CAPITULO 27

17.6K 794 78
                                    

MIA


Llegada la noche, mientras Lucas tomaba un baño, buscamos una película con Julieta para pasar el tiempo. También aproveché ese momento para mandarle un mensaje a mis padres, y dejarlos tranquilos de que todo estaba bien.

—¿Ha ocurrido algo entre Lucas y tú, que yo no sepa? —La voz de mi amiga me sobresaltó.

Creo que mi pulso se detuvo por un momento. 

—¿Qué? ¿Por qué lo preguntas?

—Porque noté cierta tensión entre ustedes durante todo el día. Y no la misma tensión de antes, cuando no se podían ni ver y vivían peleando. Era diferente... como si se sintieran incómodos el uno con el otro.

—No, para nada —respondí, con toda la normalidad que pude.

—Mia, te conozco hace años. No se dirigían la palabra más que cuando era necesario, no se miraban a los ojos, y te metiste al mar conmigo, cuando nunca lo haces. Apuesto que para no quedarte a solas con él.

Mierda, debí imaginar que eso llamaría su atención. Yo sólo me metía al agua cuando hacía un calor agobiante, lo cual no ocurría en primavera.

—No he dicho nada para no empeorar lo que sea que ocurre entre ustedes. Pero tú, ahora, no me lo negarás.

Podría hacerlo, pero de nada serviría. Julieta me conocía mejor que nadie, no podía mentirle. Además, necesitaba contárselo a alguien, ¿y quién mejor que ella?

—Creí que no habíamos sido tan evidentes.

—Lo fueron. Tú, al menos.

—Nunca fui buena mintiendo.

—Entonces, sí ocurrió algo.

—Si. Nos besamos —dije, sin poder contenerlo más.

Sus ojos se abrieron enormes, y su boca cayó abierta. 

—¡Lo sabía! Cuando vi cómo actuaban el uno con el otro, la forma en que se evitaban... ¡era tan obvio!

—¿Puedes bajar la voz? No quiero que Lucas sepa que te lo conté.

—Ok, pero tienes que contármelo todo. —Se acomodó en el sillón, con las piernas cruzadas, y me recordó a aquellas épocas de incipiente adolescencia, cuando nos confiábamos nuestras primeras experiencias con los chicos—. ¿Cómo ocurrió?

—Fue todo muy sorpresivo. Yo estaba esperando las botellas de agua que tardaban una eternidad, cuando apareció un imbécil a molestarme al que no estaba consiguiendo manejar, y de repente llegó Lucas y... sucedió.

—¿Él te besó?

—No, yo lo hice. Lo noté muy alterado, y no quería que lo golpeara y se armara un escándalo.

—¿Así que no tuviste mejor idea que besarlo para calmarlo? Tú sí que sabes aprovechar las situaciones, amiga.

—Pensé que él se molestaría conmigo, pero, en cambio, me devolvió el beso y... te juro amiga que nunca nadie me besó como él en toda mi vida.

—Creo que voy a desmayarme —dijo, tan dramática como siempre—. ¿Cómo pudiste no contármelo? ¿Quién sabe cuántas otras cosas me ocultarás?

—Nada. No pasó nada más, y para mí fue suficiente.

—¿Suficiente, para qué?

"Para volarme la cabeza por completo", hubiese querido responder.

Beautiful tragedy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora