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Me despierto y todavía llevo puesta la ropa de ayer. Cojo el móvil, tengo mil mensajes de mis amigas por el grupo y por privado. Se me olvidó avisarles cuando llegué a casa. Tengo un mensaje de un número desconocido.

"Buenos días, ¿tienes resaca?" 

Pulso la foto de perfil del contacto y es Jesús. Le respondo y luego le hablo a mis amigas diciéndole que llegué bien y todo lo que sucedió anoche. Suspiro. Necesito una buena ducha.

Son las doce de la mañana, ya he desayunado, duchado, vestido y con la cara limpia. Desde que me he levantado no he parado de hablar con Jesús. Mis amigas se han quedado flipando cuando les he contado lo que pasó anoche y que aproveche la oportunidad con Jesús, que no sea tonta y bla bla bla... Lo de siempre. Bueno, Dani... Dani no se va de mi cabeza, quiero conocerle pero creo que no va a darse el caso. He quedado esta tarde con Jesús y he quedado con él en que le enseñaría Cádiz, me ha contado que Dani y él están aquí hasta finales de agosto y que tiene ganas de ver la ciudad conmigo.  

Después de comer, subo a mi habitación y me tumbo en la cama, he quedado con Jesús a las seis pero antes voy a dormir un poco.

El móvil suena, suena y suena. Abro los ojos poco a poco y desperezo, bostezo y enciendo el móvil para mirar qué hora es. ¡La seis y diez! Me levanto de un salto de la cama y me cambio de ropa, me maquillo muy poco y me peino haciéndome una coleta. Llevo unos pantalones cortos blancos, una camiseta de color amarillo pastel y unas sandalias. Cojo dinero, mi móvil y salgo corriendo de casa. Corro hasta la plaza de la catedral que es dónde hemos quedado él y yo. Llego hasta él jadeando. Le explico como puedo lo que ha pasado y él solo se limita a reír. Es algo que me encanta de Jesús que siempre está sonriendo.

-Lo siento Jesús de verdad- me disculpo- es que cuando duermo siempre se me va la hora...- Le sonrío.

-Está bien Ares, no te preocupes de verdad- me vuelve a sonreír- ¿vamos?- Me pregunta cuando ya he recuperado el aliento.

-Vamos entonces.- Le respondo con una sonrisa y empiezo a caminar a su lado.

Jesús y yo vamos charlando por el camino y nos vamos conociendo más a la vez que paseamos por las calles de Cádiz. Cuando ya está atardeciendo lo llevo al paseo marítimo.

-Esta es una de las cosas más bonitas que vas a ver en tu vida- me siento en un borde de piedra que da justo a la playa- me encanta ver el atardecer.- Le digo a Jesús mientras mira como el sol va bajando poco a poco.

Jesús no dice nada y cuando ya ha anochecido completamente, me levanto.

-Venga vamos, te invito a cenar. -Jesús no me responde solo se limita a sonreír y seguirme allá donde lo lleve.

Después de estar caminando durante 15 minutos entramos en un restaurante italiano que no es muy caro, he venido más veces aquí con las chicas y se come muy bien. Cuando ya estamos sentados, pedimos las bebidas y miramos la carta.

-¿Qué te vas a pedir?- Me pregunta.

-Pues... creo que unos espaguetis.- Le digo mientras sigo mirando la carta.

El camarero nos trae las bebidas y nos toma nota de la comida.

-¿Tus amigas no te han echado de menos hoy?- Es verdad, no me he acordado de ellas en ningún momento de la tarde.

-Pues a decir verdad no me he acordado de ellas en toda la tarde.- Suelto una risa a lo que Jesús sonríe también.

Desbloqueo el móvil y le doy un trago a mi bebida. Miro los mensajes y sí, mis amigas me han echado de menos. Me han escrito muchos mensajes y hay algunos como estos: "Ares, ¿estás viva?" "¿Jesús te ha secuestrado?" "Uyyy Jesús..." y muchos más de ese estilo. Les respondo con un simple "cuando llegue a mi casa os cuento". El móvil vuelve a vibrar por sus respuestas pero lo pongo en silencio, lo bloqueo y lo pongo sobre la mesa boca abajo.

Nos traen la comido y Jesús y yo charlamos animadamente. La verdad es que me siento muy agusto cuando estoy con él. Terminamos de cenar y pago la cuenta. Salimos del restaurante y me acompaña a casa, ha quedado con sus amigos. Los temas de conversación entre nosotros no se acaban y eso me gusta. Cuando llegamos a mi casa, nos quedamos hablando un rato más, corría una brisa muy agradable. Jesús se va acercando a mí lentamente, pone su mano sobre mi mejilla atrayendo mi boca hacia la suya. Sus labios rozan los míos y justo cuando íbamos a besarnos escuchamos como alguien pronuncia el nombre de Jesús desde lejos.

-Creo que te están llamando.- Susurro y suelto una risa leve.

Nos separamos y Jesús mira hacia la derecha que es de donde procede la voz. Es Lucas, un chico de su grupo y se acerca a nosotros.

-¡Hola Ares!- Me saluda sonriendo.- ¿Interrumpo algo?- Pregunta incómodo.

-No- niego- no te preocupes.- Le sonrío y el se relaja.

-Iba a casa de Hugo y como te he visto pensaba que querrías venir, Dani está allí.- ¿Dani? Siento una punzada en el estómago. 

-Claro- sonríe nervioso y me mira- ¿nos vemos mañana?

-Si, si claro.- Asiento.

-Pues hasta mañana entonces.- Me da un beso en la mejilla y se aleja con Lucas.

-Hasta mañana.- Le respondo sabiendo que no me ha escuchado.

Meto la llave en la ranura de la puerta y entro en silencio. No es muy tarde pero mis padres mañana tienen que trabajar. Subo a mi habitación y me tumbo en la cama boca arriba. ¿Qué acaba de pasar?

Daniel Oviedo, esto es efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora