CAPITULO 16

16.2K 727 64
                                    


MIA


La primavera se había instalado por completo, trayendo consigo hermosos y templados días.
Era mi estación favorita del año, lo que causaba que mi humor cambiara significativamente para bien.

La llegada de esta época también me daba más energía y ganas de salir, por lo que prácticamente todos los fines de semana salíamos con Julieta. Y este sábado no era la excepción. Bien temprano, le había mandado un mensaje a Lucas notificándolo de nuestros planes, pues hubo un par de ocasiones en que le avisé a último momento y supe que eso le causó problemas con su novia. Desde entonces, procuré ser más considerada. 

Nuestra relación, o trato, había mejorado bastante en los últimos tiempos. Yo intentaba no ser tan hostil, y él había dejado de molestarme con sus típicas frases provocativas. Por supuesto, no éramos los mejores amigos del mundo, pero al menos podíamos mantener una conversación sin querer matarnos.

Con quien no había cambiado en nada nuestra relación, era con Sebastián. Incluso, me arriesgaba a decir que estábamos peor. No volvimos a tener una salida a solas desde aquella primera cita en el restaurante —a la que, por cierto, llegó tarde— y, para colmo, no dejaba de viajar de aquí para allá con sus dichosas muestras de arte de la facultad, por lo que casi ni nos veíamos. Gracias a Julieta, y a mis propias responsabilidades de mi carrera, lograba mantener mi mente ocupada, pero sabía que tarde o temprano tendríamos que definir nuestra situación, pues ya no me hacía feliz esa inestabilidad y falta de interés por su parte.

Me puse uno de mis vestidos favoritos, unos lindos zapatos bien altos y me alisé el cabello. Lucas pasó a buscarme a medianoche, recogimos a Julieta por su casa y nos dirigimos a un nuevo bar que nos habían recomendado unos amigos. El lugar no estaba en la zona exclusiva que siempre frecuentábamos, por lo que el público allí no era tan selecto, pero eso no nos importaba mientras pasaran buena música y los tragos fueran aceptables. Además, prefería no cruzarme con los amigos de Sebastián, por lo que era mejor evitar los sitios a los que siempre íbamos.

—¿Están seguras que es aquí donde querían venir? —nos preguntó Lucas, una vez que bajamos del auto, mirando con desconfianza a nuestro alrededor.

—Si. Nos han dicho que hacen los mejores daiquiris de frutilla.

—Puedo hacerles yo unos daiquiris de puta madre, si esa es la cuestión. No es necesario que entren aquí.

No pude evitar reír al ver su expresión. 

—No me digas que te estás poniendo refinado, Méndez.

—No lo digo por mí, he estado en sitios que te daría pánico incluso pasar por la puerta, muñeca. Pero no creo que éste sea... adecuado para dos chicas como ustedes.

— Déjanos decidir a nosotras qué sitio es adecuado, muñeco —le dije, poniendo especial énfasis en dicho apodo. Él rodó los ojos, y finalmente nos abrimos paso hacia el interior del lugar.

Debo confesar que mi primera impresión al poner un pie allí, fue que Lucas tal vez tenía razón y no era un sitio para nosotras. Era bastante pequeño para la cantidad de personas que había, excesivamente oscuro, y la ambientación dejaba bastante que desear. Definitivamente, no era nada parecido a los lugares que solíamos frecuentar. Sin embargo, no pensaba confesarlo en voz alta y tener que soportar a Lucas recordándome toda la noche, con una enorme sonrisa de satisfacción: "te lo dije". Así que puse mi mejor cara de "me encanta este lugar" y nos dirigimos directo hacia la barra. Lucas se despidió de nosotras, a pesar de haberle dicho que si quería quedarse podía hacerlo. Sin embargo, prefirió dejarnos tranquilas, aunque nos aseguró que nos estaría vigilando muy de cerca, y más que nunca.

Beautiful tragedy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora