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Dani tiene razón, tengo que despejarme. Mis padres no pueden verme así. Me miro en el espejo y me recojo el pelo en una coleta y me quito los pantalones quedándome en ropa interior. Entro en la ducha, Dani enciende el grifo y siento como el agua fría recorre todo mi cuerpo. Cuando ya me siento más despierta, apago el grifo y salgo de la ducha. Dani me envuelve con una toalla y me mira con esos profundos ojos oscuros.

-Deberías controlarte más la próxima vez que bebas Ares.- Me dice sin dejar de mirarme y yo solo me limito a asentir.

No digo nada, no puedo. Estamos muy cerca y nuestras respiraciones chocan. Levanto la mirada para mirar a Dani a los ojos y él no aparta la mirada de mí. Entonces me pongo de puntillas y le beso. Él apoya su mano sobre mi cintura atrayéndome hacia él. Dani me sigue el beso y su lengua se abre paso en mi boca. El tiempo se detiene y solo estamos Dani y yo. Nuestras lenguas juegan la una con la otra mientras que siento punzadas en mi estómago. Cuando nos separamos los dos jadeamos por falta de aire. No dejamos de mirarnos a los ojos y los dos sonreímos.

-Deberíamos volver antes de que se pregunten dónde estamos.- Digo y los dos nos reímos. Ambos sabemos que nuestros amigos están demasiado ocupados para ello.

Voy a mi habitación y Dani entra detrás de mi. Lo miro y veo como no se pierde detalle de cada cosa que hay. Mira las fotos con mis amigas, con mis amigas y de mis viajes que están colgadas sobre una cuerda rodeada de luces. Mientras Dani mira las fotos, cojo ropa interior seca. 

-Dani- me mira- ¿te podrías dar la vuelta?- Me sonrojo y él sonríe. No dice nada y hace lo que le he pedido.

Me cambio y le aviso con un 'ya' de que puede volverse. Me pongo unos pantalones cortos y una camiseta de manga corta y unas sandalias. Ya estoy lista para ir con los demás. Dani y yo bajamos y salimos al jardín. Todos están fuera de la piscina y bailando. Los efectos del alcohol, pienso. Jesús está sentado en una tumbona y no le quita ojo a Andrea. Me siento al lado suya.

-Deberíais salir algún día.- Le digo sonriendo a lo que Jesús me mira desconcertado.

-¿De qué hablas?- Pongo los ojos en blanco ante su pregunta.

-Venga ya Jesús, me he dado cuenta de cómo la miras. Le sonrío.

-¿Y cómo la miro según tú?- Suelto una pequeña carcajada.

-La miras con ese brillo en los ojos de cuando miras algo que te gusta, en este caso alguien- Jesús vuelve a mirar a mi amiga- no tienes nada que perder y se que ella estará encantada.

-No sé Ares, ¿a ti no te importa que salga con ella?- Me mira.

-¿Y por qué debería de importarme?- Le pregunto aunque ya sé porqué lo pregunta.

-Porque bueno... Tú y yo...- Se rasca y no termina la frase.

-Tú y yo somos amigos- le sonrío para tranquilizarlo y pongo mi mano sobre su hombro acariciándolo con el pulgar- además me alegraría mucho que Andrea saliera con un chico como tú.-

-¿Un chico cómo yo?- Asiento.

-En el buen sentido eh.- Me río leve.

-Bueno, ¿y tú? ¿Habrá que buscarte a alguien no?- Desvío la mirada a Dani que sé perfectamente que me está mirando y le sonrío.

-Por mí no te preocupes.- Él asiente y no volvemos a hablar del tema.

Daniel Oviedo, esto es efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora