— Si hubieras visto su rostro cuando rechacé la compañía “tan distinguida” de su hija te hubieses partido de la risa. Estuvo a punto de devolver el vino por la nariz te lo aseguro. — dijo Adrik y soltó una carcajada a la que Dasha acompañó.
Como hermanos tenían una relación maravillosa a pesar de lo increíblemente diferentes que eran. Se llamaban 3 veces a la semana y se enviaban mensajes todo el tiempo y justo ahora estaban en su tradición dominical de llamarse por Skype. Dasha estaba acurrucada en su sofá bebiendo en pequeños sorbitos un vaso de caliente y delicioso chocolate, más feliz y plácida de lo que había estado toda esa semana. Ella adoraba ver a su hermano justo como lo veía ahora con una camiseta manga corta que combinaba con sus ojos y un viejo pantalón deportivo se veía despreocupado y joven, nada en este momento podía señalarlo como el empresario engominado que usaba trajes hechos a medida y asistía a las fiestas de élite.
Ambos amaban pasar tiempo junto y podrían hablar de cualquier cosa aunque las opiniones variaban. Dasha esperaba encantada cuando él llamaba y le contaba acerca de su trabajo y su vida diaria y ella le explicaba de que iban sus clases o que planes tenía. La única objeción que tenía con respecto a él era lo insistente que se volvía con respecto a...
— Mamá me dijo que no has contestado sus llamadas. —... su madre. Adrik tenía una relación envidiable con su madre mientras que ella era el patito feo de la escena que definitivamente no se iba a convertir en cisne a los ojos de su madre si salían a la luz sus escarceos en la universidad. Dasha lanzó un bufido.
— Como si hubiera intentado mucho ponerse en contacto conmigo. Vi la llamada que me hizo Adrik. — lo miró seriamente. — Fue en mi horario de trabajo y no podía contestar, estaba en medio de una clase. Sin embargo no llamó más. Solo lo hizo para presumir de madre perfecta frente a ti. Como si todos sus deberes ya estuvieran cumplidos con intentarlo una vez en una hora que sabía no podía atenderla.
— Pero realmente parecía preocupada... — se interrumpió él al ver la mirada sardónica de ella. Adrik suspiró, rindiéndose. — Está bien. No insistiré más pero al menos prométeme que te pensarás lo de llamarla alguna vez para que sepas que aún sigues con vida.
— Ella lo sabe. Tu sé lo dices. — esbozó una media sonrisa cuando escuchó el gruñido exasperado de su hermano. — Pero está bien. Prometo pensármelo. Nada más.
— Eso es lo que quería escuchar. — la sonrisa de él estaba tan llena de cariño que ella ni lo pensó y se la devolvió. De momento el teléfono móvil de Adrik sonó y él lo tomó con enfado. Mirándola con disculpa dijo: — Lo siento. El trabajo llama debo cogerlo.
— Pero te extraño. — Dasha hizo un puchero y se ganó de nuevo una sonrisa.
— Yo también brujita, pero pronto iré a verte. Nos llamamos. — le guiñó un ojo a su hermana y ambos se desconectaron.
Dasha extrañaba a su hermano. Extrañaba su infancia como nunca había extrañado algo, menos a su padre. Dasha sabía que lo que más extrañaba en el mundo era a él. A pesar de que compartían un físico bastante parecido, su vivacidad, heredada de su padre, era lo único que había permitido que su madre no lo expulsara de la casa luego de la muerte de su padre y de sus metidas de patas. Dasha no era ni un cuarto de lo bueno que había sido su padre. John Styles había sido un caballero, un trabajador destacado, un marido bondadoso y un padre más que excelente. Por ello extrañaba su infancia casi tanto como a su padre, porque él estaba en prácticamente todos sus buenos recuerdos de la etapa. Incluso su madre, la perfeccionista, había sido una madre casi decente durante sus primeros años de vida.
Levantándose del sofá Dasha entonces pensó en Luke. No había respondido a ninguna de sus llamadas ni a la intensa balacera ser mensajes de disculpa que le había mandado. Debía estar bastante enfadado con ella y entendía el por qué pero estaba casi segura de que había algo más que lo hacía evitarla y como ella no era una persona que se rindiese ni se dejase acobardar por la ignorancia iría a verlo. Se pusieron unos vaqueros desgastados, una gran camiseta de los cowboys de Texas que precisamente le había quitado a Luke y se hizo dos trenzas, sabía cuánto a él le gustaban. Agarró un cd de esas películas romanticonas que ella no soportaba y solo compraba para fastidiar a Luke haciéndolo verlas, sus llaves y se marchó.
Taste del grupo Mirror[1] sonó en la radio del coche y mientras la escuchaba pensó en Christopher. Durante la semana había solicitado sus servicios (Dasha odiaba esa expresión porque la hacía sentir una puta y él ni siquiera le pagaba, a menos que los orgasmos contaran) un par de veces y ella había asistido a todas. No podía negar que había disfrutado como loca y eso la ponía ansiosa y desesperada por más. La mirada hambrienta que él le dedicaba durante sus clases en la universidad la ponían cardíaca y eso podría ser peligroso.
Cuando Garret la abandonó en el altar se sumió en un ansia de sexo insaciable. Si llegaba a pasar 3 días sin follar empezaba a temblar y sudar como un adicto a las drogas haría en caso de no probarlas por mucho tiempo. Tenía sexo donde fuera y con cualquiera. Sus estudios y su vida fueron detenidos por el hambre sexual. Practicó sexo de todas las formas posibles. Se sentía vacía sin él. Hasta que conoció a Alabama y la ayudó a superarlo. Aun quería sexo eso era innegable y es algo placentero que disfruta pero su vida no se iba a detener porque dejara de hacerlo. La repugnaron muchas de las cosas que hizo. Vomitó por algunas y se curó. Recuperó su vida y se mató estudiando por llegar a donde estaba ahora. Entonces llegó Christopher y estrujó en su cara que no estaba tan bien como ella creía. Que su híper sexualidad no había desaparecido solo había disminuido un poco. Se había vuelto menos intensa pero aún tenía control sobre su vida. Y Christopher se había vuelto un perfecto domador de sus deseos.
Sacudió la cabeza y se bajó del auto. Ni siquiera se había dado cuenta de que había llegado. Tocó la puerta y esperó. Quería que Luke la perdonara. Nunca fue una chica que hiciera muy buena miga con otras chicas. Bueno solo una vez y no había funcionado muy bien. Su mejor amiga desde el jardín de niños, Indiana York. Dasha la había conocido cuando un mocoso llamado Robert Link le estaba jalando el cabello y ella fue la única dispuesta a ayudarla. Diez años después cuando su amiga se había hecho novia de ese mismo mocoso ahora más guapo y carismático Dasha había traicionado la confianza de su amiga acostándose con él. No quería justificarse pero eso había sido luego de la debacle de la muerte de su padre en los tiempos en los que su madre la llamaba zorra. Al menos ahora a sus ojos era solo promiscua. Iba mejorando. Oh sí. Ahora tenía a Alabama, a Adele y a Luke. ¿Qué más podía pedir?
La puerta de la casa de Luke se abrió con un crujido sacando a Dasha de sus horribles pensamientos autocompasivos. Al ver quien la esperaba parpadeó un par de veces. Una mujer muy desnuda con el ceño fruncido la miraba desde el quicio de la puerta. El cabello castaño desgreñado y unos ojos muy marrones en un rostro sumamente atractivo le devolvieron la mirada. La chica se le daba un aire a ella misma y pensó que eso indicaba lo mucho que su amigo la había extrañado. Pero ¡oh claro! Sus pechos eran un par de tallas más grande que el de Dasha y sus curvas menos pronunciadas.
— ¿Quién eres tú? — preguntó su doble con defectos de fábrica. Sonrió interiormente. Esto podía ser divertido.
— No. La pregunta es ¿quién carajos eres tú y que haces en mi casa? — entró en tromba apartando a la chica de un empujón y comenzó a gritar haciéndose la enfadada. Cuando lo encontró a él finalmente saliendo de su habitación con un pantalón corto desabrochado y el pelo enmarañado mirándola confuso. Doble había seguido corriendo tras Dasha gritándole que parara que estaba invadiendo propiedad privada así que con un guiño malicioso miró a su follamigo preparada para ganarse un Oscar a la mejor actriz. — ¡Luke O'Donell cómo pudiste hacerme esto!
Se lanzó hacia él y le dio una bofetada, se juró que luego se la pagaría con el mejor whiskey añejo 30 años que existiera.
— Me voy una semana para cuidar a mi madre enferma y tú me traicionas así. Te das cuenta que he perdido por tu causa 7 años de mi vida. — gritó Dasha siendo mejor que Julia Roberts y Angelina Jolie juntas. — ¡Te odio!
La mirada asombrada de Luke casi hace que Dasha suelte una carcajada y arruine su momento Scarlett O'hara. Y la boca abierta de Doble no tenía precio. Cuando la chica vio la mirada envenenada que la supuesta novia traicionada se puso a temblar como si estuviera en el medio del Ártico. Luke compadeciéndose de la chica finalmente dijo:
— Creo que es mejor que te vayas. — la chica no esperó ni un segundo y recogiendo la ropa se largó. Sin poder aguantar ni un segundo más Dasha soltó una carcajada.
— ¿A qué vino eso? — preguntó Luke muy serio mirándola inexpresivo. La risa de Dasha se cortó de repente. — Tu misma dijiste que no estábamos en una relación. ¿Recuerdas?
— Lo sé, lo sé y te pido disculpas por cómo te traté ese día. Lo cierto es que estaba muy estresada y enfadada y me descargué contigo. — Dasha hizo un puchero que consiguió que los ojos de Luke se ablandaran un poco.
— Nada, ya sabes. La típica pelea con mamá. — no se encontraba bien contándole sobre la amenaza y chantaje de Christopher eso podría hacer que Luke se enfadara y fuera hasta la casa de su alumno y le partiese la cara lo que la llevaría a ser descubierta frente a todos y arruinaría la reputación de su hermano. Así que para cambiar de tema besó suavemente el lado del rostro afectado de él y le sonrió mimosa. — Lo siento por eso pero estaba ayudándote a deshacerte de forma más efectiva de esa chica.
— ¿Y si no quería deshacerme de ella? — finalmente él medio sonrió. Ella le devolvió la sonrisa y lo abrazó por el cuello.
— Nop. Definitivamente querías que se fuera.
— ¿Cómo lo sabes? — ahora él sonreía completamente.
— Porque querías a la original no al doble mal hecho. Son cosas que sabe una mejor amiga. — dijo alejándose de él y dirigiéndose al salón. — Ahora vamos traje The Vow y estoy loca por verla.
— No sé qué ustedes chicas ven en Channing Tatum. — dijo Luke siguiéndola como si fuera al cadalso.
— Que es súper sexi. — rodó los ojos. — Y no protestes que pagaré la comida china.
— Si tú lo dices. — se lanzó él a la cómoda chaise longe.
— Pero debes darme un masaje en los pies. Si traigo la película, me deshago de las chicas y también pago la comida necesito compensación. — él le lanzó una mirada enfadada. Ella lo miró suplicante. — Porfis.
— Está bien. — se rindió él. Dasha sonrió ampliamente. Había vencido.[1] Grupo musical ficticio creado por la autora y perteneciente a uno de sus libros: La saga In Front Of the Mirror.
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La emocionante existencia de una adicta al sexo
Genç KurguDasha ama su condición de mujer. Dasha ama disfrutar de su cuerpo con absoluta libertad. Dasha ama el sexo. Mejor dicho... Es adicta a él. Dasha es sexóloga. Si, sexóloga porque sabía que ninguna otra carrera se le daría mejor que una que estuviese...