Conexión

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Emilio.

Aquí estoy trabajando en la reparación de un puente como obrero, nos encontramos en medio del mar y pasadas las horas mientras descanso después de un largo día de trabajo observo las estrellas brillando en el inmenso cielo y pienso en que tan diferente podría haber sido mi vida, si él estuviera a mi lado.

Joaquín.

Hoy las estrellas brillan con mas intensidad regalándome una vista hermosa del cielo, aquí sentado en el patio de la casa de mis sueños, es un momento de paz donde puedo encontrarme conmigo mismo.

-Hola papá ¿qué haces?- escucho la voz de Haley detrás de mi, mientras se va acercando hasta llegar a mi lado.

-Pienso, o evito limpiar- mientras hablo toma asiento a mi lado, mirándome con esa hermosa sonrisa que la caracteriza.

-Es una linda noche- dirige su vista al cielo, donde previamente se encontraba la mía.

-Está hermosa- asiento mientras miro al mismo punto y sobo mi cuello con notable cansancio. 

-Si lo es- puedo notar en su tono de voz algo diferente al alegre que suele usar todos los días, así que bajo mi vista hasta su rostro que refleja cierta incertidumbre lo que me lleva a fruncir el ceño.

-¿Cómo estas?- me decido a preguntar esperando inspirarle la confianza que necesita para abrirse conmigo, se que algo tiene pero no me gusta presionar a las personas, cuando ella sienta que quiere decir las cosas lo hará, aunque supongo que de algo quiere hablarme ahora que lo pienso, por algo salió a mi encuentro ahora, a mitad de la noche. 

-Bien- me mira y suelta el aire que parece haber estado reteniendo desde hace un rato -pienso en el otoño que viene, cuando me vaya, como va a ser el resto de mi vida, nada grave- su rostro parece relajarse usa ese tono burlón que aprendió de mi a lo largo de los años, lo que me hace sonreír, suelta una pequeña risa y se acerca un poco más a mi, permitiéndome sobar su espalda con cariño dándole confort.

-¿Sabes que hay civilizaciones enteras que solían creer que veían su destino en las estrellas?- ambos dirigimos la vista una vez más al cielo, mientras recarga su cabeza en mi hombro, dejándome descansar la mía sobre su lindo cabello rizado, puedo sentir su cuerpo relajarse a mi lado por completo.

Mientras me pierdo en el brillo que resalta sobre nosotros, una incertidumbre despertó dentro de mi, de un momento a otro es como si algo doliera, no puedo definir que es, es un mal presentimiento como si algo malo estuviera por pasar o pasando justo ahora, nunca antes me había sentido así, es tan fuerte el sentimiento que no me doy cuenta lo reflejo en mi rostro hasta que Hal me habla.

-Papá ¿estás bien?- escucho su voz pero no puedo retirar la mirada del punto en el que la deje fija, es como si una parte de mi no estuviera conmigo en este momento.

Emilio.

Dejo salir un suspiro al pensar en ese hermoso chico que un día tomo mi corazón, estoy perdido en eso, cuando un ruido me regreso a la realidad, gire mi rostro para ver que sucedía, vi los botes llenos de gasolina tambalearse con fuerza, de un momento a otro todo se convirtió en caos, la gente a mi alrededor corre buscando una salida, gritándose unos a otros indicando desalojar el lugar, me di cuenta que algunos de mis compañeros están caminando en dirección a un lugar inestable que se ve a punto de colapsar, así que trato de ayudarlos gritándoles que por ahí no, pero al llegar es demasiado tarde, al menos para mi, una explosión ocurre frente a mis ojos, me acerque tanto que tiene un impacto en mi, ocasionando que caiga, pero eso no me detiene, frente a mi alcanzo a ver a uno de mis compañeros lastimado en el piso, sin poder levantarse, así que acudo en su auxilio cargándolo sobre mis hombros.

-Jake, ayúdame, llévalo a cubierta- llamo a mi amigo en busca de apoyo, le entrego a la persona que llevaba en hombros, mientras me giro para ver si alguien más necesita ayuda, a lo lejos veo a otro hombre que fue alcanzado por algunas llamas que están comenzando a expandirse por su cuerpo, así que rápidamente busco a mi alrededor algo con que ayudarlo, encuentro una manta que tomo de inmediato, corro en su dirección y la coloco sobre él, dando ligeros golpes logrando mi objetivo, una persona más a salvo, en ese momento me percato de algo más.

-Va a explo....- mis palabras quedan en el aire, una nueva explosión ocurre cerca de mí, en esta ocasión me encontraba cerca de la orilla de la plataforma, por lo que con la inercia de la flama salgo volando en dirección al mar.

Al entrar en el agua pierdo la conciencia, o eso supongo ya que de un momento a otro no escucho nada, todo se torno negro y pierdo el sentido de la realidad, hasta que de la nada una luz aparece, es tan brillante que no logro distinguir nada, hasta que se atenúa un poco puedo distinguir un jardín precioso, lleno de flores de colores vivos, al fondo percibo una silueta moverse, es alguien caminando hacia mí, no es hasta que esta a pocos pasos que puedo ver bien ese rostro que me ha robado suspiros desde la primera vez que lo vi, es él, es mi pequeño Joaco, se ve exactamente igual que el día que lo conocí, un joven hermoso de 19 años con los ojos miel más grandes y bonitos que vi alguna vez en la vida, me mira con ternura y me regala una de esas sonrisas tan suyas que hacen a mi corazón latir con tanta fuerza que creo que de un momento a otro podría salir de mi pecho. 

Cuando abro los ojos no me encuentro con la imagen que tuve antes de desvanecerme una vez más, ahora me encuentro en un hospital, justo en este momento entra un doctor con papeles en la mano mientras me habla.

-Es un héroe para la compañía señor Marcos, los hombres que salvo van a estar bien, si sus signos se estabilizan podrá irse a casa hoy- el delgado hombre con bata blanca frente a mi baja las hojas de su campo de visión retira sus lentes de su rostro y me mira con orgullo, como si creyera las palabras que acaba de decir.

Camina hacia un aparato que hay en la habitación teclea algo en el mismo y habla con cierto asombro que se asoma en su tono de voz.

-Es increíble, estuvo en el agua casi cuatro horas y no sufrió hipotermia, la caída debió matarlo, es un milagro que este vivo señor Marcos, no hay otra palabra para describirlo- se gira en mi dirección y mi mente sigue dando vueltas mientras pienso en sus palabras, me pregunto porque razón no morí, pienso en eso, hasta que su voz interrumpe mis pensamientos.

-¿Podemos llamar a alguien para que venga por usted?- mi respuesta es automática.

-No gracias muy amable- una vez más me pierdo en mi mismo mientras el doctor se retira, dejándome solo.

Al ver que mis signos vitales permanecían estables me dejaron ir a casa, de camino a ella pienso que cuando era joven buscaba la forma de las cosas, una razón o un diseño, pero todo lo que me sucedía entonces se sentía como un accidente, así que perdí la fe, ahora que sobreviví a mi caída me pregunto si hay algún propósito en mi vida, tal vez tenía un camino destinado aunque no pudiera verlo con claridad, solo debía enfocarme un poco más para encontrarlo, puede que no sea tan difícil hacerlo, o quizás si.

Una parte de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora