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Salgo de casa y me dirijo hacia la de Judith. Voy por el camino dándole vueltas al día de ayer. Mis amigas me van a bombardear a preguntas. Llego a casa de mi amiga y cojo aire antes de llamar al timbre, vale Ares, pulso el timbre y se escuchan unos pequeños pasos acompañados de ladridos. Es Nala, la perrita de Jud, es pequeña y de color canela. Antes de que mi amiga abra la puerta se le escucha chistar detrás de ella. Finalmente abre la puerta y Nala se abalanza sobre mí. Saludo a Judith con dos besos y cojo a Nala en brazos.

-¿Soy la primera en llegar?- Miro a mi amiga- Porque si es así apunta el día.- Digo riéndome.

-No no, Andrea está en el salón.- Se ríe y paso al salón con la perrita en brazos.

Dejo a Nala en el suelo y saludo a Andrea. Me siento al lado suya, Andrea me mira sonriendo y ya se que va a decirme.

-¿Tú no nos piensas decir nada?- Miro a Andrea riéndome.

-A ver que quieres saber- le respondo sin darle mucha importancia al tema- no hay mucho más de lo que he dicho por el grupo.- Me encojo de hombros.

-¿Te gusta?- Pregunta Judith sentándose a mí lado y justo en ese momento llaman al timbre. Salvada por la campana. Jud se levanta a abrir mientras que Nala no para de ladrar. 

Se escucha un gritito de Kassandra, suelto una carcajada, siempre hace lo mismo cuando ve a Nala. Por detrás también se escucha la voz de Carla, ya estamos todas. Bien Ares, prepárate para la ronda de preguntas. Entran mis tres amigas en el salón y me miran sonriendo. Kassandra y  Carla nos saludan a Andrea y a mí con dos besos a cada una y se sientan en el sofá de al lado.

-Bueno ¿por dónde íbamos?- dice Judith cuando ya se ha sentado- ah sí, ¿te gusta Jesús?- Me encojo de hombros en forma de respuesta.

-¿Cómo que no lo sabes?- Me dice Andrea.

-Pues que no lo sé- miro las caras de todas que me miran atentamente.

-Deberías saber eso ¿no?- Añade Carla.

-A ver chicas que es pronto para saberlo- me encojo de hombros- apenas nos conocemos, solo hemos quedado una vez, es pronto.- Les respondo y ellas se dan por satisfechas.

-Bueno, ¿quién tiene hambre?- Dice Andrea para evitar que alguna haga otra pregunta. Todas levantamos la mano y gritamos 'yo' al mismo tiempo.

Pedimos 2 pizzas familiares y ninguna vuelve a mencionar el tema ni antes, ni durante, ni después de la cena y yo se lo agradezco. Volvemos a hacer la misma rutina de siempre antes de salir. Cuando ya estamos llegando al local vemos al grupo de Jesús en la entrada hablando animadamente entre ellos y lo veo. Veo a Dani y el estómago me vuelve a dar otra punzada al verlo. Dios está muy guapo, lleva unos vaqueros negros con una camisa de rallas con los primeros botones desabrochados haciendo que su pecho quede casi descubierto y se vean sus colgantes. El estómago me da otra punzada aún más fuerte pero sigo caminando con mis amigas hasta ellos.

Daniel Oviedo, esto es efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora