VIII: Canción italiana. parte 1.

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Era 8 de noviembre de 1889. Habían pasado nueve días desde que llegó Castiel a la mansión.

Adquirió la responsabilidad de cuidar al joven amo mientras que Sebastian se ausentaba. Había dicho que tenía algo muy importante que hacer y no mostraba señales de presencia desde el día anterior.

Tuvo que encargarse de administrar la mansión. También de bañar, vestir y escoltar al joven amo a donde quisiese ir. No era fácil, tampoco era complicado como su trabajo anterior.

Estaba encantado de hacer postres que Ciel anhelaba, menos mal que conocía mucho de repostería.

Esa mañana, un búho mensajero había llegado, con una carta para el conde. Vergonzosamente el ave se había negado a bajar del hombro de Castiel. Tuvo que recurrir a la ayuda de Snake, que hizo que sus serpientes asustaran al búho.

ㅡ ¿Casi rasga la tela del saco? ㅡle preguntó a Bard. El cocinero pasó una mano por la cabeza.

ㅡ ¡Woah! Te destrozó la tela ㅡterminó respondiendo Finni.

Por dentro, Castiel estaba en pánico, se sintió como un descuidado, ni siquiera se había visto venir eso, las aves solían posarse en su cabeza.

ㅡDebo remendarlo. Joven amo...

ㅡNo te preocupes por mí. Ve a la habitación de Sebastian y saca uno de sus sacos mientras remiendas ese.

Lastimosamente se había olvidado por completo de comprar otro saco de repuesto, se sentía tan idiota ante tal falta.

ㅡComo diga, joven amo.

Entrar a la habitación del mayordomo de la casa Phantomhive y tomar algo que no le pertenecía, no era algo que le gustara hacer, sin embargo, era una orden del joven conde, así que tenía que dejar sus principios morales de lado.

Pudo notar que el cocinero y la sirvienta estaban sudando, luego le restó importancia, pensando en que el horno hizo que la temperatura de la cocina se elevara.

Finni se hizo cargo del búho rebelde.

Castiel tuvo que retirarse del lugar para cambiar su arruinado saco. Quería apresurarse, sería deshonroso dejar por mucho tiempo a su amo. Le fue un poco alejado el recorrido tomando en cuenta la distancia de las salas y las escaleras.

Todo estaba tan silencioso que tarareó el ritmo musical de su cajita, a veces soltaba una oración de la canción improvisada que su madre tanto le cantaba.

Abrió la puerta de la habitación de Sebastian, una alcoba simple que solo transmitía sencillez.

Sacó del armario un saco de uniforme, se quitó el suyo y miró el desastre que había hecho esa ave, sería complicado remendarla sin que se notaran las puntadas del hilo ≪tendré que comprarme uno nuevo≫, suspiró.

ㅡIl blu rappresenta cose belle ㅡcantó en voz baja. Mordió su pulgar enguantado hasta sentir sus colmillos. Dobló su saco ㅡ Come il cielo e il mare ㅡsiguió cantando mientras tanto ponía su saco arruinado en la cama de Sebastian ㅡ. Significa vita ㅡ Se colocó el saco de Sebastian ㅡ E la vita è bella in molti modi ㅡ Abrochó el saco.

ㅡ ¡Oh! Il mio angelo dagli occhi blu ㅡ Esa voz lo hizo sobresaltarse y voltear con el corazón agitado ㅡ. Así seguía la canción, ¿no es así?

ㅡ ¡Señor Sebastian! ㅡdijo casi atónito ㅡ ¿Cuándo llegó? No me había dado cuenta.

Trató de estar lo más calmado posible. Sebastian había sido muy silencioso al entrar.

ㅡNo hace mucho. El joven amo me informó en que un búho mensajero rasgó la tela de su saco.

Castiel se abochornaba de manera mental ¿había demorado en ir por el saco o Sebastian era muy rápido? Tal vez un poco de ambos.

Kuroshitsuji: Rencor Divino (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora