Cueva

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Sentado en el frio y duro piso de aquel lugar, Blake Langermann miraba a su amante bailar alrededor del fuego

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Sentado en el frio y duro piso de aquel lugar, Blake Langermann miraba a su amante bailar alrededor del fuego. A su alrededor todo su grupo cantaba y hacia ruido con sus palmas o con algunos instrumentos.

El mismo tenía un tambor que Val le había pedido tocar.

El ruido era incesante, sumamente fuerte y las paredes de la caverna hacían eco a su alrededor. Era algo increíble, le encantaba como aquellas luces parecían bailar alrededor de Val.

-ven a bailar conmigo Blake-dijo ella, mientras le hacía levantarse.

Él se movía tímidamente, lamentablemente no sabía bailar, así que solo podía dar pasos cortos, mientras alzaba sus brazos dejando que Val hiciera lo que deseara con él.

Podía sentir los pechos de ella restregándose contra su espalda, mientras sus manos se encargaban de acariciar su cuerpo. Por suerte para ambos estaban completamente desnudos, todos de hecho lo estaban.

-val...-

-quiero que me hagas un pequeño favor mi amado Blake-dijo mientras lamia desde su ceja hasta su barbilla.

Blake a sabiendas de lo que su novio quería, se hinco ante él, y tomo el miembro de Val.

Estos cambios de cuerpo a veces lo asustaba, pero el sexo con alguien como Val era increíble, podía besarla como mujer, y después su versión hombre lo penetraba.

Él no era gay, pero esta experiencia era alucinante, no tenía control de su cuerpo ni su mente, se sentía tan libre, ya no estaban todos esos prejuicios de su familia, ni la sociedad ni la iglesia que le criticaban por actuar diferente a otros.

Se sentía tan bien, como pasar una tarde con sus amigos.

Waylon y Miles siempre le hicieron sentir libre, podía ser el mismo con ellos, decir lo que pensaba e incluso sus manías de limpieza no les molestaba, de hecho, le apoyaban. Y ahora con Val sentía eso todo el tiempo, a ella no le importaba cuando barría el lugar donde iban a dormir, mirar aquellas luces cegadoras se había vuelto un habito entre ellos.

-eres perfecto para mi Blake Langermann-dijo val, mientras acariciaba sus cabellos.

Su miembro se rozaba contra su lengua y chocaba con su garganta, tenía un sabor salado y de cierta manera terrosos, pero de cierta forma le encantaba.

-para...-ordeno de golpe, sacando su miembro de inmediato- recuéstate Blake-

El no pudo evitar obedecer, se colocó boca abajo y alzo sus caderas para ofrecérselas al hombre que se lo ordenaba.

La penetración fue rápida y sin aviso, estaba ya tan acostumbrado que no necesitaba más que el pene de Val.

A su alrededor podía escuchar los gemidos que emitían los demás miembros de esta "familia", que imitaban el placentero acto que Val y el llevaban a cabo.

Y desde la puerta volvió a ver a aquel pequeño peluche rosado, ya había perdido la cuenta de las veces que había aparecido ante él, burlándose de la forma en que Val le sometía.


Saludando con su pequeña patita de tela, mientras cerraba la puerta de la cueva.

Muñecos en la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora