Coqueteo

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Emilio

Cuando acepte venir con mi primo a la cafetería nueva que inauguro ayer nunca pensé que tendría una vista tan linda, ante mis ojos unas mesas más allá de donde me encuentro, un chico lindo está riendo en compañía de otras personas, pero mi único foco de atención es ese pequeño castaño que lleva puesto un overol militar sobre un crop negro que deja ver un abdomen plano y una cintura tan pequeña que creo podría rodear con la palma de mi mano.

-Listo Emilio- alcanzo a escuchar a lo lejos -¿Emilio?- ahora la voz suena más cerca pero no puedo apartar la mirada de ese chico, hasta que mi primo pasa su manos frente a mis ojos.

-Llego la comida- doy un pequeño salto en mi lugar y lo miro con una sonrisa de disculpa.

-Gracias Vero, ¿cómo estás?- pregunto a la novia de mi primo que trabaja como mesera en el lugar.

-Vomitó mucho- Manuel me contesta con una mueca de asco.

-Pero ya no, estoy bien- se defiende ella, dándole un ligero golpe a mi acompañante en la espalda, para después dejar un beso en sus labios, regalarme una sonrisa y alejarse para seguir trabajando.

-Es preciosa- Manuel pone cara de tonto, lo que ocasiona una carcajada de mi parte.

-Si lo es- lo miro dudoso antes de preguntar, se que es un tema complicado para ellos -¿estas bien?-

Me mira con una mueca que no se descifrar antes de responder -sí será difícil pero sus padres son buenos con nosotros, no nos juzgan, quieren elegir el nombre de nuestro hijo, solo espero que no sea horrible- ambos nos reímos.

-Sé que es una locura, somos jóvenes pero el otro día sentí ese latido diminuto y no se- suspira -me hizo sentir feliz- puedo notar la ilusión crecer a través de sus ojos, así que solo puedo sonreírle de vuelta.

-Que bueno Manu, de verdad- muy a mi manera trato de darle todo mi apoyo, decidimos dar por terminada nuestra reunión así que pagamos y antes de abandonar por completo la cafetería le dedico una mirada más a aquel castaño risueño antes de salir del lugar.

Por alguna extraña razón el auto de Manu y Vero que van frente a mi decidió dejar de funcionar justo a mita del camino, causando reproches de los autos que se encuentran detrás de nosotros, así que decidí bajar a ayudarlos, le pedí a Manu que dejara a Vero en el volante y pusieran el coche en neutral para así nosotros empujarlo hasta un lugar donde no estorbe a los demás.

Trate de concentrarme en eso pero el claxon de un coche en especifico me desespera, al mirar me doy cuenta que son un grupo de chicos que por su vestimenta parecen ser parte de un equipo de americano, gritan cosas que me molestan y decido acercarme a encararlos ya cansado de su actitud.

-¿Nos van a ayudar a empujar o nos van a seguir molestando?- hablo serio pero tranquilo sin apartar la vista del conductor, un chico rubio, algo robusto con cabello largo peinado hacia atrás, que me mira como si fuera poca cosa.

-Ya nos vamos, perdón- se acomodan en sus asientos, por lo que agradezco con la cabeza y me doy la vuelta para seguir mi camino cuando escucho de nuevo el claxon sonar acompañado de sus estúpidas risas burlonas, pero decido ignorarlos al darme cuenta de que discutir con ellos no me llevara a nada bueno, además, Vero y Manu me están esperando, así que sigo mi camino sin mirar atrás.

-Hola- de repente una dulce voz suena a mi lado mientras empujo el coche, al girarme veo al lindo castaño que estuve mirando antes en la cafetería sonriendo para mi mientras me ayuda a empujar el coche.

-Alto- toco la ventana trasera para que Vero me escuche y se detenga ya cerca de la banqueta dando paso a los demás coches para que puedan seguir su camino.

Una parte de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora