CAPITULO 26

16.6K 759 15
                                    

MIA


El haber dormido apenas dos horas anoche, me obligó a beber una dosis extra de café esta mañana. La inesperada conversación que tuve con Lucas, también ayudó a despabilarme; incluso, confieso, más que el propio café. Los dos nos hicimos preguntas importantes, y lo que comenzó como una tregua, acabó tornándose un poco intenso. La aparición de Julieta fue mi excusa para escapar de ese momento, y recién volví a verlo una hora más tarde, cuando se unió a nosotras en la sala.

Pasamos todo el día en la playa, hasta que la temperatura descendió, obligándonos a regresar. Con Lucas nos esforzamos por actuar con la mayor normalidad posible, más allá de todo lo que había pasado entre nosotros en las últimas horas. Entrada la tarde, luego de tomar una merienda bajo la galería del patio trasero, Julieta se retiró para tomar un baño. Habíamos acordado ir a cenar mariscos a un pequeño restaurante junto a la playa. Si bien a Lucas no le agradó demasiado el menú, prometió que haría el esfuerzo de probar algo nuevo.

Al quedarnos solos, tras algunos segundos de silencio incómodo, lo oí aclararse la garganta.

—¿Quieres acompañarme un momento afuera? Si no pensabas hacer otra cosa, claro —agregó.

Ciertamente no tenía nada interesante que hacer, pero me inquietaba un poco su proposición.

—Pensaba ir a ducharme más tarde, así que...

—No nos tomará mucho tiempo.

—Ok, pero ¿de qué se trata? —pregunté, comenzando a seguirlo, pues ya se dirigía a la puerta de entrada.

—Espera un poco y verás, no seas ansiosa.

—Es que Julieta...

—Envíale un WhatsApp y dile que enseguida regresamos.

—¿Iremos a algún lado? —Cerré la puerta y lo alcancé, ya en la acera, en donde se detuvo junto a su auto—. Oh, ya sé... te quedaste sin cigarrillos ¿No puedes esperar a que salgamos a cenar para comprar? —Últimamente lo había visto fumar más que de costumbre.

—No se trata de cigarrillos.

—¿Entonces?

—Si dejaras de parlotear y me dejaras hablar, podría decirte.

—¡¿Cómo que parlo...?! —Dejé la frase a la mitad—. Ok, lo siento.

Se quedó en silencio un momento, y luego metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó unas llaves. Tras un instante de duda, las extendió frente a mí, ante mi completo desconcierto.

—¿Qué... significa eso? —Sabía que eran las llaves de su auto, pero, ¿por qué me las estaba mostrando?

—Significa que, tal vez me volví loco, o tú me hiciste algún hechizo, no lo sé... sólo tómalas, antes de que me arrepienta.

Las llaves seguían tintineando frente a mí, pero yo era incapaz de reaccionar ¿Había entendido bien? ¿Me estaba ofreciendo su auto?

—Espera, ¿tú quieres que yo... conduzca tu coche?

—No, no quiero que lo hagas. Pero te lo has ganado.

—¿En qué sorteo participé, que no me enteré? —bromeé, mientras intentaba comprender esta sorpresiva situación.

Lucas sonrió un poco, aunque lo seguía notando nervioso. 

—Últimamente has hecho mucho por mí. Más que cualquier otra persona, aun sin tener ninguna obligación. Y, tal vez, yo no sea muy bueno con las palabras, así que... esta es la mejor forma que encontré de agradecerte.

Beautiful tragedy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora