Capítulo 7:

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Una tarde de película

El tío de Megan la lleva adentro de la lujosa casa que pertenece a Hitan y su novia donde la mayoría de las cosas están desordenadas, y sobre los muebles hay muchas cajas que esperan ser desempacadas.

— menuda casita— habla Megan.

— el hijo de William Lawrence, ¿ qué esperás?

Megan arquea una ceja cruzándose de brazos, —¿qué tal si esto es fruto de su trabajo?

El hombre larga una carcajada,
— si Megan, fruto de su trabajo— habla sarcásticamente hasta que se acerca a un joven que está de espalda, —hey, Marcos.

—¿si?— un chico alto, musculoso y pelirrojo se voltea con una sonrisa  perversa ya plantada en su rostro al ver a Megan.

— ella te ayudará, es mi sobrina— recalca la última palabra como un aviso de "no te acerques".

Marcos asiente obediente justo cuando la voz de Hitan llegan del piso de arriba parado a pie en la escalera,

—¿alguien puede llegar hasta aquí?

- voy yo- Megan le guiña un ojo a Marcos que amenazaba con quitarle su oportunidad.

El piso de arriba no tiene nada que envidiarle al de abajo. Megan sigue justo donde ve a Hitan parado en el umbral de una puerta que parece ser su habitación,

— pensé que...digo no sabía que trabajas con tu tío— habla Hitan buscando una gran caja rectangular que está apoyada sobre la cama,

— no lo hago- confiesa.

Hitan frunce levemente la frente,
— ¿no?

— no, aún me dedico a buscar una universidad.

— ¿entonces qué haces aqui?

La joven frota su labio inferior con  su dedo pulgar, —no dejaría ir una oportunidad de ayudar al chico que es el jefe de mi padre y que ayudó a Anna cuando casi cayó en un coma alcohólico.

Hitan deja escapar una risa bajando la cabeza, — no fue sólo mérito mio.

Megan se encoje de hombros paseándose por la habitación, —me gusta ayudar— pone en práctica cada uno de sus técnicas para conquistar a un hombre,

— pero te pagaré...

– no, a mi no- se relame los labios. —al menos no con dinero.

Hitan sonrie cruzándose de brazos,
—¿con qué más?

— Conat.

—¿un trago?

La joven clava sus ojos en los de Hitan regalandole un sonrisa de lado,
— si, como amigos.

— claro.

— bien, yo me encargo de este cuarto.

Hitan aún la observa detenidamente entendiendo muy bien la actitud y las intenciones de Megan. Por un lado le sorprende, por el otro le parece divertido saber hasta donde puede llegar con su corta edad frente a él.

— perfecto- hace un movimiento de cabeza saliendo de la habitación dejando solo a Megan con las cajas rectangulares esparcidas por el lugar....

Las horas entre esas cuatros paredes pasaron lentamente, entre sacar vestidos, camisas, trajes, zapatos y de más para colocarlos en el clóset, entre otras cosas con la fiel ayuda de Marcos y también bajo su lasciva mirada.
Si bien faltan más cosas que ordenar, Megan terminó con su labor, entonces Marcos y ella se sentaron en el porche a descansar un rato ante de que se hagan las veinte horas hasta que el Jeep negro de Hitan estaciona justo frente a la casa. Esta vez va vestido con vaqueros, remera blanca, tan informal y sexi a la vez.

Rompiendo las Reglas✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora