Capítulo Uno

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Los dedos de la mano derecha del capitán Thomas se convertían en témpanos de hielo cada vez que el gélido aire los golpeaba, aunque estos no dejaban de maniobrar el timón mientras que la otra mano también se congelaba, pero sostenía con fuerza un collar en forma de corazón que tenía inscrito el nombre de Talía, la hija del capitán que ya cumplía un año desaparecida, y sin ningúna notica sobre su paradero.

Al inicio, se pensó que la niña solo estaba perdida en el bosque, pero toda la tripulación buscó y no encontraron nada, después las suposiciones dictaban que Barbanegra la había secuestrado, pero La venganza de la reina Ana quedó hundida en el mar y en ninguna parte se encontró a la niña, luego se le señaló al rey, pero este ni siquiera permitió la entrada del capitán Thomas quien tuvo que confiar en las palabras de Su majestad, quien juró en nombre de la corona real que no sabía nada de la hija del pirata mientras que Thomas prometió por su vida asesinar al soberano en caso de mentirle.

La noche estrellada incrementaba la tristeza del capitán, no podía ver hacia el cielo sin recordar a su hija, unas lágrimas escaparon de sus ojos, congelándose en sus cuencas y terminó quitándoselas con la maga de su abrigo de lana que lo hizo tener una pequeña agradable sensación de suavidad en su rostro, se imaginó tener en la cara la melena negra de su hija, que era tan sedosa como el material del suéter del capitán y su olor a rocío siempre ponía de buenas al hombre.

—Capitán —dijo uno de los marineros llegando algo tambaleante a la parte central del barco —Lo estuve buscando en su recamara, pensé que dormiría e iba dejar a Nemo manejando a Lucy.

—Sabes que no puedo dormir, Archie —contestó el capitán sin despegar la mirada del cielo. —A Talía le encantaba ver cielo, según ella algún llegaríamos a la luna.

—Su imaginación es de admirar —dijo el marinero gordiflón.

— Siempre pensé que tenemos suficientes problemas aquí debajo de las estrellas para buscar más allá arriba —comentó el capitán soltando un suspiro largo como los caminos marítimos que había recorrido. — ¿Por qué estás aquí?

—Pensé que necesitaría algo de compañía.

—Creí ser suficientemente claro al decir que deseaba estar solo por las noches —dijo Thomas sin voltear a verlo —Pensé que los marineros obedecían a su capitán.

—No solo soy uno más de tus marineros —dijo Archie colocando su mano sobre el hombro del pirata mayor —Soy tu hermano.

—Eso hace las cosas aún más complicadas —dijo el capitán escondiendo el collar en los pliegues de su pantalón de cuero —Creo saber porque estás aquí y la respuesta es un rotundo no.

—Hemos buscado durante un año—explicó el marinero quitándose el pañuelo rojo de la cabeza y dejando ver las canas de su cabello. —Es tiempo de nuevas aventuras.

— ¡Solo escucha las estupideces que estás diciendo! —reclamó Thomas poniendo los ojos en blanco y despegando las manos del timón —Es tu sobrina Archie ¿No sé si lo recuerdas?

—Cada día pienso en ella.

— ¿No la quieres de vuelta?

—Es más que obvio que lo deseo, Thommy.

— ¡No hay pretextos! —exclamó el capitán sin sobresaltarse.

—Somos piratas—argumentó Archie —Deberíamos buscar tesoros, riquezas, aventuras, mujeres y todo eso.

—Para mí no hay mayor tesoro que mi hija, no pido que me entiendas tan solo quiero que me apoyes.

—Tu eres el capitán —dijo el marinero colocándose de nuevo el pañuelo —Se hace lo que tú digas.

El demonio de Nunca jamásWhere stories live. Discover now