Waylon Park, después de tantos años al fin volvemos a vernos.
Sigues igual que el ultimo día que te vi, aquel maldito día.
Quien diría que conocerte seria mi más grande desgracia.
*
*
La primera vez que vi a Waylon, fue el día que se mudó a esta casa, justo enfrente a nosotros. Yo como buena vecina decidí llevarte un regalo, algo que te hiciera sentir bienvenido.
Mi famoso pay de manzana con caramelo, ganador de varios premios, por cierto. Tú eras tan joven entonces, solo tenías 17 años.
Me contaste que eras huérfano, eso movió algo en mí que me exigía protegerte y cuidarte, y por ende mi Eddie debía hacer lo mismo. Mi niño tenía entonces 19 años, y ya era un aclamado sastre al que toda novia acudía para su gran día.
Eddie era un hombre hecho y derecho, lo había educado con todo el amor y la disciplina que pude. Él era mi vida y mi ser, todo mi mundo.
Y tú te atreviste a tocarlo con tus sucias manos.
Eddie me dijo un día que estaba muy enamorado, no dejaba de hablar de los suaves y sedosos cabellos rubios, de la perfecta estructura ósea, ni de la piel como seda. Fui una estúpida al no darme cuenta que hablaba de ti, de haberlo hecho no hubiera dejado que esto llegara tan lejos.
Jamás hubiera aceptado esta relación, era un pecado que dos hombres estuvieran juntos, y más aún mi hijo.
Me yo jamás le haría daño a Eddie, él es mi niño pequeño, y yo debía protegerlo.
Pero tú, tu solo eras una sucia rata que quería mancillar el honor de mi hijo, y debías ser eliminado lo más pronto posible, antes de que alguien más se diera cuenta de esta relación.
Por eso te cité una tarde en tu casa, tu parecías feliz al creer que aceptaba esta abominación, pero eras solo un ingenuo, apenas te despistaste puse solo tres pequeñas gotas en tú te, y tu como un idiota lo bebiste todo, fue tan divertido verte caer inconsciente.
Entonces te lleve hasta aquella habitación donde tu trataste de acostarte con mi hijo, corte tus venas e hice que todo pareciera un suicidio.
Me fui tranquilamente de aquella casa, pero las cosas no mejoraron.
Eddie te encontró y llamo a la policía, ellos confirmaron mi historia, Waylon estabas tan enfermo que la salida más fácil fue la muerte, Eddie entonces insistió en enterrarte en el jardín.
Yo no vi nada de malo con ello, de no ser porque ambos comenzamos a ver tu maldita cara asomarse desde el ático.
Mirabas melancólico hacia mi casa, o al menos eso dijo Eddie la primera vez que te vio.
Yo pensé que era una estupidez, pero entonces tu comenzaste a actuar extraño, sé que siempre te gustaron esas muñecas, pero ahora las fabricabas sin parar, incluso te mudaste a aquella casa y abriste tu taller ahí.
Darling.
Las mujeres adoraban el nombre, pero yo sabía que era en honor a ese infeliz.
Me había deshecho de Waylon Park, pero ni la muerte hizo que mi hijo te olvidara.
Eddie se obsesiono con encontrarte, con traerte de vuelta.
Decía que podía escucharte cuando estaba en su habitación, que tú le rogabas que hiciera más muñecas, que le pedias amigas pues te sentías tan solo.
Yo enfurecía ante esto, pero no podía dejar a mi Eddie solo, así que si, mate a esas prostitutas, que se burlaban de mi hijo con sus grandes bodas, restregándole todo ese amor y felicidad mientras él tenía su corazón roto.
Nadie podría ser feliz mientras mi Eddie sufría, y si Waylon quería más muñecas, quizás así me perdonaría y dejaría a Eddie en paz.
Lo que nunca imagine es que esas muñecas serian mi final, Lynn Langermann te maldigo maldita bruja.
Ella sabía lo que yo hacía, lo que la casa nos hacía a todos.
Fue ella quien entro por propia voluntad a la casa, quien le pidió a Eddie hacer una muñeca de ella, y a cambio ella le diría toda la verdad sobre su Darling.
Yo trate de detenerla en cuanto me entere, Eddie nunca debía saberlo, pero fue tarde, las mismas muñecas que yo creer, cobraron venganza gracias a mi amado hijo.
-fue tu madre, ella mato a Waylon-dijo en su lecho de muerte esa bruja.
Eddie me miro entre lágrimas.
-yo lo amaba madre...y tú nos condenaste a los dos-
-solo quería protegerte Eddie-
-ahora somos parte de Mount Massive madre-dijo mi Eddie, antes de tomar su vida con unas tijeras.
Ver morir a mi hijo frente a mí, fue el dolor más grande de todos.
Ni todo lo que esas pequeñas bastardas me hicieron dolió como ver las lágrimas de mi Eddie.
Pero nada de eso importaba, ahora estábamos juntos por la eternidad, y yo podría encontrar a alguien que te hiciera feliz Eddie.
Alguien que Mount Massive pudiera tomar.
Quien diría que después de tantos años, la casa decidiría regresar a Waylon.
Porque si, nada dentro de estos muros es coincidencia, esta casa tiene un plan para todos nosotros, incluso para esa maldita de Lynn.
Aunque estoy segura que el hecho de que ella este afuera de Mount Massive, tiene más que ver con Richard Trager que con esta casa.
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Muñecos en la Noche
FanfictionMiles acababa de mudarse, tenia un trabajo perfecto y dos mejores amigos. Es por ello que no entendía porque le estaba pasando toda esta pesadilla. Y todo comenzó cuando encontró ese maldito muñeco.