Cieguito

Lo que se avecina

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;
(Juan 10:9-18 - Resumido)

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

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— ¡Maestra!
— ¿Si, Julio?
— Quiero ir al baño.
— Vé.

Era no mucho más de las 9 de la mañana, ya había pasado la clase de literatura y Julio estaba un poco atareado con la tarea que tenía realizada y ya a por entregar. 

El día se sentía caluroso, se podía oler en la mañana lo cálido del sol y cada uno de los espacios en el colegio; casi no habían chicos afuera de sus cursos, Julio fue tranquilamente al baño y regreso al aula.

Talia hoy estaba sin bolitas, más bien tenía una colita y una gomita en el cabello. Me preguntaba si no le molestará tener esa gomita apretándole; al momento de yo contemplarla prefiero imaginarme que soy invisible, así puedo mirarla sin que se valla a sentir extraña. Porque hasta yo me siento raro al verla de la forma en que la miro.

— Hola Talia
— Hola, Julio

Me dirijo a mi asiento, el cual no está muy lejos del de ella... Dentro de poco entrará el profesor de Matemáticas; me siento algo incómodo porque siempre tengo que tener presente los detalles que el profesor menciona si quiero que me valla bien en su clase.

— ¿Fenix, tú entendiste la última clase de matemáticas?
— Si, ¿por qué?
— Para que me digas cómo es que el profesor hace las sumas y restas
— Es fácil, mira...

Pasé casi todo el día pensando en lo que me enseñó Fenix, pero también tuve una conversación con Talia. La siguiente:

— ¿Me prestas tu borrador?
— Si tómalo
— Gracias, ¿cómo tu estás?
— Bien, gracias Julio
— Está bien

Julio y Talia proceden de familias similares. Les gusta conversar en una casa de campo en familia cada cierto tiempo, reunirse en la casa de una persona para compartir juntos. Cocinar algo un fin de semana y hablar.

Luego de este día de clases Julio se encuentra en su casa jugando a los Sims, lo que él no sabe ni espera es que pronto una calamidad llegará a su vida y se verá obligado a superarla.

— Wao, este Pen-House si que me quedó bien — piensa Julio antes de cerrar sus ojitos lleno de cansancio por todo el día que había pasado.

En la computadora, la luz se quedó encendida, y nuestro amigo Julio se durmió allí en lo bello que había quedado su Pen-House.

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Riches, honor and life...
Those are the revenue of the one who believes on Christ.

— Att: Adonai and Reyo.