Emilio
-¿Qué harás cuando acabes la preparatoria?- estamos sentados en la parte más alta del mirador que me llena de paz, él decidió quitarse los zapatos por una extraña razón, tenemos los pies estirados frente a nosotros, así puedo ver aún más la diferencia de estatura al ver que mis piernas llegan al borde del lugar, chocando con el barandal, mientras que los de él apenas lo rozan.
-Eh....- suelto una risa nerviosa indicándole que en realidad no estoy seguro de lo que me depara el futuro.
-Bueno hablaré primero, voy a estudiar en Wayne una maestría en astronomía y astrofísica, quiero practicar en el observatorio astronómico nacional y después trabajar en la NASA y ayudar a descubrir todos esos secretos que tiene para contarnos el universo a través de las estrellas y todas sus formas, todo eso que se encuentra más allá de lo que vemos a simple vista- habla mientras come el helado que le compre de camino a acá y mantiene su vista fija en el cielo.
-¿Trabajaras con las estrellas?- pregunto con cierto humor en mi voz sin poder dejar de verlo, asiente emocionado mientras me mira de vuelta y quita con su lengua restos de helado de sus labios.
-¿Quieres tener una bonita familia?- por alguna razón esa pregunta sale de mi boca sin pensar, solo puedo ver fijamente sus lindos labios frente a mi.
-Si, me gustaría, podría adoptar una niña y llamarla Haley- su vista se aparta de la mía para regresarla al cielo.
-¿Cómo el cometa?- le pregunto levantando una ceja, causando una risita bajita de su parte.
-Si, pero solo le pondré una ele a su nombre para no sea tan obvio- aseguro levantando el mentón orgulloso de su respuesta, ocasionando una risa de mi parte.
-Que hermoso nombre- veo al mismo lugar que lo hace él, por alguna extraña razón empezamos a hablar como en un susurro solo para ser oídos el uno por el otro.
-Este es un hermoso lugar, jamás vi tantas estrellas- no dejamos de ver el cielo, pero de reojo puedo notar un brillo pasar por el miel de sus hermosos ojos, causando que sienta una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo.
-Me gustan las estrellas, me siento cerca de ellas acá arriba, cuando era niño construí mi propio telescopio- Joaco hace una expresión de sorpresa mientras me mira -no, es muy fácil- lo miro con una sonrisa.
-Si, lo sé, también hice uno- nos quedamos viéndonos unos momentos antes de regresar la vista al cielo al mismo tiempo.
-Te desapareciste un tiempo- después de varios minutos en silencio Joaco vuelve a tomar la palabra mirándome, hago lo mismo viéndolo a los ojos y hay algo en ellos que me dicen que puedo confiar en él sin miedo, así que por primera vez hablo con alguien sobre la situación de mi vida.
-Mi padre me saco de la escuela a los dieciséis, que me necesitaba en casa- juego con mis manos sobre mis piernas, nervioso por el tema, llevando mis ojos a ellas.
-¿Cómo te sentiste?- me presta tanta atención como nadie me la había puesto nunca antes.
-No sé- levanto la vista de mis manos y la dirijo a él -supongo que no me gustaba tanto, hice todo para regresar- me paso la lengua por los labios.
-¿Te sentiste mal al regresar?- a penas me doy cuenta que al parecer Joaco había puesto su atención en mí mucho antes de que me diera cuenta.
-Algo- asiento mientras vuelvo a mirar mis manos -solo quiero terminar, ¿me entiendes?- de reojo lo veo asentir con la cabeza.
-¿A que universidad quieres ir?- pregunta cambiando el aire del ambiente con su tono de optimismo usual.
-¿Crees que todos iremos a la universidad?- mi tono de burla me sorprende hasta a mi, lo miro a los ojos para ver su reacción y me sonríe.
-Las personas que construyen sus propios telescopios lo hacemos- habla tan seguro de sí que me hace sonreír por sus ocurrencias.
-No sé, es solo que, no es algo que pueda hacer ahora- me mira serio antes de preguntar.
-¿Es algo que quieres hacer?- ahora yo también me pongo serio.
-¿Te interesa?- frunzo el ceño, seguido de él.
-Solo contéstame- trata de intimidarme con la mirada y de alguna forma lo logra por lo que me río nervioso y aparto mis ojos de él.
-¿No has pensado en mejor ser abogado?, serías muy bueno- lo miro de nuevo.
-¿Quieres hacerlo o no?- sigue serio, parece ser que no se dará por vencido hasta que le de una respuesta.
-No- finalmente respondo, una sonrisa se dibuja en su rostro.
-Eres mal mentiroso- muerde la esquina de su labio para después manchar mi mejilla con un poco de helado -que lindo- nos quedamos perdidos en los ojos del otro y me doy cuenta que no hay estrella más bonita en el mundo que las que brillan a través de sus ojos miel.
-Me gustaría repetir esto- me atrevo a decir mientras caminamos de regreso al granero -me bañaría, me presentaría a la cita, te impresionaría- provoco una risa en él, eso me hace sonreír, tiene la más linda risa que he escuchado.
-¿Lo prometes?- lo veo abrazarse más con mi chamarra, que coloque sobre sus hombros ya que al parecer Joaco es un inconsciente del clima que cree que el frío no le hará nada si usa un crop top rojo como única prenda que le cubra el pecho de un resfriado.
-Si, lo prometo- mantengo la sonrisa que no ha desaparecido de mis labios después de limpiar mi mejilla con una servilleta para después ayudarlo a levantarse y sigue ahí ahora.
Noto como empieza a caminar más lento, hasta que se queda parado, hago lo mismo quedando de frente a él y nos vemos fijamente a los ojos, hasta que camino a sus espaldas, provocando que voltee en mi dirección, tomo una pequeña rosa roja de la enredadera y se la doy, nos sonreímos mutuamente.
Estoy en una lucha interna conmigo mismo, lo tengo aquí frente a mi, mirándome con esos ojos tan lindos que tiene, a solo unos pocos centímetros de mí, quiero besarlo pero no sé si deba hacerlo, no quiero asustarlo, pero también me pregunto de no hacerlo, y ¿si el quiere que lo haga?, ah demonios ¿por qué esto tiene que ser tan complicado para mi?
Sigo en mi debate mental y cuando al fin me decidí a arriesgarme Joaco se acerca rápido a mi juntando nuestros labios en un tierno beso.
Cuando se separa, lleva una de sus manos a sus labios y me mira con una sonrisa -creo que quería hacer eso- asiento mientras miro al suelo.
-Yo también quería hacerlo- lo miro de nuevo a los ojos y sonrío.
-Me agrada escucharlo- susurra tan cerca de mí, que no puedo controlarme y me acerco de nuevo a él para darle otro beso, es más duradero por lo que puedo llevar mis manos a su delgada cintura, mientras me rodea por el cuello con sus brazos.
Me separo un poco en busca de aliento -no me molestaría repetirlo- seguimos tan cerca que puedo sentir su respiración sobre mis labios.
-Entonces repítelo- susurra dándome el impulso de hacerlo de nuevo, dentro de mi algo despierta, es un sentimiento increíble, nunca creí en esos inventos de las películas donde cuando besas a alguien sientes que explotan millones de fuegos artificiales a tu alrededor, hasta hoy que lo siento, no solo en el ambiente, dentro de mi hay una explosión de emociones que no soy capaz de explicar, pero tampoco me preocupa hacerlo, me conformo con sentirlo.
Sus labios moviéndose tan dulcemente sobre los míos me hacen creer que este el inicio de lo mejor que podrá pasarme en la vida provocando una calidez en mi pecho que no había sentido antes y no imagine sentir.
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Una parte de mi
RomanceEmilio y Joaquín se enamoraron cuando eran jóvenes, por circunstancias de la vida sus caminos se separaron por muchos años, hasta que la muerte de una persona importante en la vida de ambos los reúne una vez más ¿quedarán rastros del amor que una ve...