Dasha entró a su clase con un suave contoneo de caderas. Era el primer día después de las vacaciones de invierno y su segundo año como profesora en la universidad de Seattle. Para la mayoría de sus alumnos era como si un nuevo curso hubiera comenzado, todos los conocimientos del semestre anterior dejados en el olvido. Ella se sacudió una mota de polvo de la blusa mangas largas blanca que traía remetida por debajo de una falda gris oscuro. Había trabajado duro en crear una imagen profesional porque aunque exudara sexo por todos los poros debía de inspirar respeto a los alumnos que la miraban y solo veían una maestra un par de años mayor que ellos.
A pesar de que ya tenía un año de experiencia como profesora y muchos como alumna no creía que aquel nerviosismo que la poseía cada vez que entraba a un aula pasara nunca. Este año le habían asignado un nuevo grupo que había escogido Sexología como carrera optativa pensando que así conseguirían aprobar el semestre con mayor facilidad.
Dasha les había demostrado en los exámenes del semestre anterior que el esfuerzo que ponían en sus carreras principales debía ser el mismo que depositaban en su clase y hoy se los demostraría al entregarles las notas.
Hizo una suave mueca al ver a un grupo de chicos reunido en una esquina alejada sin parar de reír. Esos eran de los que por creer que sabían donde penetrar a una mujer eran unos expertos en sexo. Odiaba como interrumpían sus clases haciendo preguntas estúpidas y lanzando comentarios obscenos.
Acomodó sus carpetas de forma ruidosa en su escritorio para llamar la atención de la clase.
— Buenos días. Bienvenidos nuevamente a la clase de Sexología. Espero que hayan pasado unas vacaciones de Navidad muy placenteras. — apoyándose contra el escritorio cruzó los brazos por debajo de sus pechos que se levantaron llamando la atención de muchos. — Al final de la clase les entregaré los resultados de los exámenes del semestre anterior. Todo aquel que quiera una segunda revisión para aclarar a qué se debe su nota pase más tarde por mi oficina y lo resolveremos.
»— Muy bien. — dijo dando una palmada de aliento cuando sus alumnos asintieron de acuerdo. — El anterior semestre estudiamos la teoría creada por Sigmund Freud sobre las cuatro etapas en el desarrollo sexual de una persona. En este semestre nos dedicaremos específicamente al estudio de las desviaciones sexuales hecha por Richard von Krafft-Ebing y en especial por el sadismo. Esta clase estará dedicada al aprendizaje de las parafilias y al auge del sadomasoquismo como práctica sexual y a su romantización en la literatura moderna.
— ¿Te refieres a Christian Grey? Porque muchas chicas quieren uno de esos ahora. — se alzó una voz desde el fondo de la clase.
Dasha podría jurar que de solo escucharlo su párpado izquierdo temblaba. Y es que ella no podía sentir más que irritación y molestia al oírlo porque Christopher Perkins, una muesca de su doloroso pasado, parecía no rendirse en su decisión de perseguirla y recordarle cuanto dolor podía sufrir una mujer.
Allí estaba él; con todo su cabello castaño claro, sus ojos terriblemente pálidos y su ropa de marca; en el epicentro del grupo de niños de papá que no hacían más que batirse de la risa y burlarse de tonterías dignas de infantes en plena preadolescencia.
Cuando Christopher se había unido a sus clases a inicio de curso, Dasha había implementado una guerra fría de indiferencia a todas sus pullas e intentos de congraciarse con ella, pensando que así conseguiría deshacerse de él sin demora. Por desgracia 4 meses después y eso aun no había sucedido.
— Por eso la llamo romantización, señor Perkins. — le contestó Dasha, su voz demasiado calmada para ocultar el temperamento que en realidad bullía debajo de su piel.
— ¿Usted querría uno de esos, profesora Styles? — los ojos de su alumno brillaron de interés. Los chicos que pertenecían a su grupo rieron y murmuraron por lo bajo. Los restantes alumnos de la clase se limitaron a observar el intercambio, uno de los tantos, que habían aprendido a apreciar como entretenimiento.
— No es asunto suyo. Ahora continuemos con la clase. Les traigo un video espero que presten atención y tomen nota de lo que encuentren más interesante.
Ella cortó el tema de raíz, se levantó con un fluido movimiento y enciendió el proyector dando inicio por completo a su clase.
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La emocionante existencia de una adicta al sexo
Teen FictionDasha ama su condición de mujer. Dasha ama disfrutar de su cuerpo con absoluta libertad. Dasha ama el sexo. Mejor dicho... Es adicta a él. Dasha es sexóloga. Si, sexóloga porque sabía que ninguna otra carrera se le daría mejor que una que estuviese...