Emilio
-Tengo que ir a Cleveland, Tom lo ha aplazado por semanas, ahora se lastimó la espalda y le preocupa el jardín, lo siento- Joaco me acababa de pedir que saliéramos a pasar la tarde juntos, pero no puedo fallarle a Tom, el jardín de la casa donde vivimos y el de la cabaña que compro junto a Clara son sus mayores tesoros, así que mi compromiso con él y ayudarlo a mantener bien aquellas cosas tan preciadas para él es primero, para mi suerte Joaco lo entiende.
-No, está bien amor, cuida el jardín de Tom- se acerca a mi pasando sus brazos por mi cintura atrayéndome a su pequeño cuerpo -lo suyo es urgente, lo mío no- me sonríe, así que lo tomo de las mejillas.
-¿El próximo fin de semana?- levanta un ceja dudoso pero después de ver mi cara de confusión suelta una de sus hermosas risas y asiente.
-Esperaré- contesta tan lleno de energía como siempre, le sonrío y acerco su cara a la mía para fundirnos en un beso.
-Compórtate- habla mientras se aleja de mi, caminando de espaldas para no dejar de verme.
-Lo haré- digo divertido con las manos en la cintura.
-No travesuras- niego con la cabeza haciendo un puchero logrando que se quede parado mientras muerde su labio inferior.
-Te amo- sonríe, causando el mismo efecto en mí.
-Yo también- asiente con la cabeza ante mi respuesta y sigue caminando de espaldas.
-¡Te amo, te amo!- comienza a gritar mientras se va alejando cada vez más lo que me deja riendo como tonto solo, pensando en lo afortunado que soy de tener a Joaquín a mi lado, con él en mi vida no puedo pedir nada más.
La cabaña de Tom es bastante grande y hermosa, esta decorada con colores pastel y muebles de madera, es muy confortante y cómodo estar aquí, lejos de todo, incluso puedo escuchar como corre el agua del algún río que debe estar cerca, me quedo con una camisa de tirantes mientras me pongo unos guantes de jardinería y salgo rumbo al jardín que parece ser más grande que la cabaña, esta lleno de flores por todos lados, así como viejas ramas secas, si necesita una limpieza a fondo, así que mientras más pronto empiece mejor, así que me pongo manos a la obra.
Después de varias horas trabajando por fin termine, me siento tan sudado y sucio que busco el lago que logre escuchar cuando llegue, no fue difícil, a unos pasos de la cabaña encontré un muelle, me acerque y quite la ropa sudada quedándome solo en boxers para entrar al agua de un salto, estaba bastante fría pero fue relajante.
Nade por un buen rato, hasta que me sentí agotado, necesito descansar así que salgo del lago, camino de regreso a la cabaña en ropa interior, al entrar encontré la toalla que deje antes de salir cerca de la entrada, la coloque rodeando mi cintura y fui a la cocina en busca de algo para comer, pero escuche un ruido proveniente de la habitación que se encuentra al fondo, lo que me sorprende porque no debería estar aquí nadie.
Camino inseguro por los pasillos, al llegar la puerta esta entre abierta, dejo salir un suspiro esperando que no sea nada malo, la abro y no en efecto no es nada malo, de hecho es todo lo contrario, abro los ojos como platos al encontrarme a Joaquin desnudo sobre la cama cubriendo su entrepierna con un cobertor vino, mirándome a los ojos fijamente, me recargo en el marco de la puerta con una sonrisa que se escapa de mis labios, me sonríe.
-Te dije que esperaría- habla coqueto mientras levanta una ceja sin dejar de sonreír, me quiero acercar a él pero mis pies no responden, hasta que con un gesto me pide caminar hacia él.
Al llegar al borde de la cama me senté a su lado pasando mis dedos por su cuello, se acercó lentamente a mi para lograr hacer que nuestros labios se encuentren, el beso se hace cada vez más necesitado, Joaco se recuesta en la cama dejándome encima de su cuerpo.
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Una parte de mi
RomanceEmilio y Joaquín se enamoraron cuando eran jóvenes, por circunstancias de la vida sus caminos se separaron por muchos años, hasta que la muerte de una persona importante en la vida de ambos los reúne una vez más ¿quedarán rastros del amor que una ve...