dieciséis

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OASIS.

Me desarmo en sus brazos. Ella me sostiene, me arrastra hacia su sofá y me escucha llorar, romperme. Una parte de mi mente piensa que un pequeño porcentaje de tu caída fue por nuestra pelea, lo provoqué al hacerte creer que ya no íbamos a ser amigos.

Y es que estás mal, Yu Ri. Tanto que ahora estoy llorando de rabia, me siento impotente, acunado por un oasis que me brinda una tranquilidad que me hace cesar mi llanto lentamente.

Ella limpia mis mejillas con sus mangas. Me tranquiliza sin hacer preguntas.

—¿Quieres un té?

Asiento. Tengo los ojos hinchados, rojos. Estoy devastado. Y no debería pero... me importas.

Soy un imbécil.

A su regreso me tiende la taza. Resoplo el humo, sorbo y apenas sonreí al descubrir que era un sabor de frambuesa. Dulce y suave, su aroma es embriagante. Mejor que un remedio o un vaso de soju.

—Gracias por...

—No agradezcas, Tae Hyung. Necesitabas un hombro, un refugio y está bien. No nos conocemos lo suficiente pero... cambiaste mi noche. No salí a mi cita por ti.

—Lo siento, Steph... —Bajo la mirada, apenado—. No era mi intención cancelar tus planes.

—No te estoy regañando, tontito. Te estoy diciendo que comienzas a importarme.

Pestaeñeo. Las miradas se conectan, es como un hechizo. Es un deseo oculto y el silencio me invita a dejar la taza sin acabar sobre la mesita. Un sonido ligero pero no más fuerte que nuestros corazones acelerándose.

Estiro mi mano para atrapar la suya, tiro y la beso ante su psíquica invitación. Noto que sonríe sobre mis labios, es un dibujo enigmático, como victoriosa porque logré entender su indirecta.

Y yo también sonreí.

Su boca sabe mejor que el té de frambuesa. 

100 ways + kim tae hyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora