la agente, ¡liberen los cuerpos, es nuestra última oportunidad!-
Los soldados se dirigieron a los cadáveres para comenzar a desamarrarlos, pero en sus ojos se reflejaba un inmenso dolor. Muchos de ellos habían sido amigos suyos. Armin pasó de su caballo a una de las carretas para ayudar, y en cuanto las ataduras se rompieron, los cuerpos rodaron y salieron de las carretillas.
Ante los ojos de todos los demás, aquello era una deshonra, pero también su última esperanza.
Mikasa y el resto de soldados que ayudaron, se quedaron sin gas, por lo que volvieron a la formación y miraron cómo los titánes se entretenían con lo que había en el suelo para ellos.
