Capítulo 28:

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La decepción

Ya había pasado un día desde aquella visita de las amigas al Bar Z. Megan le hizo prometer a su amiga que no diría nada de lo que pasó a Dylan, ni de por casualidad y ese secreto también incluye no contarle a sus amigas mientras que crean un nuevo plan para terminar el lunes a la noche de nuevo en el bar.

— ya casi estamos completos— habla Gemma chocando su brazo con el de Anna la cual levanta ambas cejas,

— ¿perdón?

— si, ya es hora— sigue Emma.

— Emma— rie Anna negando con la cabeza.

— es cierto, ya todas estamos con los hermanos, solo faltas tú— Megan le guiña un ojo.

— hay que hacer algo...

— no— Harley  le corta a Gemma,
— mejor no inventes nada de nuevo.

—bien, bien— rie por lo bajo,
— chicas, ya que mi padre no me deja salir, pueden venir a casa está noche.

Anna mira disimuladamente a Megan de reojo,

—no puedo— salta está última, – Anna y yo tenemos una cena.

— sii— alarga más de lo normal la i.

Gemma entrecierra sus ojos, —mmm, bien— contesta sin creerse del todo tal escusa.

Mientras que la conversación de los hermanos en la empresa  también gira en torno a las amigas.

— ¿una relación formal?— pregunta Dylan mientras firma unos documentos, teniendo a Hitan delante tomando café.

—no lo sé— le da otro sorbo, —es extraño sabes, de todas formas seguiremos el plan de Alexander y no será  público.

Dylan asiente con la cabeza y sigue ojeando una carpeta hasta que siente la mirada de su hermano con una sonrisa pícara,

— ¿qué?

— Anna— levanta ambas cejas.

— ¿a qué va eso?

—yo te pregunto lo mismo.

Dylan frunce el ceño, —somos amigos.

Hitan deja escapar una risa inclinando su cuerpo hacia su hermano como si le contará un secreto, —frunces el ceño cada vez que algo te molesta o simplemente cuando te incomoda algo y yo se que tú sabes que ella te gusta y mucho.

—deberías trabajar ¿no?

El joven abre sus brazos en señal de paz y vuelve a sus deberes.

Por otro lado cuando Alexander apenas llega a su casa se encuentra con un joven esperando junto a su puerta.

— ¿hola?— Alexander lo mira confundido.

— señor Lawrence– el joven se reincorpora, —el señor William, su padre— trata de sonrier forzadamente, — le envía una invitación— le extiende un sobre blanco,

—¿invitación?— rodea los ojos con fastidio.

— vendrán personas de afuera, socios....

— si, si ya se para que hace esas fiestas— sigue gruñón mientras abre la puerta percatandoce aún de la presencia del joven mensajero,
— ¿algo más?— escupe.

—el señor Lawrence quiere que le lleve una confirmación.

— ¡Ja!— rie sarcásticamente, —dile que no estaba— le guiña un ojo y entra en su casa donde leé la formal invitación a la fiesta  en la mansión  el martes y antes de poder arrojar la invitación a la basura le llega un mensaje de texto de su madre.

Rompiendo las Reglas✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora