Capítulo 1: Fase 1, experimento

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Daira Earhart, la mejor agente de la legión de la mafia RB

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Daira Earhart, la mejor agente de la legión de la mafia RB.
No era lo que parecía, pues su baja estatura y sus rasgos finos, la hacían ver como una dulce señorita.

Pero era la mejor asesina maestra que estaba destinada a liderar a la legión de agentes de la MRB, si le ordenaban hacerlo.
Ahora, era la candidata perfecta para iniciar la fase uno en el laboratorio: experimentos con humanos.

Daira entró seria, como alguien sin alma, controlada por Olcroft, apartada de su humanidad gracias al chip neurocognitivo.

-¿Es ella?- preguntó el jefe.

-Sí señor, aunque no lo parezca, su destreza le ha hecho superar las peores pruebas en el campo- afirmó el jefe de entrenadores.

Olcroft miró al Mayor Barón Fletcher, dándole permiso de proseguir.

-Bien, los análisis muestran una gran oportunidad de que el experimento sea exitoso, pero no quiero prometer nada, es casi imposible que lo sean-

-¿Cuál es el objetivo?- preguntó Olcroft.

Fletcher carraspeó y se puso frente a la agente
-Expandir ciertas áreas que la mente por si sola no puede abrir... le daremos a esta mujer acceso completo a ellas- miró al jefe
-En pocas palabras, telequinesis y conexión simbiótica intercerebral-

La mujer castaña entró a una cápsula metálica, y antes de cerrarla, fue conectada por cables en el pecho, cabeza y espalda.

-Bien, ¿está todo listo?- preguntó el Mayor.

-¡Conectada!- afirmó un funcionario.

-Cierren la capsula- ordenó Fletcher.

Al cerrarse, esta se iluminó por dentro.
Barón Fletcher caminó hacia el jefe y le mostró una hoja con los niveles de salud de la joven agente.

-Lo que haremos será inyectar la sustancia que estuvimos preparando, abrirá la zona de su cerebro que creemos es la clave para llegar al control telequinético- explica.
-De modo que activa toda la materia oscura, dándole las habilidades que necesitamos... en teoría-

-Bueno, su teoría se pone a prueba hoy, Mayor- asiente el jefe.

Fletcher asiente y vuelve su mirada a los funcionarios.
-Activando vita rayos, y ahora... inyecten el suero-

Los funcionarios abrieron los cables a los que Daira estaba conectada e introdujeron ahí el suero vía intravenosa.

Era azul, un azul eléctrico que entró al torrente sanguíneo de la chica.

Esta despertó, abriendo los ojos de golpe, trató de moverse. Sentía que sus venas quemaban y esta sensación comenzó a recorrerla por completo.

No podía dejar de moverse con dolor, empezando a jadear con miedo y desesperación.

-Entró a su torrente- afirmó un funcionario.

-Bien, suban el voltaje de la cámara, así el suero será más veloz y eficiente- dijo el científico líder.

Ellos obedecieron y de forma inmediata, hasta que pudieron escuchar los gritos de dolor de la chica.

Se retorcía dentro de la cápsula, sin entender su paradero o el motivo de su dolor.
Pronto, su mente se sintió llena de movimiento, como un derrame, algo rápido y doloroso había entrado a su cabeza, como un gusano de lava.

Gritó fuerte, alterando la energía de la máquina en la que estaba atrapada.
Hasta que finalmente la cápsula se apagó de la nada dejando silencio total a toda la sala.

Fletcher se acercó para abrir la cápsula y encontrar a una joven sin vida dentro del arca.

Un funcionario tomó sus signos vitales y finalmente negó.

Olcroft bufó molesto. Había perdido a su mejor agente en un experimento.

Decepcionados, la desconectaron y la dejaron ahí.

-Al menos ahora sabemos, que no estamos listos- habló el Mayor.

Olcroft se dió la vuelta para irse, cuando de pronto detrás de ellos algo hizo un ruido que alteró a todos.

La agente había despertado y cayó de la capsula.

-¡Está viva!- dijo un funcionario mientras la cargaba para ponerla de pie.

Todos se acercaron a analizarla, sus pupilas, sus latidos, su presión, todo parecía normal.

-Bueno, parece que el suero no funcionó, pero ella está viva- afirmó Fletcher.

-Eso aún no lo sabemos- negó Olcroft.
-Póngase de pie agente-

La chica atendió la orden de su controlador, mientras se tambaleaba.
-Lista para obedecer- dijo con una voz lastimada por los gritos que había dado antes.

-Deberás dejar que se te examinen hasta que sepamos si funcionó el suero en tus venas-
Ella hizo el saludo y asintió.
Olcroft miró al Mayor Barón Fletcher y lo señaló.
-Tienes dos meses-

-Sí señor-

Durante estos dos meses, la Legión de Reconocimiento se hizo con los nuevos reclutas, y el nuevo capitán ya tenía un escuadrón con quienes él consideraba los mejores

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Durante estos dos meses, la Legión de Reconocimiento se hizo con los nuevos reclutas, y el nuevo capitán ya tenía un escuadrón con quienes él consideraba los mejores.

Sus nombres eran Auruo, Erd, Gunter y Petra.

La Mayor Hanji también tenía nuevos integrantes, así como ayudantes.

Mientras tanto, en la muralla María, Daira era vigilada constantemente.
Su evolución en el primer mes fue sorprendente, pues en efecto, los experimentos fueron un éxito, y Daira comenzó a mover objetos con la mente.

En el segundo mes, ella adquirió la suficiente práctica para comenzar con el entrenamiento.

El Mayor Fletcher describe sus habilidades como una "plasma de luz roja que sale de sus manos".

El jefe Olcroft está más que contento con su nueva arma letal.

Y durante el tercer mes, tanto la mafia, como la Legión de Reconocimiento, volvieron a sus actividades normales, comenzando con sus misiones y expediciones.

C O N T R O L | LevixreaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora