I: Un amo compasivo.

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La mansión Chernobyl era muy conocida por su envidiable decoración, tanto en el salón de baile, como en el estético jardín; eso era lo que había escuchado muy seguido por parte de Lau. Pudo confirmar en que no le habían mentido.

El sendero del jardín hasta la entrada, estaba especialmente adornado de faroles de seda azul, ni siquiera sabía cómo es que esa seda no se quemaba con el calor de las velas.

Ciel, quien venía acompañado por su mayordomo Sebastian, admiró su alrededor y preguntó:

ㅡ ¿Quién era el encargado de la decoración, Sebastian?

Ciel era una persona que no solía prestar mucha atención a los detalles decorativos, pero el arreglo de la mansión del duque era tan llamativa que le era casi imposible no admirar la decoración. Era como una inevitable hipnosis, en donde te absorbía los alrededores y ansiabas querer admirar eternamente.

ㅡPor lo que averigüé, todo esto es obra del mayordomo de la casa Chernobyl.

ㅡ ¿Un mayordomo es capaz de hacer todo eso? ㅡ Miró a Sebastian por un momento, luego se fijó en el suelo del sendero. Parecía estar cubiertos de cristales que brillaban de ese tono azul gracias a la luz de los faroles ㅡ Esto humilla a la mansión Phantomhive.

Sebastian no dijo palabra alguna, sabía que indirectamente su joven amo le estaba criticando su forma de idear la decoración. Sebastian era muy bueno solucionando las complicaciones que solían visualizarse, ya sea en la administración y mantenimiento de la mansión, pero no era tan exorbitante en la decoración, podía sorprender algunos invitados a excepción de su amo. Esa idea le hacía dar un ligero tic en la ceja.

El vigilante revisó la carta de invitación, procurando en que no sea falsa, luego los dejó entrar, sin antes lanzar una mirada interrogativa al conde Phantomhive.

El salón estaba repleto de personas importantes: vizcondes, archiduques, baronesas, y la lista era larga.

Pudo admirar el enorme candelabro de cristal, también poseía destellos azules como los faroles, pero los cristales colgantes en forma de gotas era algo que no se podría discutir.

ㅡSebastian, se atento a lo que pueda suceder. Busca la información que te sea posible ㅡsusurró ㅡ Cualquier cosa puede ser una potencial pista.

ㅡComo diga, joven amo.

El duque dio su aparición, dando la bienvenida a sus invitados, bajando por las amplias escaleras; poseía un impecable uniforme militar de color blanco. Iba acompañado por un joven que se podría teorizar como su mayordomo, ya que el diseño del traje no era común en los mayordomos.

A pesar de que el duque debería ser el centro de atención, por alguna razón, el joven mayordomo parecía ser causante de muchos susurros, unos en donde alababan su trabajo y el color de sus ojos.

Ciel no podía ver bien el rostro de ambos individuos por mucho que contrajera la mirada, eso le hizo suspirar de frustración.

Sebastian no estaba consigo, esperaba en que no se distrajera tanto.

Se sentó en una cómoda silla, parecía estar fundida de plata, estaba tan bien hecha que se sentía más cómoda de lo que había imaginado.

Nadie estaba a su alrededor.

Un tiempo después, se sintió enojado. Esperar a Sebastian le robaba gran parte de su paciencia. Sonaba sus cortas uñas contra el brazo de la silla, lo único que lo mantenía entretenido era mirar atentamente las decoraciones.

Las personas no se acercaban a hablar con él, tal vez porque era un simple niño ante sus ojos, uno que no podría comprender el lenguaje de los adultos.

Kuroshitsuji: Rencor Divino (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora