Lucrecia Montesinos

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— En serio ____ — hablo la chica morena — Bailar no es lo mío, además no creo que a tus amigos les guste que estes conmigo ni mucho menos a tu hermano.

— A mi no me interesa lo que les guste o no — reí guiandola hasta la barra donde estaban sirviendo alcohol — Y lo que crea Guzmán me tiene sin cuidado.

Le pedí dos mojitos al chico cuando estuvimos frente a la barra, este no dudo en prepararlos y cuando estuvieron a mi alcance le tendí uno a Nadia.

— No seas aguafiestas.

— Es que yo no tomo — rode los ojos bebiendome de golpe el mío.

— Esta noche si — una sonrisa maliciosa se asomó en mi rostro — Brindemos por nuestra recién amistad.

Por supuesto que había hecho que se tomara ese mojito, a ____ Ninier nadie le decía que no. Nadia río cuando tome sus manos para guiarlas a mi cintura y así comenzar a bailar para ella. Sabía que gran influencia en mis actos tenía el alcohol pero poco me intereso, la verdad era que lo único que me interesaba esta noche era sacarme de la cabeza el maldito gusto culposo que estaba creciendo poco a poco.

— ¿Te importa si te la robo un momento? — Lucrecia miro a Nadia con soberbia — Por cierto, un consejo... Aquí no se usan toallas en la cabeza después de la ducha, querida.

— ¡Vuelvo pronto! — le grite a Nadia riendo.

Reí nuevamente al escuchar el bufido de Lucrecia.

— ¿Que pasa, Lu? Creí que te estabas divirtiendo — le grite en el oído mientras Caminábamos entre el gentío.

— Esta maldita fiesta no tiene nada de divertido, cariño.

— Creeme que tendré una larga charla con Guzmán.

— Callate _____, tu hermano no tiene nada que ver en esto — farfullo.

Me quedé callada ante su mal genio, por supuesto que tenía que ver porque los había visto en algún momento discutir sobre, seguramente, algún tema sin sentido. Conocía a ambos, desde que Lucrecia se había convertido en mi cuñada siempre habían peleas así por lo que casi no le había tomado importancia, pero a juzgar como estaba la mexicana supuse que esta vez había algo serio.

— ¿Que hacemos aquí? — bostece mirando mi habitación cuando Lucrecia cerro la puerta con seguro.

— Necesitamos hablar.

— Podemos hacerlo en otro momento, realmente no tengo interes en hablar sobre mi hermano.

— Dejate de pendejadas, ____ — me miro molesta por un momento pero luego suspiro desviando la mirada — Terminé con Guzmán.

Sentí que la ebriedad se me bajaba de golpe al escuchar su confesión, me quedé observándola en silenció mientras muchas preguntas se acomulaban en mi cabeza. Lucrecia se veía normal, bastante normal como para haber terminado con su novio de tres años y medio.

— ¿Me estas jodiendo, no?

— No — rodo los ojos — El muy imbécil esta enamorado de la pobretona de Nadia.

Ahí estaba el peine.

— Lo siento — ella negó.

— La verdad es que también estoy enamorada de alguien, carajo — la mire sorprendida.

— ¿Y entonces? Te hiciste un favor al terminar con mi hermano.

— Lo se — sonrió acercándose — El no puede aguantar otro día sin estar con la pesada esa y yo sin estar con esa persona.

— Deja el drama y dime quién carajos es el maldito.

Lucrecia río acercandose, la mire fijamente cuando sus ojos estuvieron a algunos centímetros de los míos. Aquellos brillaban de una forma que no supe descifrar pero admití que quede fascinada. Lucrecia era una mujer bastante hermosa, ahora que la tenía tan cercas podía detallar que en su rostro no había ninguna imperfeccion y me sentí mal por Guzmán.

— Siempre he sido una chica que sabe perfectamente lo que quiere — susurro sobre mis labios — Y esta vez no será la excepción.

— ¿Que? — mi voz tartamudeo.

Lucrecia me embriagó con su boca haciéndome callar. Un cosquilleo en mi estómago no dudo en aparecer al sentir los dulces labios de la Montesinos moverse sobre los míos expertos, pareciera que todo lo había tenido planeado porque no me opuse al gesto. Carajo, su boca se sentía tan bien. Una mezcla de sabores que combinaba perfectamente, se lengua hizo tacto con la mía y un fuerte jadeo se escapó de mis labios cuando un vaivén de sensaciones se apodero de mi cuerpo.
Estaba mal, pero al mismo tiempo estaba tan jodidamente bien.

— Joder.

— Eres como la puta manzana prohibida... — susurro con una sonrisa maliciosa — Pero no me voy a contener.

One Shots (GirlsxTu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora