Dasha todavía se encontraba en una nebulosa. Desde que su hermano la había despertado esta mañana y había anunciado que una foto de ella manteniendo relaciones sexuales con uno de sus alumnos de la universidad se había hecho pública en Internet no sabía ni que hacer.
Los medios se hicieron eco de inmediato porque aunque ella ya no fuera más que una simple profesora de universidad su nombre estaba enlazado con el de su hermano, Adrik Styles, unos de los empresarios más exitosos y jóvenes de los últimos tiempos. Además por si fuera poco la prensa se volvió prácticamente loca cuando descubrió que su amante en dichas fotos era ni más ni menos el heredero del imperio inmobiliario Perkins, Christopher, ex cuñado de Dasha. Los periódicos se sevaban recordando el compromiso fallido y la boda no celebrada de Dasha y Garret.
Artículos como “Hermana del rico empresario Adrik Styles, Dasha Styles, mancha el apellido de su familia” aparecían en portada de las más bajas e inmundas revistas de noticias rosas y en otras tan famosas como Dive'd. Su hermano que nunca había conseguido de la prensa nada más que buenas palabras (debido a que nada negativo podían sacar de su vida) ahora era portada de revistas de cotilleos. Dasha le agradecía que no la hubiera abandonado en estos momentos y que tampoco la hubiera interrogado sobre Christopher y su aventura con él.
¿Quién iba a pensar que Christopher accedería a esas imágenes? Dasha seguro que no. Sabía que Christopher era socio del Joy's, pero pensó que él no iba a arriesgarse a perder un fructífero negocio por venganza. Ella se había equivocado.
Ahora había esquivado por la puerta trasera de su edificio la congregación de periodistas que se encontraban en la puerta delantera y acudía a la universidad. La junta universitaria la había llamado.
Ella sabía lo que dirían, pero al encontrarse en shock como estaba no le importaba nada. Se estaba resignando a que su vida se derrumbara por el caprichoso e insidioso Christopher Perkins.Al llegar a la universidad se encontró con las miradas curiosas, lujuriosas y burlonas de un grupo de estudiantes. Algunos de ellos se preguntaban con envidia cómo Christopher había sido capaz de llevarse a la cama a una mujer tan deseable como ella. Otros, la mayoría chicas, con esa forma tan rastrera que tenemos las mujeres para despreciarnos unas a otras la tacharon de puta en un instante. Los que restaban solo lo ignoraron.
Haciendo gala de la poca dignidad que le restaba, Dasha se colocó las gafas y caminó sin vacilar hasta la puerta adentrándose en el edificio en el que había trabajado y estudiado por años. Hacía oídos sordos a los comentarios soeces y malintencionados de los estudiantes.
Al llegar a la oficina del decano la secretaria Prudhomme la miró con ojos llenos de acusación por encima de sus espejuelos de fondo de botella y la hizo esperar sus buenos 15 minutos para que entrara a la sala de juntas.
Ya todos los peces gordos estaban ahí reunidos y sus expresiones variaban al igual que un termómetro. El decano Gardner sentado en la posición más dominante la miraba con sus pequeños ojitos lujuriosos. Su calva brillaba.
— Dasha, te agradecemos que hayas podido llegar con tanta prontitud. — le dio la bienvenida él con voz glacial. Su fría cortesía ponía de los nervios a Dasha. — Siéntate por favor y daremos comienzo al asunto por el que nos hemos reunido aquí hoy.
Dasha se sentó y apretó sus manos juntas sobre su regazo y quedó absorta mientras escuchaba la terrible perorata con la que sería despedida. Sentía como si a pesar de que oyera lo que hablaban no pudiera reconocer las palabras, como si estuviera a kilómetros de allí.
¿Qué había hecho para merecer algo así? Mucho, pensó ella. Se había equivocado una y otra vez y ese miserable de Christopher, tan ruin y vengativo como un niño que no había obtenido lo que quería la había destruido.
Desde que se había enterado de el escándalo se había sentido como un fantasma, como si flotara por las habitaciones sin poder sentir ni decir nada para defenderse de lo que su alumno le había hecho.
— Y así, por el incumplimiento del código ético de la universidad damos constancia, como el miembro del Consejo y decano de esta prestigiosa universidad, de su despido inmediato. — terminó diciendo el director Gardner con sumo placer en sus ojillos malévolos. Muchas veces había mirado con deseo a Dasha y la odiaba por ello. Esta era una forma muy placentera de vengarse. — A la salida mi secretaria le entregará el despido para que lo firme. Debido a las circunstancias de este la universidad y el Consejo de Padres se niega a pagarle la suma por daños y prejuicios que se le otorga a los trabajadores que son despedidos sin previo aviso. Ya que la consideramos innecesaria en este caso. Esperamos que lo acepte y no arme más revuelo. Al fin y al cabo podríamos retirarle el diploma del que tanto se enorgullece.
— ¿Aceptarlo? — preguntó Dasha despertando de repente.
Había asentido a todo lo que habían dicho, se había quedado callada mientras escuchaba sus velados insultos, había tenido que salir por la puerta trasera para evitar a unos periodistas entrometidos y ni siquiera había podido mirar a su hermano a la cara de la vergüenza que sentía. Su vida se estaba derrumbando frente a su ojos y no podía hacer nada.
El culpable de todo aquello seguro que lo que más recibía sería una palmadita en la espalda y un “No vuelvas a repetirlo”. Al fin y al cabo era el heredero de una gran fortuna y este escándalo no se comparaba con el de su hermano mayor sifilítico.
Y ahora estos engreídos de mierda querían que se callara la boca y aceptara de lo más contenta que la amenazaran con quitarle su titulo de graduada por el que había trabajado durante años.
— ¿Aceptarlo? — se puso de pie furiosa y se inclinó sobre la mesa mirando, lentamente y de uno en uno, a cada uno de los presentes. Con placer vio que algunos apartaban la mirada. — Lo aceptaré porque justamente lo que ahora más deseo es que se metan ese dinero suyo por donde no les brille el sol. Pero no aceptaré que me amenacen con un título por el que he luchado por años. Por el que me esforzado muchísimo y he sacrificado otras tantas cosas.
Cuando uno de los presentes, el patrocinador de la casa masculina, resopló con burla Dasha lo miró con una ceja enarcada.
— No me justificaré. Ustedes vieron las imágenes y llegaron a sus propias conclusiones, pero no permitiré que unos reprimidos hipócritas me juzguen cuando saben muy bien todo lo que abunda y huele a podrido aquí en el Consejo.
»Como usted profesora Westbrook — dijo mirando a una anciana sesentona con cabello corto y mirada de mofeta a punto de dejar salir su carga. — que cobra en especies a sus atractivos alumnos por aprobarlos en los exámenes.
»O usted profesor MacFarlan — señaló Dasha a un hombre atractivo de cuarenta años y bigote negro. — que fue denunciado hace cinco años por acoso sexual por una de sus alumnas. La verdad es que no me interesa lo que hagan con su dinero, pero mi título seguirá siendo mío sino quieren tener más problemas con la prensa debido a algún soplo “anónimo”. Buenas días y muchas gracias.
Dasha tomó su cartera y caminó con la cabeza en alto en dirección a la puerta riéndose interiormente de todos los murmullos que se levantaron a su alrededor. Para dar un último golpe de efecto se detuvo y sujetó la puerta abierta y miró hacia atrás. Directamente a los ojos del decano Gardner.
— Y porque no quiero que quede más en ridículo todos en este salón menos usted sabe que su esposa, la profesora Munch, se acuesta con su profesor adjunto. — miró con una sonrisita maliciosa a la susodicha y salió cerrando tranquilamente la puerta tras de sí.
Firmó su despido con una sensación de triunfo dentro de sí que se incrementó mucho más al salir y apenas encontrar unos pocos alumnos desperdigados por el campus. Las clases debían de haber comenzado pensó extrañando el aula donde impartía sus clases y algunos alumnos que trabajaban en serio porque les gustaba lo que estudiaban.
“Esto debe de ser buena suerte” pensó al llegar a su edificio y no encontrar ni a un míserio periodista rondando la entrada. Al fin y al cabo ella no era lo que se podía llamar una celebridad, lo que agradecía profundamente.
Se bajó del auto y subió a su apartamento satisfecha consigo misma y decidida a contarle toda la historia a su hermano. Después de todo él la merecía y estaba completamente segura de que la tranquilidad que reinaba a su alrededor se debía a Adrik y sus contactos.
Cuando abrió la puerta de su casa todas las ideas de victoria y venganza que rondaban su mente desaparecieron como por arte de magia.
— ¿Madre? ¿Qué haces aquí? — preguntó turbada.
Su madre se encontraba sentada nerviosamente en uno de los sillones de su sala. Una taza de té humeante frente a ella. Su hermano Adrik le hacía compañía en el sillón del frente. Su ceño fruncido por la preocupación.
— ¿Dónde crees que estaría cuando mi hija aparece exhibiéndose desnuda en Internet como una cualquiera? — respondió Larissa, su madre, con la voz fría como el hielo y los ojos cargados de reproche.
— Mamá, ahora no es tiempo para esto. — la regañó con suavidad su hijo primogénito. Adrik miró a su hermana con una disculpa en los ojos y una clara imagen de “ella apareció sola”. — ¿Qué te dijeron los de la junta?
— Lo esperado. Que estaba despedida y que no me pagarían el saldo que me corresponde porque yo incumplí las reglas estipuladas en el código de ética profesoral de la universidad. — Sin mirar a su madre dejó su cartera a un lado y se sentó en la chaise longe. — También me dijeron que agradeciera que no revocaran mi título como profesional.
— ¿Quieres que te traiga un té, café o algo más fuerte? — le preguntó su hermano sacándole una sonrisa.
— No seas tan benévolo con ella Adrik. — arguyó su madre enrabietada, púsose de pie y miró a su hija menor de forma acusadora. — Nunca has tenido ningún respeto por tus mayores, ni por los esfuerzos que tu padre y yo tuvimos que hacer para criarte. Pensé que al menos ibas a tener a tu hermano en cuenta antes de cagarla nuevamente, pero ya veo que me equivoqué. Ahora no sólo nos hiciste pasar vergüenza sino arrastraste tu poca moral sobre el nombre de tu hermano.
— Todo acabará pasando madre. — protestó Adrik al ver la mirada llena de culpa de su hermana. Quería respuestas, pero no quería presionar a Dasha por ellas hasta que esta estuviera preparada. Quería a su hermana con un amor paternal, el amor que sabía nunca le daría a sus propios hijos pues estos no existirían.
Dasha guardaba su secreto, un secreto que no ocultaba, pero que tampoco gritaba a viva voz y que su madre se había negado a ver con sus propios ojos. Dasha fue la que lo alentó a crear su propio negocio, la que lo aconsejaba cuando se trataba de una decisión de gran embergadura y riesgo. Confiaba plenamente en ella.
— La prensa lo exagera todo hasta que aparezca otra nueva noticia, otro nuevo escándalo. Incluso antes de las imágenes filtradas de Dasha hacían especulaciones sobre mi vida privada.
— ¿Es qué acaso no lo ves? No le bastó con el escándalo de su boda fallida con Garret Perkins ahora se enrolla con su hermano menor que para más inri es su alumno. No me extrañaría que en realidad Garret haya terminado el compromiso porque Dasha estaba siéndole infiel con Christopher Perkins.
— ¿En serio estoy oyendo esto? — saltó Dasha furiosa. — ¿Me estás culpando porque Garret me haya abandonado en el altar? Sabes perfectamente por qué lo hizo mamá. Él mismo dejó una nota explicando que se había enamorado de otra mujer. El asunto con Christopher no tiene nada que ver con el abandono de Garret.
— ¿Ah no? ¿Y con qué si no? — gruñó su madre muy agitada.
— Seguro que Dasha tiene una buena explicación. ¿No es así Dasha? — le preguntó su hermano con mirada confiada.
— Yo...
Dasha titubeó sin saber que decir. No sabía que debía de contarles a su madre y a Adrik. Había cosas demasiado horribles. Su madre volvió a atacar.
— ¿Ves? Seguro que no existía ningún motivo. El egoísmo de Dasha no es suficiente razón para disculparla por este escándalo.
— Basta madre. Déjala terminar. Habla Dasha, por favor debemos saber.
Entonces respondiendo a la súplica en los ojos de su hermano mayor Dasha habló.
Les contó sobre la obsesión de Christopher y su chantaje. Sobre cómo todo se le fue de las manos. Sobre su condición médica.
Al terminar Dasha tenía los ojos llenos de lágrimas y las manos de su hermano estaban envueltas, apretadamente, alrededor de las de ella.
— ¡Eres una zorra! — gritó furibunda Larissa y abofeteó a su hija.
Las lágrimas de dolor y culpabilidad se derramaron de los ojos de Dasha. Su mejilla ardía y sabía de sobra que su vida estaba destruida. ¿Qué podía ser peor que el rechazo de su propia madre? ¿Su hermano también la miraría con los ojos igualmente asqueados? ¿Podría ella soportar verlo? Dasha mantuvo su mirada gacha, no quería arriesgarse a ver aquello que le provocaba tanto miedo. Ya ni siquiera escuchaba el veneno que escupía su madre.
— ¡Basta Larissa, basta! — respondió fríamente su hermano. La madre de Dasha se quedó estática de inmediato. — Dasha no es ninguna zorra. Está enferma y nosotros no le hemos dado el apoyo que necesitaba.
Adrik miró a su hermana pequeña con ojos desgarrados de dolor recordándola tan pequeña y traviesa y alegre, llena de una vida que ya no parecía estar en su cuerpo.
“Es raro como hay cosas que vienen de repente a la mente de uno de las que nunca antes se había percatado” pensó él cuando le vino a la mente la primera vez que vio el rostro infantil de su hermanita o cuando Dasha en su adolescencia soltaba toda clase de disparates para hacerlo reír. Cuando insistía en abrazarlo o colgársele del cuello incluso cuando estaba todo sudado después de hacer deportes.
— Lo siento. — terminó diciéndole él con la voz rota por el dolor.
— ¿Por qué? Todo es culpa mía. — respondió entrecortadamente Dasha.
— No, no lo es. Es de ese maldito loco que se aprovechó de ti y de tus debilidades. Lo siento por no haber estado para ti cuando tú desde el inicio estuviste para mi. Fracasé al cuidarte.
— No digas esas cosas Adrik. Nada de todo esto fue tu culpa. — Dasha le contestó tiernamente al ver la culpabilidad en el rostro de su hermano.
— Por primera vez Dasha dice algo que tiene sentido. — expresó bruscamente Larissa que no soportaba ver como su hijo favorito se culpaba por los errores de su hermana descarriada.
— Deberías marcharte madre. — dirigióse él a su madre en tono glacial sin dirigirle ni una mirada.
— Adrik... — contestó anonadada Larissa.
— Has dicho cosas que una buena madre no le diría a ninguno de sus hijos en su peor día. No sé si pueda perdonarte por ello. Quizás Dasha lo haga. Dios sabe que tiene el corazón más grande que ninguno de nosotros. Así que lo mejor es que te marches.
Dasha presenció sorprendida la escena sin atreverse a soltar una palabra. ¡Su hermano la escogía frente a su madre!
— Pero hijo... Esto no tiene nada que ver contigo. — suplicó su madre. Mirándola finalmente él le respondió.
— Ignorar mi preferencia sexual también es un tipo de desprecio. Desde que te lo confesé nunca has dicho ni una sola palabra. Lo has obviado en cada una de nuestras conversaciones y yo he tratado de olvidarlo porque eres mi madre y porque se han dado peores casos. Pero verte así, hablándole a mi hermana de esta manera... Ya no puedo más. Soy bisexual, madre y Dasha es adicta al sexo. Asúmelo.
— ¿Qué he hecho mal para tener unos hijos así? — musitó Larissa en voz baja congelada en su sitio.
— Nada... No has hecho nada. — susurró Dasha escuchando como la puerta se cerraba a las espaldas de su madre.
— Estás enferma Dasha. — dijo su hermano. La expresión de suma tristeza en el rostro de él le rompió el corazón a ella. Saber que le había hecho daño a la única persona que en verdad la quería hacía estremecer su cuerpo por las lágrimas contenidas.
— Lo sé. — respondió ella con la voz rota y rompió a llorar. Lentamente él envolvió sus brazos alrededor de ella, y acariciando su cabello con basta ternura dijo con voz ahogada:
— Lo solucionaremos solnyshko. Lo solucionaremos.***
Dasha no encendió su teléfono hasta el día siguiente después de ver quién compartía su fama en los diarios. Junto a su debacle las revistas de chismes festejaban la boda de Adele, una de sus pocas amigas con el hombre que esta odiaba más que nada en su vida.
Con rapidez Dasha revisó los mensajes y encontró unos de Adele:“Dasha, perdón por no decirte, en menos de tres meses me casaré.”
“No sé si volveré a verte, piensan llevarme lejos. Lo siento de nuevo por no haberte dicho.”
“Te quiero<3”Dasha le escribió, rápida, una respuesta, pero al pasar varios minutos y no obtener respuesta se rindió prometiendo comprobar más tarde.
Por otra parte las llamadas perdidas de Christopher llenaban su teléfono de notificaciones. Por supuesto, las ignoró. Respondió mensajes de Luke que no le pedía ningún tipo de explicación, solo le pedía permiso para visitarla.
Dasha lo agradecía profundamente. Lo último que abrió fue el mensaje de voz que le envió Alabama pocos minutos después de que su foto se hiciera viral en Internet.
“— ¿Dasha? Acabo de ver la imagen. Sé que no querrás hablar con nadie en este momento, pero yo y Leroy estamos aquí para ti. Si quieres hablar con alguien no dudes en llamarme. No has sido más que una amiga fiel para mi. — pausa titubeante — ¡Oye! ¿Y si quieres perderte de ahí por un tiempo? Ya sabes, salir de los focos, mi casa en Alaska está bastante abandonada y me vendría bien una persona de confianza que la cuidase por nosotros mientras no estemos. Golden Creek te encantaría y es lo suficientemente aislado para no encontrarse con viejos conocidos. Tampoco hay Internet. Estoy aquí para ti. Llámame cuando puedas... Y en serio, piensa lo que te dije. Todo mejorará, eres una mujer fuerte.”
Y cuando se terminó la llamada Dasha se echó a llorar por segunda vez en el día.
Tenía algo que hacer con su vida. Mejorarla.
Y empezaría a hacerlo desde ese momento. Se secó las lágrimas y le devolvió la llamada a su amiga.👠👠👠
Hola a todxs 😀. No puedo creer que esta historia está llegando al final 😢. Mi corazón sangra cada vez que lo pienso. Decir adiós a estos personajes con los que me he encariñado muchísimo me va a partir el corazón.
¿Qué piensan de la historia?
¿Quieren ver un extra antes del final de donde estaba Christopher luego de que la imagen se hiciera viral?
Y les tengo una frase especial...
“La impresionante caída de una terapeuta sexual”
Dependiendo de los comentarios que obtenga me pensaré si subirla 😘😉
Gracias por leerme.Solnyshko: mi pequeño sol en ruso
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La emocionante existencia de una adicta al sexo
Teen FictionDasha ama su condición de mujer. Dasha ama disfrutar de su cuerpo con absoluta libertad. Dasha ama el sexo. Mejor dicho... Es adicta a él. Dasha es sexóloga. Si, sexóloga porque sabía que ninguna otra carrera se le daría mejor que una que estuviese...