Daniel Oviedo, esto es efímero.

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Son las 11.30 de la mañana, estoy en "La Caleta" dando un paseo con Dani. Hay bastantes personas, algunas tomando el sol, otras jugando, niños correteando con sus juguetes de playa... Los gemelos se van en dos semanas y Andrea y yo queremos aprovechar el tiempo al máximo con ellos. Caminamos de la mano por la orilla mientras que el agua acaricia nuestros pies. 

Dani va contándome las cosas que va a hacer cuando vuelva a Madrid y aunque, por una parte me entristece por otra parte me alegra. Una de las cosas que van a hacer es grabar un single. Por lo visto a los dos les gusta cantar desde pequeños y su padre les ha conseguido esta oportunidad. 

-Espero que antes de que te vayas me cantes un poco.

-Bueno eso ya lo iremos viendo.

Suelto una pequeña risa y subimos al paseo marítimo, nos ponemos los zapatos y seguimos paseando. Seguimos hablando de nuestros planes, le cuento que he entrado en la universidad de Sevilla y se alegra mucho por mí. Dice que así para vernos sería más fácil porque ellos son de allí y suelen ir a menudo.

-Son las 12.30, ¿te apetece ir a tomar algo?- Me pregunta.

-Por favor, me muero por una cerveza ahora mismo.

Dani suelta una carcajada y nos sentamos en la terraza de un bar cercano que hay. Pedimos nuestras bebidas y el camarero se marcha.

-¿Sabes? Es un buen momento para que me cantes.

Me río y en ese momento aparece el camarero de antes poniendo nuestras bebidas sobre la mesa.

-Ares, tranquila -suelta una carcajada- antes de irme te prometo que te cantaré algo.

Asiento contenta y le doy un trago a mi vaso.

-Si bajáis a Sevilla, ¿vendrán también los chicos?

-No sé Ares, desde luego Lucas no. Desde que pasó lo que pasó no se ha vuelto a acercar a mí, aunque tampoco me importa mucho. 

Me encojo de hombros y hablamos de mis amigas. Le cuento que las conozco desde primaria, tuvimos nuestros más y nuestros menos pero siempre lo solucionábamos al fin y al cabo. Dani me habla sobre sus amistades de Sevilla. Echa de menos a sus amigos, se le nota aunque no me lo diga pero es normal. Se mudaron a Madrid porque querían lanzarse al mundo de la música pero nunca habían tenido oportunidad.

Pagamos nuestras bebidas y vamos de camino a mi casa, mis padres están trabajando y estoy sola así que hoy come Dani conmigo. Me encanta estar con él y no quiero separarme de él. Vamos charlando por el camino y su móvil suena como que ha recibido un mensaje. Coge el móvil con la pantalla encendida. ¿Cloe? ¿Cloe le ha mandado un mensaje a Dani?

-¿Cloe?

Dani me mira rápidamente en cuanto pronuncio su nombre.

-¿Te sigues mandando mensajes con ella?

-Verás Ares, yo...

-No, no quiero escucharte, quiero que me dejes en paz.

Aligero el paso dejando a Dani atrás.

-Ares por favor escúchame.

Voy cruzando un paso de peatones cuando un coche viene hacia a mí más rápido de lo normal. Lo único que escucho son personas alrededor de mí, a Dani decir mi nombre una y otra vez y por último sirenas de ambulancia cerca antes de caer en un sueño profundo.