27

117 6 0
                                    

Estamos todas las chicas en la mesa, son las 15.00 de la tarde y los chicos nos van a preparar la comida. Llevo sin hablar con Dani dos días y por una parte lo echo de menos, echo de menos sus perfuma, sus besos y sus caricias, pero no voy a perdonarle todavía. Jesús llama a Andrea para hablar y yo me meto en la conversación que están teniendo las chicas. 

Tras un rato aparecen los chicos en el salón con una fuente de macarrones con tomate y queso. Todas soltamos una carcajada.

-Menudo manjar chicos.- Dice Judith. 

Los chicos se sientan alrededor de la mesa con nosotras y cada uno nos servimos. Andrea y Jesús aparecen dos minutos después y se sientan en los sitios libres que quedan. Hablamos animadamente de como lo estamos pasando estos días y que hoy deberíamos quedarnos en casa. A todos nos parece buena idea. Cuando terminamos de comer recogemos la mesa y lavamos los platos. 

Las chicas nos unimos en mi habitación y nos llevamos toda la tarde jugando a las cartas. Escuchamos unos golpecitos en la puerta y miramos. Es Jesús. Andrea sonríe y se levanta de la cama.

-Os veo después chicas, os quiero.

Nos despedimos de ella y nuestra amiga desaparece por la puerta con Jesús.

-¿Sigues sin hablar con Dani?- Pregunta Jud.

Yo asiento y ninguna vuelve a preguntar sobre el tema. Seguimos jugando a las cartas hasta las 21.00 de la noche. Mis amigas se van a su habitación y yo aprovecho que estoy sola para llamar a mis padres. Tras una larga conversación con ellos, me meto en la ducha. Cuando ya estoy duchada, me visto de forma informal. Andrea todavía no ha aparecido, lo cual me parece muy raro. Miro el móvil. Ningún mensaje de ella y por el grupo de nosotras tampoco. 

Escucho como un papel deslizarse bajo la puerta. Miro a mis pies y cojo el papel, guardo el móvil en mi bolsillo trasero y leo la nota "sigue las flechas". Salgo al pasillo veo en la pared una hoja con una flecha dibujada. La casa está en completo silencio. Sigo las flechas que están dibujadas en el papel y me lleva hasta el jardín. Salgo al exterior y veo que Dani está allí. Está caminando de un lado a otro ¿nervioso?

-¿Has sido tú el que ha hecho esto?

Dani levanta la vista y me mira mientras me voy acercando a él.

-Sé que no quieres escucharme pero necesito que lo hagas. Tampoco hace falta que me respondas si no quieres pero tengo que desahogarme.

No digo nada, solo me limito a asentir y a mirarle.

-No sé como empezar esto... Verás Ares, desde que nos conocimos me pareciste una chica guapísima y me atraías mucho pero por respeto a mi hermano no me acerqué a ti. Al principio si te veía como un simple rollo pero eso ha cambiado a medida que ha ido pasando el tiempo y te he estado conociendo. Me gustas, me gustas mucho Ares. No eres como las demás chicas que he conocido. Eres diferente a todas ellas y no quiero perderte. La cagué, la cagué muchísimo el otro día mintiéndote y más aún cuando dije eso. Estos días han sido muy duros para mí al no tenerte, te echaba de menos y eso no me ha pasado nunca. Por eso te pido perdón y te pido que ojalá me perdones y me des una segunda oportunidad para conocerte mejor y demostrarte que me gustas. ¿Podemos volver a intentarlo?

Me acerco a Dani sonriendo, le paso mis brazos por su cuello para atraerlo a mí y finalmente le beso. Él me sigue el beso y escucho aplausos y silbidos desde la puerta. Me separo de Dani y los miro a todos.

-¿Todos habéis colaborado en esto?

Mis amigos asienten y yo niego riéndome. Dani vuelve a besarme y yo le sigo. Rodea mi cintura con sus brazos para atraerme a él. Me encanta besarle y estar entre sus brazos. Por fin.

Daniel Oviedo, esto es efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora