100 ways + kim tae hyung

catorce

VENGANZA.

—Lo que quiero obtener de él es venganza, por eso estoy cerca suyo. 

—¿Venganza? Eso suena fuerte... ¿qué ha hecho para que te vengues?

—Acostarse con mi hermana menor, matarla después con su grupillo. El muy hijo de puta, no lo voy a perdonar.

—¿QUÉ?

No había salido de mi conmoción. Era peligro... Min Yoon Gi era tan oscuro y retorcido que me dio una punzada en los pulmones.

—Lo que oíste. El caso se cerró y quedó en suicidio, nada más ni menos. Maldito enfermo. Por suerte uso mi apellido americano, pero soy mitad y mitad. Yo me quedé a vivir con mi papá y ella con mamá aquí en Seúl. Cuando vine para visitarla... supe la noticia. Es horrible, Tae Hyung, no puedo perdonarlo. Nunca lo perdonaré. Lo odio, lo detesto y quiero escupir en su tumba de tener la oportundiad de ahorcarlo con mis propias manos... ¿Sabes? Fantaseé con eso, cuando se acostó conmigo y me dijo que era una diosa en la cama. Puto. Maldito desgraciado. Él y su familia de mierda.

***

Y ahora me ignoras. Ignoras mis llamadas después de que peleamos. Reconozco que he sido muy duro, pero no quería que estés con ese maltratador. Quiero hacerte entender por las malas porque, por las buenas no puedo. Y cuando respondes, es la voz de tu madre. Está en el teléfono llorando porque te ha dado una sobredosis, que corrieron al hospital hace una hora. 

Una sobredosis de pastillas para dormir.

Porque padeces de insmonio, estás inestable, te lo guardaste y no me lo has dicho.

Estuve tan cegado por ayudarte... que me siento un estúpido por no tener más cautela, por no poder darte más consuelo, por no poder decirte que no puedes luchar sola. No podemos abandonar la batalla, no puedes rendirte, Yu Ri. 

No quiero que seas una más, podemos salvarte, aún hay salvación.

Pero, ¿la hay?  ¿Realmente la hay?